𝐂𝐀𝐏Í𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐅𝐈𝐍𝐀𝐋

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Hogar, dulce hogar

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Hogar, dulce hogar. Finalmente, al cabo de diecisiete horas de viaje ya estábamos pisando tierra australiana, dirigiéndonos en un taxi a nuestro próximo destino, el cual se trataba de nada más y nada menos que mi humilde morada, terminando de una vez por todas con aquella fatídica travesía por la que ambos pasamos durante tanto tiempo.

Estábamos sentados en los asientos traseros del auto, tan exhaustos, que no hacíamos más que dormitar durante todo el trayecto, apenas me di cuenta cuando habíamos arribado nuestro destino.
El auto se detuvo frente a la ostentosa casa de la que era propietario y a continuación me dispuse a pagar con los últimos centavos que me quedaban al, aparentemente también cansado conductor, mientras que el rizado comenzaba a desperezarse, estirando sus extremidades cual felino.

—¿Ya llegamos?—Preguntó tallándose un ojo con su mano derecha.

Mmhm..—Asentí con mi cabeza mientras guardaba en mi bolsillo el cambio.

No esperó más y se apresuró a tomar mis maletas, se bajó del automóvil de un brinco sin importar que yo siguiera dentro y se quedó quieto frente a la casa, detallándola minuciosamente con la mirada.
Me bajé del automóvil luego de tomar la otra maleta y me acerqué hacia donde él estaba. Palpé suavemente su hombro en un intento de regresarlo a la realidad, pues parecía haber quedado ensimismado con la estructura de la casa.

—¿Aquí vives?—Indagó con cierto asombro en su voz, observando cada detalle de la construcción con los ojos bien abiertos.

—Sí, aquí viviremos.—Respondí invitándolo con mi brazo a acercarse al porche.—Es lo único que heredé de mis padres, ¿Te gusta?

Sonrió ampliamente revisando los pomposos árboles que adornaban el jardín de la entrada con júbilo.

—Es asombroso, ¡Me encanta! Me recuerda mucho a la casa de Londres.—Respondió alegremente e inmerso en todo lo bello que decoraba su alrededor.—¡Viviremos más que cómodos aquí, es perfecto!

—Me alegra que te guste.—Le dije sonriente y satisfecho con su opinión.

Estando frente a la puerta toqué la puerta algunas veces, lo suficiente como para que Mary me oyera y nos atendiera rápidamente, pero tan pronto como se abrió la puerta realicé que a Loki nunca le había mencionado palabra alguna sobre la joven Mary, y cuando mis ojos fueron desesperados para encontrarse con los suyos me topé con un confundido semblante de su parte. Lo más probable es que se enojaría una vez más conmigo por no haber mencionado a la rubia.

—¡Christopher! ¡Regresaste!—Exclamó la pequeña rubia tirándose a mis brazos, fundiéndonos en un espontáneo abrazo que me obligó a inclinarme un poco, pues la fémina era media cabeza más baja que yo. Emití una risa nerviosa mientras que con mi brazo libre le devolvía el abrazo, al tiempo que trataba de analizar el semblante del rizado, quien tenía el ceño fruncido en una alta señal de confusión.

❝ 𝐁𝐄𝐀𝐔𝐓𝐈𝐅𝐔𝐋 𝐁𝐎𝐘 ❞ | 𝒉𝒊𝒅𝒅𝒍𝒆𝒔𝒘𝒐𝒓𝒕𝒉/𝒕𝒉𝒐𝒓𝒌𝒊 𝑨𝑼Donde viven las historias. Descúbrelo ahora