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Editado.

— Un momento

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— Un momento. — Dijo Harry al llegar al último tramo de las escaleras. Alissa lo miró por un segundo y luego volvió la vista hacia atrás, vigilando que nadie los siguiera.
— ¡Juro solemnemente que mis intenciones no son buenas! — Le escuchó decir, así que se acercó para observar el mapa del merodeador.
— Filch está en el segundo piso. — Dijo. — Y la señora Norris en el cuarto.
— ¿Y la profesora Umbridge? — Preguntó Hermione, inquieta.
— En su despacho. — Señaló Harry. — Bien, sigamos. — Y comenzaron a andar en dirección a donde Dobby le había dicho, un tramo vacío de pared frente a un enorme tapiz que Alissa no miró demasiado.
— Muy bien, Dobby dijo que debíamos pasar tres veces por delante de este tramo de pared, concentrándonos en lo que necesitamos. — Y así lo hicieron.

Dieron media vuelta bruscamente al llegar a una ventana que había más allá del tramo vacío y luego regresaron al alcanzar el jarrón del tamaño de una persona que había en el otro extremo.
Ron tenía los ojos cerrados, Hermione susurraba algo, Harry mantenía los puños apretados y la mirada al frente y Alissa llevaba la cabeza gacha, concentrada.
"— Danos algo con qué defendernos... Un lugar donde no nos encuentren, donde podamos aprender a protegernos. —" Pensaba.

— ¡Harry! — Exclamó Hermione una vez hicieron el recorrido tres veces.

Una puerta brillante de madera había aparecido en la pared. Ron la miraba receloso, pero Harry extendió una mano y tomó el picaporte de latón, lo giró y entró de primero a la estancia, la cual era iluminada por antorchas similares a las de las mazmorras.

— Vaya... — Susurró, mirando a su alrededor. Alissa entró detrás de él, acomodándose su sudadera.
Ni bien echó una mirada a su alrededor, sonrió.
Las paredes estaban cubiertas de estanterías de madera, en lugar de sillas había cojines de seda en el suelo. En unos estantes al fondo de la sala se veían todo tipo de artilugios, desde chivatoscopios, sensores de ocultamiento y un gran reflector de enemigos rajado.

— Esto nos vendrá bien cuando practiquemos hechizos aturdidores. — Dijo Ron con entusiasmo dando unos golpecitos con el pie a un cojín.
— ¡Y miren los libros! — Exclamó Hermione emocionada, mientras pasaba un dedo por los lomos de grandes volúmenes encuadernados en piel. — Compendio de maldiciones básicas y cómo combatirlas... Como burlar las artes oscuras... Hechizos de autodefensa... ¡Uf! — Radiante, se volvió hacia Harry, quien comprendió que aquellos libros habían desaparecido cualquier rastro de duda de la mente de su amiga. — ¡Es increíble, aquí tenemos todo lo que necesitamos! — Exclamó.
— Lo que no entiendo, es por qué las armas. — Comentó Ron, señalando hacia una pared detrás de Alissa.
cuando se giró sus ojos se iluminaron; de un gran panel de madera entre dos estanterías colgaban unas cuarenta espadas sin filo, perfectamente colocadas y brillantes, junto con diez arcos de madera oscura y cuchillos de entrenamiento con mango de cuero. 
Alissa internamente sonrió y se encogió de hombros.
— Seguramente en el ejército del Innombrable hayan otras criaturas, no solo magos, quizás es por eso. — Sabía perfectamente porqué estaban esas espadas ahí, pero no pensaba decirlo.
Hermione la miró de reojo por unos segundos, pensativa, pero cuando fue a acercarse escucharon unos golpecitos en la puerta.

Habían llegado Ginny, Neville, Lavander, Paravati, Dean y Percy. Este ultimo le echó una mirada extrañada a su hermana cuando vio las armas, pero tampoco dijo nada.

— ¡Vaya! — Exclamó Dean, impresionado. — ¿Que es todo esto?
Harry comenzó a explicarle, pero cuando iba por la mitad llegaron los demás, por lo que tuvo que comenzar de nuevo. A las ocho en punto todos los cojines estaban ocupados. Una vez Harry hubo cerrado la puerta con llave se dirigió donde los demás.
— Bien... — Comenzó. — Este es el sitio que hemos encontrado para nuestras sesiones de práctica, y al parecer todos lo aprueban...
— ¡Es fantástico! — Exclamó Cho, y varios asintieron.
— Que raro. — Exclamó Fred, mirando a su alrededor con la frente arrugada. — Una vez nos escondimos de Filch aquí, pero entonces solo era un armario de escobas. ¿Recuerdas, George?
— Oye, Harry, ¿qué es eso? — Preguntó Dean desde el fondo de la sala, señalando los chivatoscopios y el reflector de enemigos.
— Detectores de tenebrismo. — Y se acercó a ellos sorteando los cojines. — Indican cuando hay enemigos o magos tenebrosos cerca, pero no hay que confiar demasiado en ellos porque se les puede engañar. — Volvió a voltear.

Hablaron durante un par de minutos sobre que Harry sería el líder y decidieron el nombre del grupo, el cual tenía cómo abreviación ED.
Alissa decidió no votar, ya que el nombre Ejército de Dumbledore no le convencía, pero de igual forma lo aceptó, y cuando se acomodó en su lugar, Ginny levantó la mano.

— ¿Y para que son las armas? — Algunos asintieron, teniendo las mismas dudas.
Harry dudó, pero luego de echarle una mirada a la rubia, respondió lo mismo que ella.
— Habrán criaturas mágicas del lado de Voldemort, no solo magos, y si alguien los desarma deberán poder defenderse con algo. La sala está equipada con lo que necesitamos, así que supongo que deberemos aprender a utilizar una espada. — Ahora Zacharias alzó la mano.
— ¿No es un poco, anticuado? — Alissa lo miró.
— Amigo, asistes a clases en un castillo, donde escriben con tinta y pergamino ¿y dices que utilizar una espada es anticuado? — Algunos rieron, y el rubio se quedó callado.
— Muy bien. — Dijo Harry, una vez todos voltearon a verlo de nuevo. — ¿Empezamos a practicar? Creí que lo mejor sería que comenzáramos con el Expelliarmus, osea, el encantamiento de desarme. Se que es muy elemental, pero lo encontré muy útil...
— ¡Vaya! — Saltó de nuevo Zacharias Smith, que al parecer no soportaba estar callado. — No creo que un Expelliarmus nos sirva de mucho si debemos enfrentaros a Quien-tu-sabes...
— Yo lo utilicé contra él. — Respondió Harry, con increíble serenidad. — En Junio, ese encantamiento me salvó la vida. — Smith se quedó con la boca abierta. — Pero si crees que está por debajo de tus conocimientos puedes marcharte. — No se movió, nadie lo hizo, de hecho. Todos lo observaban muy callados. — Bien. — Trago saliva para continuar. — Podemos dividirnos en parejas y comenzar.

Alissa no se centró demasiado durante la siguiente hora, se sentía cansada y estaba deseando volver a la torre de Gryffindor y tirarse de cabeza a su cama. Había formado pareja con Grover, y logró desarmarlo un par de veces, así cómo el logró desarmarla a ella. Para cuando hubo terminado la hora la mano de ambos cosquilleaba.

— ¿Mañana irás al bosque? — Susurró Taehyung cuando todos comenzaron a irse. La rubia asintió.
— Sí, devuelvo los libros que pedí en la biblioteca y voy. — El pelinegro asintió, se despidió de ella y se fue junto a Annabeth y Jungkook.
El sueño le ganó a la rubia, quien decidió irse con los gemelos y su hermano hacia la sala común. 

Mundos Mezclados (PJ + HP)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora