CAPÍTULO QUINCE.
LA FURIA DEL MURCIÉLAGO
Recordó la última vez que se dio una ducha entre esas baldosas, Severus había irrumpido en la habitación con furia y gritándole un par de veces por su insensatez.
Aunque, eso fue antes de conocer el secreto de Amelia Warren. Apenas podía lamentarse haber asesinado a su mejor amiga, pues no tenía derecho de continuar viviendo; no después de todo lo que hizo. Fue la primera vez que empleó un Avada Kedavra. La primera vez que se atrevió a matar a alguien.
¿Su alma se encontraba tan negra como el carbón? No, y si lo estaba, no podía sentirla. Se miró la Marca Tenebrosa en el brazo, casi con admiración de poseerla sobre la piel. Deseó que Severus volviera a irrumpir en la habitación como aquella noche.
Necesitaba no necesitarlo.
Inspiró profundo para tranquilizar sus pensamientos, sintiéndose sumamente patética por ansiar los brazos del profesor alrededor de su cuerpo, pero no podía hacer nada para cambiar esos deseos. El agua caliente se deslizó por sus marcadas curvas hasta que por fin pudo poner su mente en blanco.
Fue cuestión de minutos para que la puerta se abriera, sobresaltándola. No cerró el flujo de agua en ningún momento, porque de alguna forma su cuerpo se relajó en segundos, y el corazón le bombeó con suavidad. Como si le avisara que no existía ningún tipo de peligro. Cordelia se quedó quieta cuando abrieron las cortinas con cuidado. Fue entonces que pudo admirar el cuerpo desnudo de Severus con libertad.
— ¿Cómo es que siempre sabes dónde estoy?
Lo atrajo hacia ella delicadamente.
— Bueno, no es complicado adivinar qué haces después de cenar. Eres predecible e insensata. —Snape contestó muy suave, aunque normalmente impasible. Le acarició el rostro—. Eres una niña, y tu magia es tan vaga que no me costó entrar.
— Quieres follarte a esta niña...
Cordelia tenía diecisiete años. No era una niña. Snape suspiró y se apartó los húmedos cabellos de la frente.
— Tal vez quería que entraras, Snape. —Lockhart dijo, suave, humedeciéndole los caballos azabaches con delicadeza, casi como un masaje—. Amor, tú también eres predecible para mis ojos. Aprendí a leer cada una de tus expresiones en estos largos años; eres como un libro abierto. Por ejemplo, justo ahora...
Lockhart hizo una pausa para conectar sus ojos y después acariciar sus labios con la yema de sus dedos.
— Quieres callarme, pero quieres hacerlo a besos.
— Deja de fantasear. —murmuró él.
Ella negó con la cabeza, divertida y excitada.
— Cierra la boca y utilízala para besarme, Severus.
Severus unió sus labios en un manso y pausado ósculo. No obstante, terminó sorprendida cuando le permitió liderar el beso. Entonces, lo empujó hacia la cerámica sin cortar el contacto, y acabó de puntillas cuando él abrazo su cintura. Cordelia solía aborrecer su baja estatura, aunque ahora la adoraba.
Él apegó sus cuerpos para ofrecer una mayor intimidad, entonces la sujetó de los muslos como reflejo y la alzó. Cordelia rodeó la cintura de él con sus torneadas piernas, sintiendo sus partes íntimas más cerca que nunca.
Estaban ardiendo en deseo.
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The Queen & The Prince | Severus Snape
FanfictionCordelia Lockhart creyó que podría salvar su alma ofreciéndose al Señor Tenebroso. En su sexto año se le encomendó la peligrosa misión de cuidar y vigilar a Draco Malfoy. Ha perdido; ha amado. Severus Snape nunca admitiría que estaba enamorado de e...