41. Calcular

404 67 29
                                    

Darren

Regreso a casa, reviso que Seyn no esté y por suerte no lo halló. Seguro se encuentra con Ace. Genial, ahora no solo tengo la culpa de no haberle contado lo de Leik, sino que me siento mal por haber permitido que Arien me besará. Sigo arruinando las cosas, una tras otra. No paro y no sé dónde está la mariposa. Ha desaparecido.

Mi celular suena y contesto sin pensármelo mucho.

—¿Hola?

—Hola, Darren —Oígo esa voz femenina y se me eriza la piel.

—Profesora, digo voces —Reacciono.

—Estuvimos pensando en ti.

—No sé cómo tomarme eso —opino.

—Queremos verte.

—No, gracias, tengo suficiente problemas, que calculo que son por culpa de ustedes.

—Calculas bien —Se ríen —¿Vas a venir a la trampa que tenemos preparada para ti?

—Si quisiera suicidarme lo haría, pero no, estoy muy bien, gracias otra vez.

—Es que nos preocupa tu madre.

—¿Mi madre? —Miro para todos lados buscando a la mariposa.

—No, esa no, cariño.

La biológica, como dijo Ace.

—¿Cómo saben que buscaba a la mariposa? —Intento entender —¿Están cerca?

—Porque sabemos que estás débil y por eso no puedes verla, pero sí, estamos cerca, de hecho estamos paradas en frente de la puerta de tu casa, podemos esperarte mientras te cambias, calculamos que no vas a venir en tu forma femenina, porque no te sentirás seguro.

Mierda.

—Voy para allá —Les corto.

Agarro pantalón, chaqueta y camisa, entonces me dirijo al baño. Me cambio la ropa, luego mi forma de chica a la de hombre, cuando termino mi transformación, voy hasta mi cuarto a ponerme las zapatillas. Al salir del apartamento veo a las voces en su forma femenina, la mujer tiene un abrigo largo y marrón, debajo un vestido, se gira con esos tacos de infarto, dando la señal de que debo seguirla, avanzo a su lado.

—¿No van a matarme? —les pregunto —Es su oportunidad.

—Ay Darren Wein, aún no te diste cuenta la razón de debilitarte y te dices llamar La Perfección —Ríen.

—Pienso que ustedes creen que yo puedo derrotarlas.

—De hecho así es —Me observan con esos ojos que pareciera que puedes ver el infinito —tú puedes restaurar lo que nosotras destruimos, lo hiciste una vez, ¿recuerdas?

—Sí, en la playa, cuando Maik murió y yo lo traje de regreso, aunque Rein quedó petrificado esa vez.

—¿Sabés por qué quedó así? Porque no puedes restaurar a tu contrario y nosotras no podemos destruirlo, aunque claramente podemos hacerlo si usamos otros métodos —Se detienen delante de un galpón —¿Quieres entrar? —preguntan.

Dejo de caminar y observo el lugar.

—No, pero no creo tener otra opción.

Ellas están aquí #7Donde viven las historias. Descúbrelo ahora