Editado.
La noche había caído en Hogwarts, y cómo si no hubiera sido suficiente para el pobre Potter con discutir con sus compañeros de habitación, una pesadilla lo había despertado al rededor de las tres de la mañana.
El sudor hacía brillar su frente y la sensación de estar flotando lo invadía, se sentía cómo si estuviera flotando sobre una gran masa de agua, con esta ondulando en su espalda.
No supo porqué, quizás por su natural impulso de idiotez, pero decidió ir a dar un paseo nocturno. Claro tenía que los alumnos no podían pasear por los pasillos en la noche, pero poco le importaba, así que se colocó sus gafas, tomó su varita, y en silencio salió al pasillo de habitaciones, dirigiéndose con cautela hasta la sala común de Gryffindor para luego salir a los pasillos.
— ¿A donde vas a estas horas? — Preguntó la voz de la señora gorda en el retrato. Harry volteó, irritado.
— Eso es asunto mio, si no le molesta. — Se sintió un poco mal por la forma en la que le habló al cuadro, después de todo no era con ella con quien estaba enojado, pero de igual forma ignoró a la mujer y se internó en los oscuros pasillos de Hogwarts.
Sus pies descalzos caminaron sin rumbo, mientras sus ojos miraban brillantes las paredes, con su mente divagando entre recuerdos.
Desde que había llegado a Hogwarts había aprendido a orientarse, sabía cómo llegar a cada parte del castillo si se perdía y conocía varios pasadizos ocultos que utilizaba como atajos cuando llegaba tarde a clase, pero incluso así, luego de casi cinco años, aún se sentía cómo el niño de trece que se había perdido y había llegado por error al pasillo prohibido del tercer piso.
Su mente viajó por el pasado, se vio a si mismo corriendo por los pasillos escapando de Filch junto con Ron, caminando a clase con Hermione y charlando con los dos, con ropa casual, un sábado por la tarde, mientras la nieve caía fuera de las ventanas.
¿Tanto había pasado? ¿Tanto, y no se había dado cuenta? Aún sentía como si el día anterior hubiera estado bajo las escaleras en la casa de su tíos, luchando por ponerse bien un par de calcetines viejos de Dudley.
Una mirada melancólica se instaló en su rostro, mientras los pensamientos se formaron en torno a su cabeza cual tornado, llenando los pasillos de imágenes y figuras brillantes de él y sus amigos caminando de un lado para otro, con diferentes edades y vestimentas.
— ¿Pensando en viejos tiempos, Potter? — La voz a su espalda le hizo voltear dando un salto, creyendo que era el celador, listo para correr. Se relajó un poco al ver la melena rubia y los ojos verdes de la chica nueva de la cual no recordaba el nombre.
— ¿Qué...? — No supo que preguntar, simplemente se quedó en blanco. No se había dado cuenta de que se había detenido en mitad de un pasillo con ventanas que daban al lago negro, y la voz de la chica había apagado todo pensamiento.
— ¿Qué hago aquí? — Completó ella, para luego sonreír y abrazarse a si misma, la noche otoñal abrazaba con frescura, poniendo la piel de gallina, y ella solo llevaba un pantalón de pijama azul oscuro y una delgada playera de manga larga color celeste.
Harry, cómo pudo, asintió y tragó saliva, volviendo en si y guardando su varita, la cual había utilizado para iluminar su camino. La luz de la luna entraba por las ventanas, por lo que no la necesitaba.
La chica se encogió de hombros.
— Supongo que lo mismo que tu, pensar. — Harry la vio caminar hacia las ventanas y apoyar los codos en el borde, mirando hacia el lago. — ¿O me equivoco? — Preguntó, mirando al chico de reojo.
El azabache titubeó unos segundos, pero luego caminó a la ventana que había junto a ella y la imitó, recostándose junto a esta y mirando hacia el lago. Su caminata nocturna lo había relajado, y si bien seguía algo enfadado por la situación que estaba pasando gracias a los rumores que habían sobre él, no tenía ganas de discutir ni de hablar mal.
De repente, una luz se encendió en su cabeza, y antes de que la familiar vocecilla dentro de esta le dijera que no era prudente preguntar tal tontería, soltó.
— ¿Tu no crees que estoy loco? — Se arrepintió inmediatamente, y se preparó para disculparse por su estupidez, pero el leve suspiro que soltó la rubia en forma de risa lo detuvo, por lo que volteó a verla.
Allí, a la luz de la luna, le sonaba terriblemente familiar, pero lo atribuyó a que tenía el cabello rubio y ojos claros al igual que Luna Lovegood, con quien había compartido su viaje de ida a Hogwarts. La luz de la luna hacía que sus cabellos parecieran blancos y su piel porcelana, mientras que sus ojos, de un verde mar intenso, parecían brillar e intensificar su color.
— Lo cierto es que si. — Respondió ella, dándole una rápida mirada y sonriendo de lado. — Pero... ¿Qué acaso no hace falta estar loco para desafiar a un perro de tres cabezas traído del mismo tar... — Se aclaró la garganta. — Infierno? ¿O para meterse en una cámara maldita creada por uno de los fundadores de Hogwarts? ¿O incluso para hacerle frente a Snape? — Soltó otro suspiro a forma de risa. — Sí, definitivamente estas loco, Potter. — Finalizó.
Harry en definitiva no esperaba esa contestación, mínimo creía que la chica le repetiría en la cara lo que ya todos habían dicho; que estaba loco al igual que Dumbledore, que era un mentiroso y que la fama se le había subido a la cabeza. Pero, en lugar de eso, la rubia le había dicho lo que necesitaba escuchar pero no sabía que lo hacía.
Algo en su interior se sintió cómodo, y, de repente, sonrió.
Con la mirada calma, dirigió su mirada al lago, hacia donde la chica también miraba, y soltó el aire que había estado reteniendo sin darse cuenta desde que la chica lo había sorprendido.
A lo lejos, Harry pudo ver los inmensos tentáculos del calamar gigante remover las aguas del lago negro. Vio, también, como algunas aves salían volando despavoridas por dicho alboroto, y disfrutó de la vista de verlas pasar volando a través del manto nocturno que era el cielo.
De repente, recordó.
— Yo... — No sabía cómo formular la pregunta sin sonar estúpido, y es que la respuesta la había obtenido un par de horas antes. — ¿Cómo te llamas? — La chica, sin dejar de mirar el lago, apretó los labios en una especie de sonrisa recta.
— Alissa, Alissa Holbein. —
A la mañana siguiente, Harry aún mantenía esa sensación de paz en su pecho, aquella que lo había acompañado desde la noche. Luego de charlar un poco con Alissa, ambos se habían ido a dormir, y durante el resto de su descanso no había tenido ni una sola pesadilla.
Ignoró el hecho de que Seamus lo hubiera evitado cómo si de un infectado de la peste negra se tratase y bajó al Gran Comedor junto con Ron, donde se encontró a Hermione charlando con la rubia.
— Hey. — Saludó, sentándose junto a la morocha y sirviéndose unas tostadas con mermelada de arándano y jugo de calabaza.
— ¿Qué tal? — Saludó Alissa, llevándose un pequeño bollo con crema a la boca.
Harry, por instinto, miró hacia la mesa de profesores, notando que, como la noche anterior, Hagrid brillaba por su ausencia, siendo su lugar ocupado por la nueva profesora de Cuidado de Criaturas Mágicas.
— Dumbledore ni siquiera mencionó durante cuanto tiempo vamos a tener como profesora a Grubbly-Plank. — Comentó, mirando esta vez a Hermione, quien siguió su mirada hacia los profesores.
— A lo mejor... — Murmuró esta, pensativa.
— ¿Qué? — Preguntaron Harry y Ron, quien ya había terminado de servirse cu comida y ya estaba al acecho de un bollo de mermelada, a la vez.
— Bueno... A lo mejor no quería llamar la atención sobre la ausencia de Hagrid.
— ¿Qué? — Preguntó Ron, con una risa. — ¿Cómo no íbamos a fijarnos en que no está aquí? — Pero antes de que Hermione pudiera contestar, una muchacha alta, negra y de cabello atado en miles de trencitas, se acercó a Harry.
Le habló sobre que la habían nombrado capitana del equipo de Quidditch de Gryffindor, y le informó que las pruebas para guardián serían el viernes a las cinco, pero cuando estaba a punto de comentarle que esperaba que todo el equipo fuera, un fuerte estruendo causó que todos voltearan hacia la entrada del comedor.
— ¡Dioses, Grover! — Chilló Alissa, llamando la atención de todos al levantarse de su asiento y correr hacia la puerta.
El origen del alboroto había sido el chico nuevo de Hufflepuff, Grover, que al parecer había tropezado y había caído al suelo, con muletas incluidas. Su gorra había volado por los aires, y lo único que pudieron ver antes de que Alissa se lanzara al suelo junto con él y tomara su cabeza entre sus manos fue una mota de cabello rizado.
— Fíjate por donde vas. — Dijo una voz masculina, arrastrando las palabras. Harry reconoció inmediatamente esa voz, frunciendo el ceño automáticamente, pero cuando iba a levantarse, una mirada amenazante le llegó desde Alissa.
"Quieto" logró leer en sus labios.
— ¿Tienes algún problema? — Soltó el chico ojiverde, Percy, que estaba junto a su amigo antes de que este cayera y ahora comprobaba que no se hubiera hecho daño. Se enderezó en su lugar y le plantó cara a Draco Malfoy, quien era flanqueado por sus dos gorilas, Crabbe y Goyle.
— Dile a tu amigo que vigile por donde camina, no es mi culpa que sea tan torpe. — Soltó el rubio con veneno en sus palabras, cosa que hizo que el ojiverde gruñera.
Justo cuando parecía que iba a lanzarse sobre el Slytherin, otra cabellera rubia apareció en la puerta, siendo seguida por una plateada más corta.
— Tranquilo, Percy. — Murmuró Annabeth, dedicándole una fría mirada a Malfoy, quien, confundido, frunció el ceño. — Los idiotas con frecuencia son ciegos, no es su culpa. — A su lado, la cabellera gris de Taehyung se sacudió cuando este se adelantó y se interpuso entre los gorilas de Malfoy, quienes habían reaccionado ante el insulto, y sus amigos. La diferencia de tamaños era notoria, pero eso no impedía que la figura de Taehyung impusiera miedo. Con la barbilla en alto y los brazos cruzados, parecía perfectamente capaz de darle una paliza a quien creyera que la necesitaba. Y en ese momento, Malfoy y sus gorilas la necesitaban.
— ¿Que está pasando aquí? — Justo en ese momento, la profesora McGonagall apareció, centrándose en Grover y mostrándose preocupada al ver que Alissa protegía su cabeza, mientras este sollozaba ligeramente.
— Señor Malfoy, vaya con sus amigos a su mesa, los demás, conmigo a la enfermería. — Todos asintieron, y Draco, a regañadientes, esperó a que los cinco se fueran para acatar la orden. Justo cuando volteó para dirigirse a su mesa, vio a la rubia de Alissa pasar a su lado, recoger la gorra de su amigo y volver a marcharse, chocando su hombro contra el suyo al pasar.
"Auch..." pensó, sorprendido por la fuerza del golpe.
Harry, en su mesa, pensó en seguirlos, pero cuando su estómago rugió supo que no podía, por lo que se quedó en su mesa, con sus amigos, charlando sobre las clases que tendrían ese día.
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Este segundo capítulo, si bien es corto, tiene un propósito, al igual que todos los que vienen.
Si encuentran algún error agradecería que me avisaran.
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Mundos Mezclados (PJ + HP)
FanfictionUna misión, dos mundos, y muchos problemas. ______ 1# en PJ. (24-5-2021) Aclaración: En esta historia, como bien se verá, transcurrirán ambas tramas, la de Harry Potter y Percy Jackson, en una misma linea temporal, a pesar de que originalmente no e...