CAPÍTULO DIECIOCHO.
EL SACRIFICIO DEL PRÍNCIPE
Despertó con un torbellino de sensaciones en su cuerpo, mareada y debilitada. Se le heló la sangre cuando escuchó los gritos que eran consecuencia de la batalla que se estaba librando en todo el castillo. Tenía mucha jaqueca como para procesar todo lo que estaba sucediendo; pero pudo observar a los mismos hombres que la habían sujetado en el despacho de Snape.
Los mortífagos estaban con las varitas en sus manos.
¿En serio Severus creía que esos dos podían retenerla por más de dos minutos? Se humedeció los labios mientras que se echó el cabello hacia atrás con perspicacia. Entonces el mortífago de piel tostada le miró por encima del hombro con detenimiento, después chasqueó la lengua tediosamente.
— Más te vale que no se te ocurra hacer nada, niña. Tenemos órdenes de mantenerte aquí. —dijo uno de los hombres, el de ojos azules—. Si te mueves nos matarán a los dos.
— Y no lo dudo. —Lockhart sonrió—. Haremos esto: dirán que los he noqueado y he salido de la habitación como una loca desenfrenada. Severus no los matará si yo le pido que no lo haga. Es un buen trato, así se sacan de encima el trabajo de niñeras.
— Estarás bien si cierras la boca, niña.
—Si así lo quieren. —Cordelia rodó los ojos.
No tuvo que decir ni hacer nada cuando las varitas de los dos magos salieron volando, y de repente su propia varita golpeó contra su mano con prisa. Seguido de un Atabraquium, una cuerda mágica se cerró en las manos de ambos mortífagos, impidiéndoles moverse para recoger su varita y atacarla.
La puerta de la mazmorra que la protegía salió volando antes de ser completamente consumida por potentes llamas de fuego, después echó a correr. Los mortífagos se enfrentaban con furia a los estudiantes y profesores del colegio, la batalla que tanto guerrearon por detener había iniciado.
Vio a Bellatrix Lestrange luchar con Nymphadora Tonks en un duelo a muerte. Pero siguió de largo con la idea clara en la cabeza: encontrar a Severus y huir de allí de forma instantánea.
Por poco una maldición la alcanzó, pasándole por al lado como si temiera rozarla. Se echó a un lado por instinto y miró sobre su hombro al atacante: Fleur Delacour la miraba furiosa.
— No quiero hacerte daño. —Cordelia dijo con la respiración agitada—. Ni a ti ni a nadie. Solo déjame marchar en busca de Severus. Yo no estoy involucrada en la batalla.
— Me paguece que yo sí quiero hacerte daño.
Pronto fueron Bill Weasley y Percy Weasley quienes la flaquearon, con sus varitas en las manos y sus miradas sumidas en sombras. El primer destello blanco apareció de la varita de la rubia, seguido de chispas de diversos colores que la atacaban directamente. La atención de Cordelia estaba enfocada en los movimientos de los tres individuos ante ella.
Los hermanos, tan pelirrojos como ella, no eran tan patéticos en un duelo. Pero su único punto débil, para gran sorpresa, era que mantenían la mente demasiado abierta en los mismos, como si esperaran a que el enemigo les leyera los pensamientos como un libro. Era una enorme ventaja para Lockhart.
Una delantera que por supuesto aprovecharía.
Lo último que quería en ese instante era perder el tiempo de una manera tan patética como aquella. Debía quitarse al trío de encima lo más rápido posible si quería ejercer su plan de huida junto con Severus. Inspiró profundo y se preparó mentalmente para los ataques que pronto comenzarían a dispararse.
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The Queen & The Prince | Severus Snape
FanfictionCordelia Lockhart creyó que podría salvar su alma ofreciéndose al Señor Tenebroso. En su sexto año se le encomendó la peligrosa misión de cuidar y vigilar a Draco Malfoy. Ha perdido; ha amado. Severus Snape nunca admitiría que estaba enamorado de e...