Capítulo 8

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Aquello iba a funcionar. Si tenía alguna duda sobre el plan, la alegría de su madre cuando le dijo que volvía a casa con Warren le demostró que estaba haciendo lo que tenía que hacer. No le había dado una alegría a su madre desde el concurso de pintura en octavo.

De modo que debía convencer a Luke para que se hiciera pasar por Warren. Y lo mejor sería animarlo un poco, pensó. Ofrecerse a conducir y darle un par de cervezas.

-Así que eres dentista, ¿eh? ¿Dónde está tu clínica?

-Hasta la semana pasada, en el hospital Santa Mariah. Atendíamos a gente sin dinero.

-Un trabajo benéfico, qué impresionante.

-No tanto. Me pagaban un buen salario. Pero la semana pasada dejé de trabajar allí.

-¿Y eso?

-He abierto una clínica propia.

-Ah, qué bien -sonrió ______, mordiendo su bocadillo de embutido con mayonesa.

-¿Tú sabes lo que eso le hace a tus arterias?

Ella lo miró, sorprendida.

-La Dirección General de Sanidad cambia sus indicaciones sobre el colesterol cada quince días. ¿Por qué negarme un placer cuando no están seguros de si es malo? Además, la vida no se puede controlar. Podríamos resultar aplastados por un camión en cualquier momento.

-Mientras yo conduzca, imposible -contestó Luke.

-No eres tú quien me preocupa. Es el universo.

-Muy fatalista, ¿no?

Ella se encogió de hombros. Por impulso, le acercó el bocadillo para que diera un mordisco y, sin darse cuenta, le manchó de mayonesa. Luke sacó la lengua para limpiarse y ella se quedó mirando, fascinada. Era rosa, no demasiado oscura o demasiado pálida. Y le gustaba ver cómo la movía...

Luke la miró entonces y se quedaron por un momento en suspenso. Ajá, allí había energía sexual. Qué raro. Vestía como un ejecutivo, llevaba el pelo bien cortado... pero le gustaba.

El silencio se alargó tanto que ______ se vio obligada a romperlo:

-¿No te interesaba trabajar para gente pobre?

-No es eso -contestó él, apretando el volante.

-¿Entonces?

-Había llegado el momento de abrir mi propia clínica, de ponerme serio.

-A mí me parece muy serio que la gente pobre tenga problemas dentales.

-Y a mí, pero siempre había querido abrir una clínica privada. Tengo veintisiete años y ya era hora de hacerlo. Además, hay un montón de dentistas esperando ocupar mi sitio.

-Pero echas de menos ese trabajo –dijo ______.

Luke se volvió, sorprendido. A ______ le pasaba muchas veces. No tenía poderes, sencillamente era sensible a los gestos de la gente.

-También me gustarán los pacientes de mi clínica.

-Claro, claro.

Pero tenía dudas. Eso era evidente.

-¿Y tú? ¿Por qué te dedicas a los tatuajes?

-Porque ser bailarina de striptease no me hacía gracia. Y vender droga, menos.

Luke soltó una carcajada.

-Pero debes admitir que es un trabajo un poco raro.

-Sí, pero siempre me ha interesado el arte. Me hice un tatuaje a los diecisiete años y entonces me di cuenta de que era asombroso poder darle vida a un dibujo en el cuerpo de una persona, como si fuera un lienzo viviente.

-Pero no le haces tatuajes a gente que no deba llevarlos, ¿no?

-Eso es. Un tatuaje es una forma de expresión y no me lo tomo a broma. Así que no tatúo a gente que ha bebido, a los que están enfadados por algo o a los que acuden a mi salón presionados por sus amigos. Su aura me dice que no.

-Otra vez el aura...

-Es un don -sonrió ______-. Sé que no te lo crees, pero es real. Por ejemplo, yo sé cosas sobre ti.

-¿Ah, sí? ¿Por ejemplo?

-Para eso tengo que leer tus manos y mirarte a los ojos.

-Lo siento -sonrió Luke, levantando una mano del volante.

-Bueno, entonces tendrá que ser una lectura muy limitada -______ observó su perfil: nariz recta, mentón firme. Eso y lo que su hermana le había contado le daban ciertas claves-. Vamos a ver: Luke Hemmings obedece las reglas. De niño, tenías la habitación organizada, los lápices con punta y los deberes hechos. Nunca te ha hecho falta un despertador para levantarte, sacabas buenas notas en el instituto y te graduaste con honores en la universidad.

-Muy impresionante... aunque me hacía falta el despertador para levantarme. Y no siempre obedezco las reglas.

-Si tú lo dices...

-A ver, sigue.

-Muy bien -sonrió ______, sin dejar de mirarlo. Había en Luke una solidez que, aunque a ella le parecía un poco aburrida, muchas mujeres encontrarían atractiva-. Siempre has tenido novia. Nada de aventuras de una noche. De hecho, ahora mismo tienes novia.

Al decirlo, se percató de que no le hacía ninguna gracia. Pero ninguna. Y eso explicaba por qué Luke había pedido que durmiesen en habitaciones separadas. Pero ¿por qué no mencionó a su novia?

-Pues sí, es cierto.

-¿Cómo se llama?

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Una farsa de amor [Luke Hemmings] (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora