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Faltaban solo un par de días para los exámenes y los alumnos lo sentían

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Faltaban solo un par de días para los exámenes y los alumnos lo sentían. La atmósfera que los rodeaba estaba pesada, el estrés podía palparse en el aire, y la imagen de estudiantes repasando en los pasillos ya se había vuelto recurrente. 
Alissa, por su parte, había decidido por fin tranquilizarse. McGonagall le había dicho que no descuidara ninguna materia, no que tendría que sacar la nota más alta en cada examen, así que estaba en paz. No tendría que matarse estudiando ninguna materia, salvo quizás pociones, pero por lo demás estaba segura de poder sacar un Aceptable o algún Supera las Expectativas.

Así que allí estaba, tarareando la canción de la cantina de Star Wars mientras caminaba hacia las mazmorras para su siguiente clase. 
Cuando una voz llegó a sus oídos.

— Lo importante no es lo mucho que hayas estudiado. — Dijo Draco Malfoy en voz alta y Alissa no pudo contener una risa, mientras las música seguía sonando en su cabeza. — Si no que estés bien relacionado. Mira, mi padre es íntimo amigo de la jefa del Tribunal de Exámenes Mágicos, Griselda Marchbanks, ha ido a cenar varias veces a casa y todo...  
— Osea que no importa que seas un inútil porque papi te patrocina, ¿verdad, campeón? — Preguntó ella al llegar junto a sus amigos que esperaban también para entrar a clase. 
Algunos alumnos rieron, otros desviaron la mirada, pero nadie dijo nada, y antes de que Malfoy pudiera responder Snape los hizo entrar al aula.  

Entretanto, una especie de mercado negro de artículos para facilitar la agilidad mental, la concentración y combatir el sueño había nacido entre los alumnos de quinto y séptimo. 
Alissa tuvo que espantar a Eddie Carmichael, un alumno de sexto de Ravenclaw, cuando este les ofreció a Harry y a Ron una botella de elixir cerebral Baruffio, alegando que era el único responsable de los nueve "extraordinarios" que había sacado el curso anterior. 

— ¡Eh! ¡Se lo íbamos a comprar! — Protestó Ron.
— Que pena. — Respondió ella con una sonrisa recta, y Hermione a su lado bufó.
— No seas estúpido, para el caso podrías haberle comprado a Harold Dingle su polvo de garra de dragón. 
— ¿Polvo de garra de dragón? — Preguntó el pelirrojo, interesadísimo.
— No te emociones, ya no queda, se lo confisqué ayer. — Dijo Hermione. —  ¿No sabes que nada de eso funciona? 
— ¡El polvo de garra de dragón si funciona! —  La contradijo él. — Dicen que es increíble; estimula mucho el cerebro y por horas te vuelves de lo más ingenioso. Vamos, Hermione, déjame probar un pellizquito, no puede ser tan malo.
— Ya creo yo que puede ser malo. — Respondió la morocha con severidad. — Le he echado un vistazo y en realidad son excrementos de doxy secos. 

Alissa solo pudo reír ante las expresiones de Harry y Ron. 

Durante la siguiente clase de Transformaciones recibieron los horarios de los exámenes y las normas del funcionamiento de los TIMOS.

— Cómo verán... — Explicó la profesora McGonagall mientras los alumnos copiaban de la pizarra las fechas y horas de sus exámenes. —...sus TIMOS estarán repartidos en dos semanas consecutivas, harán los exámenes teóricos por la mañana y los prácticos por la tarde. El examen práctico de Astronomía lo harán por la noche, cómo es lógico. 

» Debo advertirles que hemos aplicado los más estrictos encantamientos antitrampa en las hojas de examen. Las plumas autorrespuesta están prohibidas en la sala de examen, igual que las recordadoras, los puños para copiar de quita y pon y la tinta autocorrectora. Lamentablemente cada año hay al menos un alumno que cree que puede burlar las normas impuestas por el Tribunal de Exámenes Mágicos, espero que este año no sea nadie de Gryffindor. Nuestra nueva... directora... — Al decir eso, MgGonagall puso la misma cara que ponían la mayoría de hijos de Afrodita cada vez que Alissa pasaba cubierta de lodo y sudor. —...ha pedido a los jefes de casas que advierta a sus alumnos que si hacen trampa serán severamente castigados porque, cómo es lógico, el resultado de los sus exámenes dirán mucho sobre la eficacia del nuevo régimen que la directora ha impuesto en el colegio. — La profesora McGonagall soltó un pequeño suspiro, y Alissa pudo ver cómo alzaba levemente ambas cejas. — Aún así, ese no es motivo para que no lo hagan lo mejor que puedan, tienen que pensar en su futuro. »

Mundos Mezclados (PJ + HP)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora