Capítulo 11

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Hoy era día de limpieza en el sótano de la biblioteca, Jungkook se encargaba de ello, limpiaba cada sección, ahora le tocaba una nueva, tenía que organizarlo todo, estaba lleno de polvo, mientras la señora Lee atendía en la biblioteca principal.

Jungkook quería salir temprano del trabajo para ver a Jimin, su Jimin, pensaba mientras suspiraba  y sonreía, eso era nuevo en él, tenía un estallido de emociones cuando estabas cerca del rubio, pero tenía miedo de perderlo o hacerle daño , tenía un debate mental de lo correcto y lo incorrecto, es solo que, con Jimin no se sentía sólo, salía de casa y tenía un motivo para regresar temprano, de hecho había dejado de lado a sus amigos, todos a su alrededor notaron el cambio de humor en el pelinegro.

La mayoría lo conocía como un chico tímido,  serio que trabajaba y vivía con su tío desde los nueve años. Habían pocos que lo veían como un joven violento, sólo los que fueron testigos de su brutalidad, cuando golpeó a aquel tipo que se burló de él,  en cierto punto se canso de ser vulnerable y mostró su otra cara, y de algún modo nadie volvió a molestarlo, o a burlarse.

Pero nadie se dio cuenta,  de las verdaderas razones por las que tuvo que quedarse allí.

Jungkook parecía más feliz, lo veían sonriendo en las calles, cada vez que recordaba al rubio, inmediatamente sonreía, él era su motivo, su pequeño cautivo.

Ya faltaba la última caja, terminaría y se iría, pero, cuando quiso ojear, se encontró con algo sorprendente, eran folletos de dibujos pornógraficos homosexual, sus amigos ya le habían mostrado porno, pero no se sentía cómodo viendo, pero esto era diferente, las imágenes,  las posiciones, los diálogos, todo aquello le estaba excitando, tenía unas terribles ganas de masturbarse, pensando en Jimin, pero toda su inspiración se borro cuando la señora Lee le llamó a la biblioteca principal, quería llevarse la revista, pero decidió dejarla donde la encontró.

- Vaya estas polvoso y sudado, debió de haber estado muy sucio. - dijo la señora Lee alzando las cejas.

Si todo lo que estaba por hacer era algo muy sucio, pensó.

- Sólo un poco - contestó un poco avergonzado.

- Ten, es el dinero de esta semana y te puse un extra por los mandados, eres un buen chico Jungkook, ve a casa. - le dijo con una sonrisa.

- Gracias señora Lee - agradeció dando una reverencia y salió de la biblioteca de la señora Lee cerrando la puerta tras de sí.

En el camino, pensó en todo lo que había visto en la revista, pensándolo mejor, el no podía hacerle esto a Jimin, el sabía que era doloroso, no quería lastimarlo.

Aquello llamado sexo era una forma de lastimar a las personas, su mente sólo podía verlo como algo malo, como un castigo.

Chang lo había obligado a hacerlo, lo había usado y abusado, el sexo era parte de sus traumas, de sus recuerdos más dolorosos, aquello que lo tenía sometido a un debate  mental sobre sucumbir a sus deseos, o a sus propios conceptos, no quería que el rubio se sintiera sucio y humillado, tenía que protegerlo incluso de él mismo, de sus sucios y enfermos deseos.

Cuando llegó a casa, se duchó y vistió, preparó la cena, se la llevó a Jimin quien lo esperaba muy concentrado en su libro de ciencia ficción de Harry Potter.

Cenaron juntos, mientras Jimin le contaba lo que pensaba del personaje.

- Mañana me quedaré todo el día contigo, tengo el día libre. - mencionó el pelinegro con una pequeña sonrisa.

- Será genial y ¿Que haremos? - pregunto Jimin curioso. La verdad era que le gustaría poder salir del cuarto, solo por un momento.

- Aún no lo he planeado - vio que el rubio suspiro triste - me gustaría salir contigo a algún lugar.- Jimin sonrió ampliamente pensando  que el azabache le leyó el pensamiento.

- Entonces saldremos fuera, prometo que no escaparé, confía en mí - dijo mirándolo con ilusión.

Por un minuto se imaginó a los dos paseando por las calles, pero la idea a pesar de sonar increíble,  era totalmente arriesgada, allí afuera lo podrían reconocer y entonces lo alejaran de él,  esa idea lo aterrorizó.

- No es una buena idea, si alguien te reconoce, te alejaran de mí y no te volveré a ver ,¿Acaso quieres que nos separen?.- Jimin palideció, agrandando los ojos.

-¡¡No!! - grito - Yo quiero quedarme contigo pero - miro hacia el piso - extraño la luz del sol, el bullicio de la gente, extraño mi libertad.


Dijo Jimin entrecortado con lágrimas en los ojos, un nudo doloroso en su garganta  todo parecía tan difícil, cuando pensaba  que él pelinegro acceda, sus ilusiones se iban al piso, con los cambios drásticos de humor, a veces pensaba que él lo hacía para molestarlo, Jungkook se sintió culpable, el sabía lo que era eso de extrañar al mundo exterior lo vivo por tres años, pero el se había acostumbrado a la oscuridad, aunque a veces intentaba no hacerle daño de alguna forma su pequeño siempre saldría herido.

- Lo siento pequeño - tomo la bandeja y se fue, era lo único que podía hacer, enfrentarse al miedo de perderlo, pelear consigo mismo, debatir qué hará para darle felicidad a su niño.

Y se sentía un cobarde por ello.

Era como cortarle las alas a un ángel, y desterrar lo del cielo, encadenarlo a un demonio, y esperar que en algún momento, su ángel empiece a odiarlo.

No, él no quería el odio de su ángel,  el quería su amor y el cobijo de sus alas.

Cuando Estuve En Tú LugarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora