La adrenalina corría por sus venas, aumento la velocidad en cada calle, llamando la atención de cada transeúnte, a lo lejos escucho a alguien llamándole, él no tenía tiempo para saludos, ni conversaciones triviales, había dado la vuelta a toda la parte oeste de la ciudad, hasta que un pensamiento lo detuvo, nunca aseguró la puerta del cuarto, del sótano, de la casa, nunca echó llave, su corazón se detuvo, esta era la oportunidad de Jimin de irse y estaba debatiéndose consigo mismo, si darle la oportunidad de escapar, o no, aumentaba la velocidad, cuando pensaba en que no podría soportar estar lejos de él, o la disminuye, pensando en que quizás era lo mejor, e intentaba darle tiempo por si aún no ha salido.
Estaría seguro con su familia, cómodo, incluso sería mucho más feliz, porque él no podía darle todo lo que merecía.
Tal vez cada quien tenía que volver con su vida de antes, pero si por allí estuviera Chang y lo encontraba ¿y si nunca regresaba a casa?, ¿y si se perdía? esos pensamientos estaban atormentando lo, torturandolo y entonces aumentaba la velocidad, había una estación de policía a unas tres cuadras, él podía haber llegado a salvo, hasta allí, ya debieron haber comunicado a sus padres, debía estar feliz, quizá por fin era feliz como nunca lo sería con él, debía renunciar a aquel rubio pero ¿Porqué dejarlo ir...Era tan difícil?.Y si lo encontraba por allí divagando por las calles, pensaba en ¿Que haría?...¿Lo dejaría ir?... ¿o lo llevaría a rastras a casa?.
Cuando estuvo cerca, se detuvo mirando aquella casa, suspiro, debía enfrentar la realidad y aceptarla, él solo tenía que conformarse.
Había sobrevivido mucho tiempo sin él, podía seguir adelante, aunque tuviera que arrancarse el corazón, para olvidarlo.
Estacionó la bici y subió despacio, abrió la puerta, cerró los ojos al entrar, tenía miedo de estar solo otra vez, soltó el aire retenido en un profundo suspiro y abrió los ojos, la casa estaba silenciosa, tenía ganas de ir corriendo al sótano y confirmar si él seguía allí, fue despacio y lo confirmó, la puerta estaba abierta y aun estaba el desayuno intacto en la bandeja, golpeó la pared, ese sentimiento de abandono se sentía horrible sin importarle que se había hecho daño en su mano, había un dolor más agudo en su pecho, quería gritar, salir allí afuera y volver a meterlo al sótano, atrajo la almohada de Jimin abrazándola, su olor seguía allí, esto era lo mejor, Jimin no merecía esta mierda de vida, pensó.
Camino llevando la almohada y la bandeja la dejo en el lavadero no tenía ganas de lavarlo, quería estar en su cuarto y dormir un poco, fue hacia su habitación devastado, llevando consigo la almohada aferrado a su cálides, la única huella de su existencia; de que un día un lindo rubio le perteneció, abrió la puerta y su respiración se detuvo, las cortinas se agitaban y una silueta reposaba allí, la luz del sol, le daban un aspecto angelical, una cabellera rubia estaba sentado en la encimera de la ventana de su habitación sosteniendo al gato calico de la vecina en sus brazos, sonrió sentó al gato a un lado y corrió a abrazarlo muy fuerte Jungkook dejo la almohada tirada en el piso, parecía un sueño, ¿Acaso era real?, había un silencio cómodo, podía escuchar la respiración tranquila del pequeño entre sus brazos.
Y la mirada del gato sobre ellos, luego se giro y salto por la ventana alejándose y dejándolos solos, en su burbuja, en su sueño.- Pensé....¿Porqué no te haz ido? - susurro en el oído del rubio.
- Yo....lo intente....pero...no quería.- levantó la mirada hacia el castaño. Sonrriendole, Dios si lo perdiera, ¿Dónde podría encontrar una sonrisa igual?, nunca.
- Por favor, no me digas que, solo te quedaste para despedirte de mí, no puedes ser tan malvado - dejó un casto beso en sus labios.
- No, yo no, pero, te quiero, eso me detuvo. - sus mejillas estaban sonrojadas.
Un silencio se instaló entre ellos, Jungkook se tenso por eso último "te quiero", nadie en sus once años, le habían dicho algo así y se sintió cálido, tanto que no dudo en corresponder a esa muestra de afecto; a esa palabra que lo hacía sentir mariposas en el estómago.
- Yo también te quiero Jimin, incluso si te hubieras ido, yo igual te querría, yo te quiero, te quiero - repitió Jungkook, estrechando lo aún más en sus brazos, besando sus mejillas, mientras Jimin reía enternecido, los "te quiero" del pelinegro valían la pena el haber decidido quedarse.
Sabía que quizás había botado por la borda su único pasaje a la libertad, con su familia, con sus amigos, con su antigua vida, y aunque fuera encerrado de nuevo en aquel oscuro sótano, ya no le importaba.
Quería quedarse con él, y quizás convencerlo de escapar juntos.
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Cuando Estuve En Tú Lugar
FanfictionDespués de ser secuestrado a temprana edad y sufrir abuso sexual durante 3 años en cautiverio, Jungkook hace promesas a su secuestrador, para salvar su vida. Promete no escapar y olvidarse de su familia... Con el paso de los años, Jungkook cumple ca...