Capítulo 18

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-¿Que haces?

-Perdón -se disculpó Luke, cortado.

-Es que he tenido una pesadilla - murmuró ella, saliendo del cuarto de baño sin mirarlo.

Luke se sentía avergonzado. La había hecho llorar. _____ actuaba como una chica dura, pero en el fondo era muy sensible.

Debería haberlo sabido. ¿Por qué si no habría elaborado una historia tan complicada para complacer a su familia? Suspirando, Luke apagó la luz y entró de nuevo en el dormitorio. Podía oírla en la cama, intentando disimular

los sollozos.

-¿Estás bien? -preguntó, sentándose al borde de la cama.

_____ se apartó.

-A veces lloro.. para aliviar la tensión.

-¿Por qué has inventado toda esta charada? Ella permaneció en silencio durante unos segundos.

-Porque de pequeña era un desastre. Mi hermana era la hija perfecta y yo... una decepción tras otra. No hice más que darle disgustos a mis padres y quería compensarlos por ello - dijo por fin, sin mirarlo-. Cuando mi hermana me dijo que mi padre estaba enfermo, decidí probarles que mi vida era estupenda, que había cambiado. Si supiera que tengo un salón de tatuajes...

-Un salón de tatuajes es un negocio decente -la interrumpió Luke-. Aunque podría ser un poco peligroso. Si estás sola en la tienda y entrase alguien...

-Por favor, no empieces tú también. Yo, sé cuándo alguien es peligroso. Además, soy cinturón marrón de kárate.

-Ah, qué bien.

-Pero ni un cinturón negro sería suficiente para mi padre. Se siente responsable por mí y... bueno, yo quería que estuviese tranquilo.

Luke la entendía. Y la ayudaría. No le gustaba mentir, pero _____ estaba intentando hacer algo bueno con esa mentira. Además, tenía

tiempo. Podría estar allí una semana y después irse de excursión con la moto.

-Te ayudaré -dijo en voz baja.

-¿De verdad? -exclamó _____, levantando la cara.

La luz de la luna brillaba en su rostro, empapado de lágrimas. Parecía un duende, un hada.

-Te ayudaré. Pero el lunes me marcho pase lo que pase.

- ¡Vas a quedarte! ¡No me lo puedo creer!

Por impulso, _____ le echó los brazos al cuello. Y Luke sintió como si le hubieran tocado un nervio.

-Sí, bueno... pues ya está.

-Muchísimas gracias. Lo pasarás bien, te lo prometo.

-Sólo hasta el lunes.

-Si luego decides quedarte para la reunión...

-No me quedaré. De hecho, tenemos que hablar -dijo Luke muy serio.

-¿De qué?

-Necesito que me hables de Warren para no meter la pata.

-Ah, claro. Tienes que saber cómo es, cómo nos conocimos y esas cosas, ¿no?

-Eso es -suspiró Luke, tumbándose en la cama.

Pero tenerla tan cerca lo ponía nervioso. Muy nervioso.

-Bueno, nos conocimos en la tienda, como le dije a mi madre... es que les he dicho que tengo una boutique. Y nos hicimos inseparables.

-¿Ah, sí? -murmuró él, conteniendo el aliento.

-Nos enamoramos a primera vista. No podíamos dejar de tocarnos y...

-Hablemos de otra cosa -la interrumpió Luke, con voz ronca.

_____ sonrió, encantada.

-Entonces tuviste que irte a Sudamérica. Y como estábamos enamorados y no querías perderme, decidimos casarnos.

-Muy bien.

Por el rabillo del ojo la veía tumbada de costado, con aquel kimono de seda. Casi podía imaginarse a sí mismo quitándoselo poco a poco, deslizándolo por sus hombros...

-¿Dónde nos casamos? -siguió ella-. Ah, ya lo tengo, en el Gran Cañón. Siempre he querido hacer eso.

-Es un sitio fantástico.

-¿Has estado allí?

-Sí. El amanecer es impresionante... tiene todos los colores del arco iris.

-Genial. Nos casamos allí porque iba a ser nuestro gran salto y porque es una maravilla de la naturaleza. La ceremonia fue muy breve y en cuanto firmamos los papeles nos encerramos en la habitación para pasar nuestra luna de miel.

-¿Luna de miel?

Los dos se quedaron pensando un momento. Estaban solos, en una cama, como si fuera su luna de miel. Excepto por el Gran Cañón, claro. ¿Y quién lo necesitaba si se tenían el uno al otro?

Aquel pensamiento lo sorprendió. Más que eso, lo dejó atónito.

-Y luego nos fuimos a casa.

-¿Dónde vivimos?

-No sé... mi apartamento es un poco rarito. ¿Qué tal en el tuyo?

-Vivo en la plaza Montgomery, al sur de la calle Lincoln.

-Ah, unos apartamentos muy bonitos. ¿Qué número?

-El cuarenta y tres.

-Muy bien. Vivimos en el cuarenta y tres de la plaza Montgomery. Tenemos mucho dinero, claro, porque tú eres un médico muy conocido, pero vivimos modestamente. Hemos comprado cada mueble en... ya sé, cada mueble es un regalo que hemos comprado para sorprender al otro y la sorpresa iba seguida de una noche de amor...

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No quiero lectores fantasma! Dejen su voto por favorsh :( nada cuesta u-u

Bue... Espero que les guste y y y se pone intensa la cosa e.e XO

Una farsa de amor [Luke Hemmings] (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora