You Don't Know. You Don't Suffer

TWO YEARS

ESTA ES LA HISTORIA DE LOS ÚLTIMOS DOS AÑOS Y EL POR QUÉ HAN DECIDIÓ SEPARARSE DE MINHO.

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Siete maravillosos años de casados se estaban llendo por la borda en un solo día.

El pequeño Seungmin estaba comiendo galletas y tomando su jugo de durazno favorito mientras Han estaba atiborrado de trabajo y al mismo tiempo respondía a todo lo que su hijo le preguntaba.

Solo esperaba que llegara Minho para que entretuviera a Seungmin mientras él terminaba.

Pero nunca llegó.

Pasadas las diez de la noche Jisung fué a dejar a Seung a su cuarto para que pudiera dormir y después de eso volvió al comedor para terminar lo que tenía pendiente.

Han no sólo estaba decepcionado porque Minho no había llegado a la casa: más bien porque era su aniversario, y no cualquiera, ¡Era el de siete años! Y bueno, quizá tuvo mucho trabajo y no pudo salir de la oficina (como a veces le pasaba a él), pero ni siquiera un mensaje o un simple beso de buenos días en la mañana.

Jisung preparó su comida favorita: no llegó. Después su cena favorita; ya eran pasadas las 2 AM y ni sus luces.

Cuando Jisung estaba apunto de ir a dormir escuchó la puerta abrirse.

Y efectivamente era Minho.

No sólo había llegado tarde; también ebrio.

—Minho, ¿Estas bien?— Jisung no quería regañarlo y ser un dolor de cabeza para su marido en ese momento, así que sólo se dedicó a ayudarlo a sentarse en el sofá.

—Deberías estar dormido.

—Lo mismo para tí.

—No enfades, sólo vete, tu irritante voz me provoca dolor de cabeza.

Esas palabras le habían dolido a Jisung, era su aniversario y aún así lo estaba tratando mal en ese momento...

Pero era algo que había dejado pasar, después de todo estaba ebrio.

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Han había ido a recoger a su hijo y su sobrino a la escuela, por lo que los dos se encontraban comiendo en su casa y de paso esperando a que Minho llegara.

—Tío Han, ¿Podemos ir a jugar? Ya terminamos— Dijo el pecoso con una sonrisa.

—Laven sus manos y pueden subir.

Poco después de que los niños habían subido fué que Lee llegó.

—Hola— Recibió Han con una sonrisa.

—Hola. ¿Que comeremos?

—Encargamos sushi, llegué tarde del trabajo y— fué interrumpido.

—Han, eso no me importa, tú tienes que estar aquí para atender a la familia, de saber que íbamos a comer esto no me hubiera molestado en venir.

El mayor se paró de la silla y salió de la casa, dejando al menor en las palabras en la boca y los ojos llorosos.

Su Minho estaba cambiando...

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El noveno aniversario había sido el peor de todos.

Amaneció en la recamara de invitados; solo.

Cuando salió Minho no le había dirijido la palabra más que para decir "Estoy ocupado, no voy a desayunar aquí" y luego irse.

En la tarde le había dicho que la comida que había preparado estaba asquerosa, que prefería ir a otro lugar a comer y se había marchado.

Cuando iba de vuelta a casa con Minnie en los brazos -quien había estado con Chan todo el día para que Han pudiera disfrutar su aniversario con su marido- vió a Minho darle un beso en la mejilla que "accidentalmente" había acabado en los labios por culpa de la chica.

¡Y Lee sólo había dicho que no había problema!

Y para colmo, tampoco en la noche le habló, así que decidió quedarse hasta noche para terminar unos trámites que estaba haciendo para el aumento de salario de algunos de los empleados, a eso de la 1 AM Minho bajó y fué directo a la cocina.

—Deberías dormir, si de por sí no te ves bien sin ojeras, con ellas te verás peor.

—Voy a dormir con Minnie, tiene pesadillas— Contestó centrando la vista en los papeles que tenía enfrente e intentando no llorar.

—Bien.

Minho subió de nuevo y Han salió de la casa con las llaves de su auto, no se podía dar el lujo de llorar en su propia casa, la última vez Lee le había dicho "Que horror que seas tan sencible, ¿No podrías dejar de llorar?" o la vez que su hijo se había puesto a llorar con porque no quería ver a papi triste.

Decidió pagar una noche en cualquier hotel de la ciudad para poder escribir en aquel diario que le ayuda a desahogarse y poder llorar todo lo que quisiera.

Vaya día tan más horrible.

Vaya Minho tan más insensible...