CAPÍTULO CATORCE

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CAPÍTULO CATORCE.
CONFRONTACIÓN DE UNA DAMA

Flaquear a un mortífago por los oscuros corredores del castillo no era la mejor manera de ingresar en su séptimo año escolar, pero deseaba hacerlo para suministrarle confianza al hombre.

Desde la corta distancia no podía escuchar absolutamente nada providente del Gran Comedor, ni siquiera las risas de los estudiantes entusiasmados por el inicio del nuevo curso. Se preguntó si era hora de la cena porque podía jurar que el salón se encontraba desierto.

No obstante, se equivocó, y lo supo cuando entró a la habitación sintiendo cientos de miradas clavadas en ella.

Las puertas se abrieron de par en par llamando a la atención de los estudiantes, entonces Severus Snape ingresó al Gran Salón flaqueado por Cordelia Lockhart y los terribles mortífagos que asumirían los nuevos cargos: los macabros y cínicos hermanos Carrow. La cara de muchos palideció cuando él ocupó el lugar del anterior director del colegio y después siseó.

— Él... —a Neville se le quebró la voz.

— La pareja macabra está aquí. —dijo Ginny.

Por su parte, Cordelia tuvo que hacer un gran esfuerzo por posarse junto a su amado sin demostrar expresiones en su rostro, manteniendo un semblante indiferente en todo momento.

Tragó en seco cuando sintió las miradas de muchos estudiantes puestas sobre ella. El ejército de Dumbledore, los amigos de Harry con quienes jamás tuvo discusiones, la observaban y analizaban como si ella fuese la peor escoria en el mundo mágico. Y los repelió alzando su mentón, retándolos, porque ella completamente intocable.

Es decir, era la novia del ahora director de Hogwarts, una triunfante en el asesinato de Albus. Ellos nunca podrían ser real amenaza para ella, ¿cierto? No, no lo eran.

— Dumbledore está muerto, yo lo he matado.

Así, sin temor alguno, comenzó Snape, con el cabello negro cayéndole como dos cortinas por el inexpresivo rostro, aquel macabro discurso abarrotado de advertencias.

— La entrada de los impuros será estrictamente prohibida y los sangre pura gozarán de una educación apropiada para prevalecer en su linaje. También, he de informar que no toleraré ningún tipo de rebelión hacia mi persona o los profesores recién arribados, todos los estudiantes que estén fuera de la cama en el toque de queda, sin importar el motivo, serán sancionados y castigados con la maldición Cruciatus.

Miró a Cordelia con ojos inexpresivos.

— Y sea quien sea, trátese de profesor, alumno o personal que le toque un solo cabello a Cordelia Lockhart, se las tendrá que ver directamente conmigo. ¿Ha quedado claro?

Silencio. Levantó su varita y golpeó uno de los candelabros con fuerza, causando que todos los presentes se asustaran. Todos dijeron que sí. Mcgonagall suspiró audiblemente antes de tomar asiento en la mesa, acompañada por el profesorado y a mano derecha de la silla del director.

— Levántate, Minerva. Ese ya no es tu sitio. —dijo Severus, fríamente—. Gryffindor seguirá siendo tu casa, pero esa no será tu silla. No mereces estar allí. Cordelia, toma su lugar.

Expectante y sin poder hacer nada para manifestar desacuerdo, Minerva se levantó con la cabeza en alto y le cedió su antiguo sitio a la pelirroja sin decir nada que pudiese comprometerla; ella se sentó con la mirada vacía y sin siquiera agradecer. La anciana tomó asiento junto al profesor de encantamientos con los puños apretados, conteniendo su frustración. Severus se sentó en la silla del director con frialdad y segundos después se dio inicio al banquete.

The Queen & The Prince | Severus SnapeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora