Para Jimin cada día, todo a su alrededor le parecía confuso, a veces extrañaba a sus padres, hermanos y amigos, y a la vez, sentía que no quería irse de lado del pelinegro.
Se debatía con la razón y el corazón, los dos con argumentos tan distintos, pero llenos de verdad, extrañaba el mundo exterior, la vida que conocía, lidiar con el día a día de un adolescente normal, extrañaba todo eso que ahora no tenía, y no era lo material, no era el lugar más cómodo pero se sentía a gusto, extrañaba esa sensación de libertad que le había sido arrebatada, pero sabía en el fondo que si algún día era rescatado, no podría abandonar al azabache, y la razón era simple, estaba ilusionando se, pensó que quizás padecía del síndrome de Estocolmo había leído tanto eso, pero lo que sentía era distinto y eso lo asfixiaba, los latidos de su corazón cada vez que lo veía entrar y sonreír le.Aveces pensaba que ya no importaba, si no volvía a ver el cielo, esas cuatro paredes se habían convertido en uno.
El pelinegro incluso le había decorado el techo con estrellas de neón, cuando la luz se apagaba, podía verlas brillar, le había llevado un mp3 para que escuchara música o leía libros, incluso ya no tenía el pie encadenado, el azabache confiaba en que Jimin no escaparía y él ciertamente no quería escapar y su lugar favorito en el mundo, era estar entre los brazos del pelinegro, cuando este solía cantar para él, su voz era enternecedora, pensaba que podría ser un gran cantante, su voz de Tenor lírico ligero era exquisita a sus oídos, quizá sí nunca lo hubieran secuestrado, no lo hubiera conocido.
Y sus pensamientos lo estaban volviendo loco.
Quería preguntarle tantas cosas pero tenía miedo de hacerlo.
- ¿Te gustaron los pastelillos? - pregunto Jungkook, mientras acariciaba las mejillas del rubio con sus dedos.
- Sip, estaban deliciosas, de hecho quiero más - contestó haciendo con un adorable pucherito, el cual Jungkook no dudo en besar, ya era frecuente en que se dieran mutuamente besitos castos, les parecía normal para ambos, claro sólo si eran entre ellos, como si fueran el uno para el otro.
- Mañana traeré más ~.
- Gracias, yo... - quería preguntar pero se cohibía.
- Dímelo, quieres preguntarme algo. - instó el pelinegro.
- Yo...quisiera saber mas de ti - dijo el rubio con cierto temor y mejillas sonrojadas.
- ¿Dime que quieres saber? - contestó Jungkook con voz calmada rodeando con sus brazos el cuerpo de Jimin.
- Tú...¿crees que algún día....tu y yo podamos irnos de aquí muy lejos?.
- No - dijo Jungkook levantando una ceja - quiero quedarme aquí contigo.
- Pero extraño a mi familia - respondió en un tono de voz nostálgico.
- Eso será al principio, después de un tiempo ya no importara.
- Lo dices....Como si - dudo un momento, pero tomo valor para preguntarle - ¿Como si hubieras estado en mi lugar?- sitio el cuerpo del pelinegro tensarse.
Jungkook no sabía qué contestar, le había caído como agua helada, después de tanto tiempo él estaba de nuevo en aquel lugar, donde perdió todo; su humanidad, su inocencia, y Jimin era como él, pero todo era diferente.
Aquí no habían sonrisas, solo llanto, su llanto, el eco de su dolor aún estaba en las paredes, si pone mayor atención podía escucharse. Podía escucharse a sí mismo gritando.
Aquí no habían caricias de consuelo, solo manoseos y golpes, el dolor en su cuerpo, el frío, el asco cada vez que terminaban de abusar lo.
Aquí no había felicidad, solo tristeza y miedo, no había esperanzas, para él, no las hubieron.
Si las paredes hablaran, solo ellas fueron testigos de la crueldad que sufrió, cuando fue prisionero.Todo eso tuvo, cuando estuvo en su lugar.
Pero ahora con Jimin era distinto, se sentía como un nido, como un escondite lejos de la maldad del mundo exterior, se sentía consolado.
¿Sentía amor?...Él dudaba que lo fuera, lo hubiera dejado ir, el amor hace eso, lo ha leído, pero era egoísta, no quería quedarse solo, se aferraba a él.
El silencio prosiguió incómodo he hiriente.
- Lo siento - susurro Jimin.
- Todo es tan diferente contigo ahora, tienes que quedarte conmigo, si no, me volvería loco.
- Sabes que mi familia debe estar buscándome y cuando me encuentren.... - Jungkook lo interrumpió.
- ¡No te encontrarán!, ya no les perteneces a ellos, ahora eres mío .- dijo con voz posesiva - y nunca nunca te dejaré ir, yo te protegeré, quiero que lo entiendas, afuera hay personas malas y eres demasiado hermoso para estar en ese mundo, yo cuidare de ti, este lugar será seguro para ti. Perdoname, pero no puedo devolverte a tu familia. - concluyó.
Sintió los espasmos de Jimin, por contener sus lágrimas, quería ya no llorar, pero era demasiado sensible y lloro.
Jungkook se sintió culpable como podía asegurarle protección si el era, igual o quizás peor que los malos de allí afuera.- Lo siento - susurro Jungkook - lo siento, se que estoy siendo malo contigo, pero es algo que tienes que entender. - le explico en un tono exasperado.
- ¡No puedo! No soy un muñeco, al que puedas tomar y adueñarte de mi vida- contestó Jimin entre Sollozos.
El pelinegro solo beso su frente y se fue, encerrando lo con llave, afuera Jungkook pateó cosas, gritó con el rostro entre los cojines de la sala, maldiciendo se.
Se sentía tan mal, llorar no era una opción, su agresividad estaba a flote, después de decirle todo eso se sentía repulsivo y increíblemente enfermo, se miro al espejo y solo vio la versión de un monstruo.
Se sentó en el piso reflexionando.
El podía dejarlo libre, el podía, el problema era que no quería.
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Cuando Estuve En Tú Lugar
FanfictionDespués de ser secuestrado a temprana edad y sufrir abuso sexual durante 3 años en cautiverio, Jungkook hace promesas a su secuestrador, para salvar su vida. Promete no escapar y olvidarse de su familia... Con el paso de los años, Jungkook cumple ca...