Capítulo 4

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Jungkook no sabía lidiar con niños o adolescentes menores que él, nunca se acercaba a ellos o los evitaba.

Tenía muchas razones para ello, pero Jimin, era un niño o eso parecía y se le estaba agotando la paciencia, se había negado a comer, él  de cierto modo Lo entendía,  también dejó de comer cuando estuvo en su lugar, pero sabía que no valía la pena dejarse morir de hambre.

Pensó en dejarlo sin comer un día entero, sin embargo al día siguiente volvió a negarse, y Jungkook comparaba situaciones.

A él, lo violaban cada día, no lo dejaban ducharse y estaba atado todo el tiempo en una posición incómoda, al contrario de Jimin, Jungkook le había desatado para que pudiera moverse, incluso sólo le había Encadenado un pie, así podía moverse en la habitación,  le había traído algunas mantas más abrigadas, papel higiénico,  cepillo de dientes, pasta dental y un shampoo que era mucho más de lo que él, había tenido por tres años encerrado allí.

Simplemente sentía que Jimin era un mal agradecido.
Quizá ser indulgente con él, era el problema, lo había mimado demasiado.

- Comerás Jimin, ¿quieras o no? - Lo sentó y lo empujó a la pared, con su gran mano presionó la mandíbula para que abriera la boca, mientras que con la otra sostenía una cuchara con sopa de pollo. Le dio el primer bocado y luego el siguiente y el siguiente llenando su boca Hasta que se le abultaron las mejillas, definitivamente era un niño, se negaba a pasar la comida, la retenía en la boca con el ceño medio fruncido.

- Traga Jimin, ¡hazlo! - grito asustando más al pobre chico, Jimin negó con la cabeza, el podía llegar a ser terco y orgulloso. ....Niño caprichoso....
Apretó la nariz del rubio para obligarlo a tragar pero este Lo escupió todo en la camisa blanca de Jungkook y él....... explotó.

Tomó el plato y lo aventó con furia al piso, su mirada fría y penetrante, hizo temblar a Jimin en auténtico miedo haciéndolo arrepentirse de haber escupido la comida.

- ¡ERES UN MALAGRADECIDO, DEBERÍA DEJAR QUE TE VIOLARAN! - grito rojo de la rabia, haciendo puño con sus manos y apretando la mandíbula hasta hacerla crujir, quería enseñarle a respetar, golpearlo, abusar de él, pero se contuvo.

- No por..por favor- rogó Jimin entre lágrimas con un temblor en su voz cubriendo su cara con sus manos llorando incluso más alto.

Jungkook se preguntó¿Porqué se sentía tan bien, verlo someterse y llorar?. Porque una parte de él se sentía bien con provocar  dolor en otros, ¿ Era esto lo que sentía Chang cuando lo veía rogar?

Se sintió enfermo, sintió asco de sí mismo, por sentir algo tan malo, tan inapropiado.

- ¡DEJA DE LLORAR! - rugió en el mismo tono de voz que vio el cuerpo de Jimin dar un respingo por el susto, impregnando más miedo en el rubio, quien acallo sus sollozos apretando sus ojos con fuerza para retener las lágrimas, mientras sus labios temblaban.

Jungkook se quedó en silencio respiro profundo contando Hasta 10, para calmarse sin quitar la vista de encima a Jimin. Podía hacer lo que quisiera con él, sin embargo no era correcto.

Se sintió culpable, preso de un sentimiento desconocido que hizo que en un impulso lo apretara entre sus brazos, intentando consolarlo, algo dolía dentro de él, ¿Su corazón quizás o su conciencia?, no lo sabía,  pero no importaba lo único que quería era que dejara de llorar.

- Lo siento, Perdóname, solo quiero que te alimentes - susurro en el oído de Jimin, el cual se estremeció, sintió un beso en su frente, y como poco a poco se alejaba no abrió sus ojos temía verlo y tener miedo, escucho como recogía trozos rotos y como limpiaba el piso, escuchó pasos que luego se detuvieron un suspiro y como se cerraba la puerta y el clic de la cerradura.

Volvía a estar solo.

Se recostó con los ojos cerrados en posición fetal, limpio sus lágrimas con las manos escondiendo su rostro entre las mantas blancas.

El pelinegro lo confundía, primero le gritaba y luego lo consolaba, era su culpa lo sabía, pero sintió cálido cuando fue abrazado, se sentía protegido entre sus brazos y a la vez una parte de él sentía miedo.

No volvería a negarse a comer, no quería volver a sentir miedo del pelinegro.

Se sintió tonto y un mal agradecido la verdad tenía mucha hambre, un día entero sin comer y había arruinado el almuerzo.

Había conocido la parte solidaria del pelinegro, tomó el  portacepillos entre sus manos tenían calcomanías de conejos y sonrió lo apreso contra su pecho.

Tenía un sentimiento extraño cada vez que lo miraba, parecía familiar una calidez familiar, ese abrazo le había transmitido un sentimiento que sólo sentía cuando Kookie lo abrazaba, le resultaba un deja vu.

No volvería a enojar al pelinegro se dijo mentalmente repitiendo una y otra vez la sensación del abrazo Hasta quedar dormido.

Porque sabía que el lado oscuro del pelinegro, no era bueno para nadie. Y en ese lado él, no se sentiría a salvo.

Cuando Estuve En Tú LugarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora