Capítulo 4

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Luke Hemmings volvió a llamar a la puerta de la tienda. ¿Qué clase de maníaco le hace un tatuaje a una niña de diecinueve años? Lo obligaría a pagar por el procedimiento láser para borrárselo por las buenas o por las malas.

Por supuesto, Leslie no quería borrárselo. Pero cuando se diera cuenta de lo absurdo que era, él tendría que soltar cinco mil dólares. Y no estaba dispuesto.

Furioso, siguió golpeando la puerta mientras miraba el reloj. Sólo eran las ocho y cuarto, de modo que tenía que haber alguien dentro. Cuando apoyó la cara en el cristal, vio que el interior estaba muy limpio, con plantas y cristalitos por todas partes. Qué raro, pensó. No parecía un sitio visitado por macarras y ex convictos. Y su pobre y confusa hermana.

Ojalá creciera de una vez. Cuando él tenía diecinueve años se portaba como un adulto. Y estaba harto de sacarla de líos.

Además, tenía suficiente entre las manos con su nueva clínica y sus peleas con Rachel. Rachel... No podía creer que hubiera comprado las alianzas. Apenas habían hablado de formalizar su relación y ella ya había comprado dos alianzas.

«No he podido resistirme. Estaban a un precio increíble».

A veces lo sacaba de quicio. Además, desde que salió la palabra «matrimonio» se sentía como muerto por dentro. Y cuando le dijo que necesitaba tiempo, Rachel se puso furiosa.

Entonces vio que se abría la puerta de la trastienda. Estupendo. Pero en lugar de un tipo gordo con chaleco de cuero, apareció una chica bajita con un montón de pendientes, un buen escote y cara de fastidio.

-Está cerrado.

-Tengo que hablar contigo sobre un tatuaje.

______ abrió la puerta.

-¿Tú quieres hacerte un tatuaje?

El tipo, con aspecto de ejecutivo, llevaba unos pantalones bien planchados y un polo oscuro. Nada que ver con sus clientes habituales.

-No, yo no. Es mi hermana.

______ lo dejó entrar y se cruzó de brazos, esperando una explicación.

A pesar de lo enfadado que estaba, Luke debía reconocer que la chica de los cuatro pendientes y las puntas de color rosa era muy guapa. El chaleco de cuero destacaba unos pechos estupendos y dejaba ver un estómago plano. Estaría estupenda sobre una moto. Como la que él quería alquilar para escaparse de todo durante unos días.

-A ver, cuéntame.

-Le hiciste un tatuaje a mi hermana. 

-¿Y?

-Y es horroroso... esa amazona en el hombro...

-¿Cómo se llama tu hermana?

-Leslie Hemmings. Vino esta tarde, aconsejada por su amiga Bonnie.

______ lo pensó un momento.

-No recuerdo a ninguna Leslie. 

-Seguramente no es tu tipo de cliente. Es una chica universitaria.

-¿No me digas? -replicó ella, fulminándolo con sus ojos verdes-. Pues no me acuerdo. 

-A lo mejor se acuerda tu ayudante.

-No tengo ayudante. Además, ¿a ti qué te importa lo que se haga tu hermana?

Luke dejó escapar un. suspiro. «Paciencia, paciencia», se dijo.

-Mira, puedes llevar tu negocio como te dé la gana mientras tus clientes no sean menores de edad.

-¿Cuántos años tiene tu hermana?

-Diecinueve.

-Es mayor de edad -replicó ______-. Y no hace falta un permiso de los padres para hacerse un tatuaje.

-Esto es increíble.

El Estado exigía una licencia para todo, excepto para gente que usaba agujas con las que perforar a los demás. Asombroso.

-Relájate. Uso agujas nuevas para cada cliente y las esterilizo antes de usarlas.

-Ah, genial. Mira, no estoy intentando amargarte el día, sólo quiero ayudar a mi hermana -replicó él.

-¿Ella te ha pedido ayuda?

-Ella necesita mi ayuda. Pero no estamos hablando de eso.

-Muy bien. ¿El tatuaje lleva tinta marrón?

-¿Qué? No lo sé. Me parece que era marrón, sí. Y enorme, le llega hasta el cuello. Ahora sólo podrá ponerse jerséis de cuello alto.

______ lo pensó un momento. Podría ser Linda, la chica que parecía tan nerviosa, la que tenía un hermano que quería controlarlo todo.

-Henna -dijo entonces-. ¿Es Xena?

-¿Henna, Xena? Yo qué sé. Es una mujer con aspecto de guerrera.

-Esa misma. Mira, yo no le he hecho el tatuaje a tu hermana, pero aunque fuera así, ¿qué esperabas que hiciese ahora?

-Pues... quiero que se lo borres.

-Un tatuaje sólo se borra con láser.

Luke se quedó pensativo. No podía ganar. Linda era mayor de edad, de modo que no podía demandar a aquella chica.

-Muy bien. Supongo que mi hermana volverá por aquí para hacerse otro tatuaje y cuando vuelva quiero que te niegues a hacérselo.

-¿Quieres que rechace un cliente? -preguntó ella, que parecía tomárselo a risa.

-Sí. Te pagaré lo que...

-No, gracias. Por cierto, no me has dicho cómo te llamas.

-Perdona. Luke Hemmings.

-¿Luke? Qué nombre más raro. Mira, Lukey, yo no le hago tatuajes a cualquiera. Me parece que tu hermana vino esta tarde, pero dijo llamarse Linda. Y no le hice el tatuaje porque me dio la impresión de que no estaba segura. Su aura me decía que...

Una farsa de amor [Luke Hemmings] (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora