-¿Todavía recuerdas el momento en el que nos conocimos?..se que no fue hace mucho, pero realmente me habías conmovido..
Sobre aquel palacio de los vientos la princesa de Hyrule que había sido raptada días atrás se encontraba mirando por el balcón de este, mientras sus cabellos se movían suavemente por las brisas que llegaban de lo mas alto de la torre. Zelda pensaba. Pensaba en todo lo que había ocurrido en los últimos meses. Esos meses en los que se había dejado conmover por el hechicero de frió corazón. Sus manos se encontraban apoyadas sobre la textura de piedra de aquel palacio. Una encima de otra, y a su lado estaba posicionado el espejo que había sido entregado por su prometido. La princesa había presenciado a través de este las situaciones que había estado viviendo su mejor amigo de la infancia. Sus azulados ojos se encontraban llenos de melancolía. Su mente estaba dispersa. Observando el horizonte quien lentamente mostraba aquella estrella del día que se asomaba por los cielos que acababan de despertar. La hyliana soltó un suspiro y permaneció en silencio. ¿Como había dejado que su corazón se cautivara por alguien tan horrible como el hechicero?.
-¿Todavía lo recuerdas?...responde..
Reclamó la princesa al hyliano de purpura quien se encontraba posicionado sobre la entrada de aquel mirador en silencio. Las aves comenzaron a cantar con suavidad en los alrededores, y las frías piedras que conformaban el palacio se vieron iluminadas por los pequeños rayos de sol que se posicionaban por todo lo alto. El hechicero dio unos pasos hacía delante. La princesa no se volteó a verlo, pues sus ojos solo deseaban contemplar a aquel puro y vasto cielo que la rodeaba. De repente unas manos abrazaron su cintura con delicadeza. La hyliana no se inmutó ante ello. El brujo apoyó su rostro sobre la espalda de la muchacha mientras depositaba sobre esta un pequeño beso. El mutismo continuaba recorriendo aquel palacio de los vientos. El ojo guardián que vigilaba a la realeza reposaba por encima de los aires. La rubia llevó ambas manos hacía aquellas que la sujetaban. Las tomó y luego las apartó.
-No me toques...
El hechicero no dijo nada. Solo se quedó observando. La joven aun dirigía su mirada hacía el horizonte. Intentando evitar a aquel ser que había sido dueño de su corazón. Sus sentimientos eran confusos. No podía huir de allí, pues corría riesgo de morir si lo hacía. No le agradaba aquello. No. No le agradaba para nada lo que había hecho. Atacó a su mejor amigo y se burló de una de las diosas mas importantes de su leyenda. Aquello era imperdonable. Lo odiaba, pero al mismo tiempo sus sentimientos de amor seguían estando presentes. ¿Como se podía amar y odiar a alguien a la vez?. Su cabeza daba vueltas. Decía despreciarlo. Decía que no quería nada con él, pero en el fondo aun sentía que podía cambiar y que podía volver a hacer el mismo muchacho que había conocido meses atrás. Su corazón comenzó a latir con fuerza mientras sus ojos se cerraban con lentitud. Aquellas manos del hechicero volvieron a sujetar su cintura acercando a la princesa hacía su propio ser. Los belfos de la hyliana se vieron atrapados con los de su contrario en un beso. Un beso delicado y profundo. Un beso que solo confundía aun mas los sentimientos de la joven. Las manos de la rubia se apoyaron con suavidad sobre el pecho del brujo mientras dejaba que sus labios continuaran con aquel acto. Aquello era dulce, y amargo. La tristeza que irradiaba en su corazón era mas fuerte. La impotencia crecía aun mas en su interior. Se sentía como una pecadora. Una traidora. Una egoísta. Pues al ser la princesa de Hyrule debía hacer lo mejor para su pueblo. Debía velar por la trifuerza y por la diosas que habían creado su mundo. Debía aborrecer y despreciar a todos aquellos que querían hacerse con la fuerza y que deseaban erradicar su reino. No podía amar a alguien que se burlaba de la diosa blanca. A alguien que había mancillado su nombre como soberana de la familia real. A alguien que solo jugaba con sus sentimientos para seguir trayéndole sufrimiento. Se sentía sucia. Zelda se sentía sucia. Pues su melancólico corazón aun seguía pidiendo por el hechicero. Ella quería tenerlo entre sus brazos. Besarlo. Amarlo. Quería que él fuese feliz con ella. Pero aquellos sueños de una pequeña niña solo eran otras mentiras que se inculcaban en su ser.
Vaati se apartó de allí y miró a la joven. Guió una de sus manos hacía su mejilla acariciándola son suavidad. El viento aun seguía moviendo los cabellos de ambos hylianos, mientras que el sol finalmente tomó control sobre todo el reino. Las aves cantaban. Las nubes viajaban por los cielos. Aquel ojo vigilante continuaba suspendido entre los aires. El hechicero sonrió y luego exclamó.
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Tloz- El Anhelo de una Sombra.
FanfictionPasaron siete años desde los acontecimientos ocurridos en Four Swords. Link, actualmente con diecinueve años, esta viviendo una situación que no puede enfrentar. Zelda esta por casarse con un extraño hombre llamado Vaati. Por situaciones que pasan m...