Los días pasaron y la relación o lo que sea que tenían ellos, seguía floreciendo, Jungkook solía leerle a Jimin y a veces era al revés.
Hablar sobre los libros que habían leído; pues ambos eran aficionados a la lectura. Sobre todo a los cómics de superhéroes.
Además se convenció de que no lo alejaran del pelinegro, ya que no vinieron a llevárselo, el decidió confiar en el azabache, tampoco quería saber qué había pasado con aquel asqueroso y repugnante americano.
Jungkook le solía llevar galletas y helado, comida deliciosa y le había comprado una almohada perfumada para que estuviera más cómodo. Incluso un oso de peluche que había visto en una tienda.
Él pasaba el mayor tiempo posible en los brazos de Jungkook cuando este no estaba trabajando, a pesar de parecer Buenos amigos, Jimin aún se cohibía de hacer preguntas inapropiadas relacionadas con la vida del pelinegro, él era muy reservado, temía romper la armonía que se había estado construyendo entre ellos.
Cuando Jungkook se aseguro de que Jimin dormía lo arropó con cuidado, beso delicadamente su mejilla para no despertarle, cerró la puerta con llave, se dirigió a la cocina a lavar los trastes, cuando escucho los pasos de Chang acercarse.
- Jungkook ¿quiero hablar contigo? - ordenó con voz seria que poco a poco fue perdiendo fuerza.
- Si - lo animó a que continuará, se volteó para poder enfrentarlo, Chang trago saliva. Nervioso, por lo que diría, y es que, había notado cierto interés de Jungkook por el rubio, que lo tenían incómodo, acaso eran... ¿celos?.
Solo sabía que no le gustaba esa cercanía, solía espiarlos, oír sus conversaciones y sus risas.
Debía intentar manipular a Jungkook, no tenía el valor para hacerlo, pero no era opción, tenía que enfrentarlo.
- No deberías volverte cercano con ese niño Park. - tragó saliva, tratando de contener sus nerviosismo.
- ¿Por qué no? - preguntó con fingida inocencia, curioso por la respuesta.
- El no estará aquí por demasiado tiempo, encontraré eventualmente un nuevo comprador, no te encariñes con él - dijo apartando la mirada del pelinegro, no era capaz de sostenerle la mirada.
- El parece un buen niño - hizo una pausa, girando el rostro como tratando de atraer los recuerdos del pasado - como yo lo era antes de llegar aquí. - Chang trago saliva sonoramente mientras el pelinegro se acercaba a paso firme sin quitarle la mirada de encima. su vello se encrespo, era una sensación escalofriante.
Jungkook jamás pensó que llegaria a intimidar a Chang, podía sentir su miedo y eso, le gustaba, empezó a ver a Chang más pequeño, y no sólo, por la notable estatura del azabache, lo miro como un viejo lobo herido, que evitaba ser cazado o pasar desapercibido del verdadero depredador. Sumiso, como un perro con la cola entre las patas.
Ahora tenía más confianza consigo mismo, sintiendo una ferviente sed de venganza y sobreprotección hacia sí mismo y hacia Jimin, era como una llama, el quería que ese niño que fue violado tantas veces tuviera la justicia que merecía. Ese niño que alguna vez fue.
- Quizás....quiero quedarme lo - finalizó con voz seria y autoritaria, Chang empezó a temblar y a sudar como un cerdo, ¿Desde cuando se había vuelto tan indefenso?, pensaron al unísono, ante la mirada desafiante de Jungkook, ni él ni Chang lo sabían.
- Si quieres, pu...puedes que..quedarte lo y divertirte - tartamudeo y se odio a sí mismo, solo quería huir de la presencia de Jungkook, ¿Que clase de monstruo había creado?, ahora se arrepentía de haber engañado, secuestrado, violado y retenido a aquel niño que ensuciaba sus pantalones cada vez que lo veía entrar al cuarto.
Un escalofrío recorrió su cuerpo, su muerte, el la podía ver en la inmensidad de esos ojos, este sonrió socarronamente, se carcajeo en su cara. Le divertía, aumentaba su ego.
La debilidad demostrada, reforzaba su poder por sobre los demás.
- Deberías cambiar tus pantalones, pequeño sucio - dijo de una manera divertida y a la vez amenazadora, la misma frase que Chang le solía decir a Jungkook cuando este era un niño aterrado, Chang palideció, él se había orinado encima, el literalmente se orinó en sus pantalones con solo ver la mirada escalofriante del pelinegro.
Este pasó por su lado empujándolo con su hombro, dejando le muy claro quién dominaba, y a quien debía temer.
Él le había mostrado su miedo, absoluto ¡DIOS!, debería encontrar un modo de deshacerse de él, ya no había más opción se trataba de su vida, tenía que huir temporalmente encontrar la manera de permanecer lejos, sin ese temblor en su cuerpo, sin su fuerza, su poder, su instinto, todo lo había abandonado, humillando lo, delatando le, con la persona equivocada.
Con la única persona que podía destruirlo, de una manera desgarradora, podía ver lo sanguinario que podía ser Jungkook cuando este se enojaba, perdiendo el control, pasando por los límites de lo animal, y lo salvaje.
Él nunca debió haber secuestrado a ese niño.
Jungkook tenía en claro que sus personalidades tomaban fuerza en su ser, una en la cual lo convertirían en un sádico asesino serial, tenía un impulso por matar, y ya tenía los rasgos definidos de sus futuras víctimas
Podía escuchar voces en su cabeza, voces que gritaban, le gritaban, le insinúan a hacer daño, a destruir, a matar.
A infringir dolor, el dolor que sintió cuando estuvo expuesto y desprotegido.Era parte del círculo, que no tenía fin, la víctima se convertía en victimario.
Pero una voz, una que tomaba fuerza de entre ellas, le decía en susurros que se detenga.
La voz de un pequeño rubio, que era el alma que necesitaba en su vida, la razón que lo detenía de convertirse en un ser despreciable.
Y una pregunta rondaba en su cabeza
¿Los monstruos también se enamoran?.
ESTÁS LEYENDO
Cuando Estuve En Tú Lugar
FanfictionDespués de ser secuestrado a temprana edad y sufrir abuso sexual durante 3 años en cautiverio, Jungkook hace promesas a su secuestrador, para salvar su vida. Promete no escapar y olvidarse de su familia... Con el paso de los años, Jungkook cumple ca...