Capítulo 10

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Luke se sujetó al asiento cuando _____ cambió de carril a toda velocidad. -¿Qué haces?

-Tengo hambre.

-Pero si te acabas de comer un bocadillo y una bolsa de ganchitos.

-Eso no es nada. Necesito algo más sólido. 

Una camarera con peluca y uniforme rosa los saludó, con cuaderno en mano.

-Voy un momento al lavabo -dijo _____.

Luke se quedó mirándola. ¿Qué estaba tramando?, se preguntó. ¿Por qué se metía tanto en su vida? No había nada malo en tener un plan y seguirlo, como un adulto, ¿no?

Pero algunas de las cosas que le había dicho seguían dando vueltas en su cabeza. Quizá era demasiado organizado, demasiado previsible. Quizá por eso había aceptado hacer aquel viaje con ella. Pero _____ Miller era una chica a la que había que tomar en pequeñas dosis. Después de un par de días con ella estaría desesperado, deseando volver con Rachel.

Rachel sabía lo que quería y cómo conseguirlo. Y a él le gustaba que fuera así, aunque a veces resultaba un poco mandona. La quería; estaba un poco enfadado con ella, pero era su novia.

La camarera le llevó una cerveza, que seguramente _____ habría pedido. ¿Más cerveza? ¿Querría emborracharlo?

Ella salió del lavabo poco después y metió unas monedas en la máquina de discos. Cuando volvía hacia la mesa, Luke la imaginó de nuevo con  la chaqueta de cuero y la faldita de leopardo... Horror. Dos cervezas con el estómago vacío estaban haciendo su efecto.

_____ sonrió, como si hubiera leído sus pensamientos. Su habilidad para hacer eso lo ponía nervioso. Aunque, en realidad, sólo eran conjeturas. Si de verdad pudiera leer sus pensamientos vería que no hacía más que quitarle y ponerle la chaqueta de cuero. Era normal tener fantasías sexuales antes de sentar la cabeza, ¿no?

_____ se sentó frente a él, sonriendo de oreja a oreja.

-Bueno, ¿qué quieren tomar? -les preguntó la camarera-. Con calma, no hay ninguna prisa, ¿eh? -dijo entonces, mirando a Luke como si fuera un niño enfermo.

-Las señoras primero -contestó él.

-Yo quiero una hamburguesa con patatas fritas -anunció _____.

-Y yo un sándwich de pavo sin mayonesa.

-Muy bien. Ahora mismo se lo traigo. Pero tranquilo, respire profundamente, no pasa nada -dijo la camarera entonces.

Luke la miró, perplejo.

-¿Por qué ha dicho eso? ¿Por qué me miraba de esa forma tan rara?

-¿Ah, sí? No me he dado cuenta.

-No sé, me miraba como si me pasara algo. 

_____ se encogió de hombros.

-Ni idea. Tómate la cerveza, voy a pedirte otra.

-¿Qué le has contado?

La música empezó a sonar entonces, una canción lenta.

-Ah, mira, mi canción favorita –sonrío ella, levantándose-. Vamos a bailar.

-Pero si no hay pista de baile...

-El mundo entero es una pista de baile. 

Suspirando, Luke la tomó por la cintura y empezó a dar vueltas por el bar.

-¡Pero si sabes bailar!

-¿Y por qué te sorprende tanto?

-¿Qué le has contado a todo el mundo? 

-Tú sigue bailando. 

-Pero...

-Venga, es divertido.

_____ le echó los brazos al cuello, apretándose descaradamente contra él. Y Luke empezó a sudar. ¿Divertido? Un partido de tenis era divertido.

El estómago de _____ rozaba su entrepierna, que reaccionó inmediatamente, como era natural. Seguían dando vueltas, él respirando el olor de su pelo... Pero sólo era un baile. No significaba nada.

En ese momento, un tipo con sombrero texano le guiñó un ojo. ¿Qué estaba pasando allí? Le estaban gastando una broma, seguro. Pero ¿cuál era la broma?

Luke se apartó y tiró de _____ hacia la mesa.

-Pero si la canción no ha terminado...

-Da igual. Dime qué le has contado a esa gente.

-Bueno, bueno, está bien. Le conté a la camarera que estabas haciendo terapia porque sufrías agorafobia, ya sabes miedo a los espacios abiertos. Y que era la primera vez que salías a la calle en varios años.

Unos minutos después, los parroquianos empezaron a aplaudir. Pero a Luke le pareció que la gente lo miraba de una forma muy rara.

- ¡Por favor!

Relájate. Sólo era una broma.

-A mí no me hace ninguna gracia.

-Su pedido -sonrió la camarera, con una bandeja en la mano-. Tómese su tiempo, ¿eh? -le dijo a Luke-. Yo tenía un primo con el mismo problema, pero se curó.

-Ya, claro.

Mientras comían, no dejaba de mirar a _____, que parecía tan tranquila. ¿Por qué habría hecho eso?, se preguntaba. Pero ella no parecía a punto de darle una explicación. Y cuando estaba terminando su sándwich, la camarera se acercó con un pastel... sobre el que había una vela encendida.

-Oh, no, ¿les has dicho que era mi cumpleaños?

-¿De qué te quejas? Hemos comido gratis -sonrió _____-. Y el pastel estaba muy rico, ¿no crees? Los pasteles de la barra parecían secos.

Una farsa de amor [Luke Hemmings] (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora