Las palabras dichas y los recuerdos impuestos por el Minish anciano comenzaron a vagar con tranquilidad por la conciencia dormida del héroe de la espada cuádruple, quien finalmente logró retornar hacía el tronco en el que había estado desde un principio, sucumbiendo ante sus facultades naturales con el gorro entre sus manos y una sonrisa formada entre sus labios.
Desde lo mas alto de aquel tronco, específicamente sobre el árbol mas elevado, una figura masculina se encontraba mirando la luna con suma melancolía,mientras era testigo de como aquellas horribles nubes nocturnas abandonaban por completo la escena que estaban cubriendo con anterioridad. Los azulejos de la sombra eran reflejados por la débil luz de aquel cuerpo celeste, dejando sobre ellos un ligero pero a la vez nítido brillo. De los labios del ser de la oscuridad un ligero suspiro se liberó, seguido de una sutil brisa de vapor provocada por el calor que salía de su cuerpo hacia el exterior. Las percepciones que tenía acerca de su entorno eran extrañas, de tal forma que podría jurar que aquello lo estremecía por completo. Su mirada era intranquila y desgraciada. Sus ojos no se apartaban de la escena impuesta ante ellos. Su corazón latía con rapidez, no por buenas sensaciones, sino por aquellas que eran de origen desagradable. Sus manos sudaban, y se encontraba inseguro.Los cielos oscuros arrasaban por encima de su cabeza, pero aquel mismo no era natural. Esa noche no era la misma de siempre. Esta, al igual que todo su mundo había cambiado.
Shadow aun continuaba recostado sobre aquel gran tronco de árbol, pensando. Su mirada deprimente ya no se dirigía hacía aquella esfera redonda que se encontraba observándolo desde la lejanía de esas tierras, sino que ahora lo hacía en dirección a aquellos seres que eran idénticos, en cierto modo a él, los cuales se encontraban completamente dormidos, ignorando todas aquellas horribles situaciones que ocurrían en sus alrededores.
Los tortuosos pensamientos que invadían en su inconsciente no lo dejaban concebir el sueño con tranquilidad. Se sentía juzgado. Vigilado, por aquel ente blanquecino de gran tamaño que era dueño de las tierras dormidas de Hyrule. La oscuridad de estas lo aterraban, Pues una ligera sensación de peligro se percibía en su alrededor. La sombra permaneció en silencio. No podía esperar hasta el amanecer.No, pues aquello lo estaba carcomiendo por dentro. Las emociones que sentía, los miedos que sentía tomaban un completo control sobre su oscuro cuerpo y sino hacía algo al respecto para apagar con las mismas se volvería loco y perdería el control de tal forma que sería capaz de realizar lo que sea para callar aquellos pensamientos. Incluso si eso significaba atentar contra su propia salud. Shadow guió una de sus manos hacia su pecho en un intento de encontrar paz. Sus párpados se habían cerrado por completo mientras inhalaba y exhalaba con lentitud intentando volver a respirar con normalidad. Pero, todo aquello era inútil. Aquellas horribles sensaciones continuaban sin desaparecer. Debía buscar una solución rápido. ¿Que haría?. ¿Que podría hacer para callar con aquellos desgraciados sentimientos?. La única opción que tenía era liberarlos, pero ¿Como?. Solo debía utilizar la palabra. Si, eso era lo correcto. Debía compartir sus penas y de esa forma sería liberado de su angustia. La sombra extendió su cuerpo por fuera de aquella gran rama. Sus ojos se dirigieron rápidamente hacia la silueta dormida de su amigo de prendas violetas. El rostro del muchacho se veía sereno. Tranquilo. Como nunca lo había estado desde que comenzaron con su travesía. Shadow suspiró. Dudando en realizar aquellas acciones. Extendió ambas manos por encima de sus ojos para observarlas, antes de tomar su último recurso. Estas se visualizaban débiles, temblorosas, al igual que el resto de su cuerpo. Guió a ambas sobre su pecho y se puso de pie mientras bajaba de aquel árbol con suma delicadeza. El sonido realizado por los pies de la sombra tocando el suelo fue vacío. Casi como si fuese una hoja o una pluma cayendo de los cielos. La luna continuaba presenciando aquella escena, y las estrellas brillaban de tal forma que podrían enceguecer a cualquiera que dirigiera su mirada hacia ellas. La fría brisa de invierno acariciaba con suavidad los cuerpos de cada uno de los jóvenes dormidos, mientras finalmente el muchacho de las sombras lograba llegar hacia su objetivo. Su respiración comenzó a agitarse y los latidos de su corazón habían empeorado. Sus manos, que se encontraban aferradas entre si, temblaban sin control. Sus ojos eran una combinación de tristeza, agonía, depresión, miedo, entre otras cosas. A penas era capaz de articular algunas palabras. Vio se encontraba recostado sobre aquel tronco bajo, sin saber lo que ocurría allí realmente. El de cabellos morados extendió una de sus manos temblorosas hacia la silueta de su compañero en un intento de despertarlo. El de cabellos miel no reaccionaba, pues el sueño que tenía era demasiado pesado. Casi entre suplico y desesperación el héroe oscuro continuo realizando lo mismo una y otra vez. Hasta que al cabo de un par de minutos finalmente logró despertarlo. Los azulejos del héroe de purpura a penas podían visualizar con claridad lo que se encontraba delante de él. Su visión era borrosa, nítida. Como si toda su vida hubiese sido invidente. Movió sus párpados un par de veces intentando recuperar la imagen. Los colores monocromos de morado y negro comenzaron a tomar forma delante de él. Al cabo de unos minutos visualizó al muchacho de triste mirar. Vio no dijo nada. Sus ojos se abrieron con sorpresa al observar el estado de su par. Su rostro parecía temeroso. Sus manos estaban presionadas contra su pecho y a penas era capaz de decir algo. El de ropas claras bostezó y limpió su rostro mientras analizaba aquello que observaba. Extendió una de sus manos hacia la muñeca de su opuesto y al tenerla entre su semblante notó un ligero movimiento proveniente de esta. Una expresión de preocupación no tardó en posicionarse sobre su ex cansado rostro. No había tiempo para dormir. No era el momento. Su amigo y confidente lo necesitaba. El hyliano abrió lentamente sus labios intentando articular una palabra, pero fue callado con temor por obra de la sombra quien aun con su lance tembloroso lo dirigió hacia el mismo. Vio se puso de pie mientras continuaba sujetando la muñeca ajena. Shadow no dijo nada y observó a su par. Aquella mirada además de demostrar sentimientos negativos mostraban otras cosas, pues aunque no se oyó palabra en aquel entonces el de prendas púrpuras comprendió el pedido de su compañero. Los arroyos continuaban emitiendo débiles sonidos que eran provocados por el choque de sus aguas. Los insectos nocturnos cantaban con sigilo mientras que las verdes hojas danzaban por el viento de invierno que se aproximaba. Ambos hylianos se habían apartado de la escena. Tomando distancia de sus pares dormidos. Los sonidos de las botas chocando contra el césped resonaban por aquel campo, a la vez que la luna continuaba iluminando. Los minutos pasaron y el silencio continuaba. Ya estaban alejados de todos aquellos seres que habían herido, en cierto modo, a la sombra en el pasado. Los opuestos se sentaron, agotados de caminar, sobre el suelo. Este mismo se encontraba manchado a penas con algunas pequeñas gotas de rocío que aparecían durante la noche. La manos de ambos tocaron los verdes y oscuros pastos sintiendo la fría calidez que provenía de aquel liquido nocturno.
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Tloz- El Anhelo de una Sombra.
Fiksi PenggemarPasaron siete años desde los acontecimientos ocurridos en Four Swords. Link, actualmente con diecinueve años, esta viviendo una situación que no puede enfrentar. Zelda esta por casarse con un extraño hombre llamado Vaati. Por situaciones que pasan m...