Prólogo

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Jungkook era un niño tierno, tímido y muy dulce, con una peculiar sonrisa, que lo hacía lucir como un adorable conejito, sus ojos eran negros y expresivos, le gustaba jugar y competir con su hermano mayor Taehyung.

Comía dulces cuando su padre Jin no lo veía,  cuando su padre Namjoon se los regalaba a escondidas.

Hacía travesuras como todo niño, poniendo bolas de chocolate en el ramen de su padre Jin.

Su hermano Tae siempre jugaba a los videojuegos con él, siempre estaban juntos, siempre lo protegía de los demás.

Tenía una familia...

Y ahora, se preguntaba ¿Cuando los volvería a ver de nuevo?.

Su cuerpo está dolorido, tenía miedo, mucho miedo, todo era oscuro en ese lugar, tenía frío,  tenía hambre, él no sabía si era de día o de noche, el no tenía idea de la noción del tiempo, él solo podía llorar y preguntarse...

¿Por qué le estaba pasando esto?

Debía haber sido un niño muy malo, quizá fue porque no quiso jugar con su hermano Taehyung, pero él no podía,  se sentía muy cansado.

Quizá fue, porque tomó demasiados dulces cuando su padre Jin, solo le permitió dos.

O quizá fue por aquella ocasión  en la que no quiso bañarse y enlodo todos los muebles de la sala.

Quizá fue porque acababa de arruinar el pastel de cumpleaños de Chim Chim, pero le había pedido perdón y le había prometido algo que era un secreto entre ellos dos.

Su infantil mente trataba de  hallar motivos del ¿Por qué esto le estaba pasando a él?.

Si, este debía ser su castigo concluyó o simplemente no debió alejarse  tanto de sus padres y su hermano.

No debió acercarse a aquella camioneta, cuando aquel señor le ofreció dulces, no debió tomarlos.


No, el fue demasiado ingenuo pero era un niño de seis años.

Lo último que vio antes de ser alejado de su familia, fue a su hermano Tae correr hacia él.

Él quería ser salvado...

Él quería ser rescatado...

Él  quería correr ...

Él  quería ser fuerte, y a pesar de que mordió al tipo en el brazo no pudo soltarse de su agarre, ya era demasiado tarde.

Él,  lo había perdido todo.

Ahora  era un juguete, un juguete sexual  le había dicho ese hombre, que ahora le pertenecíaque haría con él lo que quisiera.

Que se olvidara de todo y de todos, porque  nunca escaparía de él.

...

Con el tiempo, ya no sentía,  ya no lloraba,  gritaba y tampoco llamaba a su padre Namjoon para que lo sacara de allí,  no intentaba escapar. Dejó de luchar.

Él sabía que lo había intentado todo.

Olvido el color del cielo, el sabor del ramen de papá, ¿Sus padres, lo estaran buscando o se habrían  olvidado de él? Cada día se preguntaba, ya habían pasado tres años en cautiverio...

Se sentía sucio, humillado, tenía moretones en todo el cuerpo, y las cadenas en sus pies le apretaban y lastimaban su piel.

Había aceptado su realidad, estaba solo, nadie vendría a ayudarlo, por más que gritara nadie le escucharía.

A pesar de su miedo, ya no peleaba, ya no desafiaba y eso lo hacía un juguete viejo y roto.

Un día fue llevado al bosque, él  sabía que moriría, él  sabía que pasaría, pero algo dentro de él, no quería morir.

Así que rogó por su vida e hizo muchas promesas.

Prometió hacer todo lo que pidiera... prometió no escapar...prometió no llamar a la policía, ni contar a nadie lo que había pasado....prometió nunca hablar de su familia y olvidarse de ellos....

Prometió quedarse con él...Para siempre.

Cuando Estuve En Tú LugarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora