2. Enseñenme

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Rein

Me arden mis ojos de chico, creo que se me han enrojecido de tanto llorar. No tengo ganas de nada, quiero desaparecer. Odio a todo el mundo, ojalá que se mueran.

—Rein —Noto como se hunde la cama mientras estoy cubierto por las sábanas.

—¿Qué quieres? —le expreso molesto a Emmet —¡¡Sal de mi cuarto, no vuelvas a entrar por mi ventana!! —Tironea de la manta y cuando logra quitármela le grito —¡¡Déjame en paz!!

Se acerca a mi rostro y retrocedo, agarra mi barbilla despacio, entonces se pone a centímetros.

—¿Te he dicho la razón de el porqué me enamoré de ti?

Frunzo el ceño.

—No me interesa.

—No importa qué —Ignora mi acotación y sigue con su monólogo —el Rein que yo conozco sonríe a pesar de todo, esa es toda la verdad.

Le pego a su mano y me suelta.

—Yo no soy nada sin las voces ¡¡Nada!! —Le tiro el almohadón pero el lo ataja a su velocidad de vampiro, luego lo suelta —No digas que no las necesito ¡¡Es mentira!! No quiero volver a ser el estúpido que era en secundaria, me niego —Me agarro de la cabeza y vuelvo a llorar —pero no están ahí, ya no están... las mataron, las mataron... asesinos... Me voy a vengar —declaro.

—¿A tu hermano también?

—Sí, mueránse todos —expreso lleno de odio mientras electricidad sale de mi cuerpo y el vidrio de la ventana comienza a resquebrajarse, entonces Emmet debe retroceder.

—No estás pensando con claridad.

—¡¿Tú qué sabes?! —grito y varios cristales se rompen, saltando para todas partes, uno se le clava en el cuello.

El vampiro se toca la zona afectada, sintiendo el dolor y despacio se quita el trozo que se ha clavado casi en la yugular. Su piel se cura rápido y lo sigo mirando como si nada hubiera pasado.

—Cálmate.

—Me calmare cuando te largues.

—Tienes suerte de que sea un ser sobrenatural, pero mira si lástimas a tu hermano.

—¿Por qué insistes con eso? —me quejo.

—Porque mientes al decir que no te importa, has cerrado la puerta con llave para no lastimarlo. Entre por la ventana ya que él me llamó y no podía pasar, se preocupa por ti, has estado encerrado aquí hace días.

Ruedo los ojos.

—Las voces no están, ya no puedo lastimarlo, no necesito recolectar energía negativa, no inventes.

—Lo sé, pero cuando te encuentras irritado, haces este tipo de cosas —Tira el vidrio al piso —y tienes conocimiento de ello, no puedes mentir.

—¿Y?

—Rein...

—¡¡Déjame!! —grito furioso —¡¡No quiero ver tu maldita cara!!

Viendo que no cambio de opinión, termina por desaparecer, las cortinas de la ventana se mueven, demostrando que se ha ido por allí.

Se forma un silencio hasta que me vuelvo a recostar, me cubro con la manta, regresando con mi llanto. Escucho que la ventana rota se mueve, me refriego los ojos y me siento otra vez para gritarle, pero me detengo cuando es otra persona.

—¿Ya se fue el aburrido? —expresa sentada sobre el borde con los vidrios rotos.

Es una chica de cabello muy oscuro, tan largo hasta las rodillas. Sonríe muy tranquila y me observa de una manera demasiado extraña.

—Creo que entraste a la ventana equivocada —le aclaro —. Aquí te será complicado robar.

Aunque su ropa no parece de ladrona, de hecho parece cara.

Se levanta como si no le doliera lo que se ha cortado con el cristal, camina despacio hasta la cama, y no deja de observarme con esos ojos tan oscuros, que parece que vieras el universo entero en ellos.

—¿Qué crees que haces? —expreso cuando se sube sobre la cama y gatea hasta llegar a mí.

Esta se va a morir pronto.

Sus manos tocan mis mejillas, acercándose a mi rostro.

—No llores, ya estamos aquí.

¿Eh?

—Ustedes son...

—Exacto —Se suelta recostándose a mi lado —. Ha sido difícil, pero al fin encontramos la dirección —Se ríe —este mundo es enorme, pero no mejor que el nuestro.

—Son ustedes —Lagrimás de felicidad salen de mis ojos y acto seguido abrazo a la mujer —pensé que habían muerto ¿Cómo es posible?

—Teníamos todo calculado.

Alzo la cabeza, alterado.

—¡¿Y no pensaban decirme?! —Las miro detenidamente —¡¿Y de dónde salió este cuerpo?! ¡¡Cuéntenme todo!! ¡¿De qué me perdí?!

Hacen una gran carcajada, para luego sonreír explicando su plan.

—Venimos analizando la situación desde que Blake te disparó, pensamos en la posibilidad de usar su arma para materializarnos, tuvimos que mantener en secreto la idea, hasta saber dónde ocultaba la sustancia que nos ayudaría, y el bebé de Eliza fue la distracción perfecta.

—Oh entiendo, se podrían haber enterado sino —expreso conforme con sus respuestas.

—Mira esto —Se levanta de la cama y a una velocidad que ni Darren ni yo podríamos, comienza a cambiar de forma a una masculina, de hecho su ropa también.

—¡¿Cómo hacen eso?! —grito emocionado al ver el cambio de atuendo —¡¡Enseñenme!! —exijo.

—Te enseñaremos lo que quieras, pero antes —Chasquea los dedos y veo que un agujero negro se abre del suelo, entonces una mesa llena de comida, despacio sube hasta la superficie —¿Quieres?

—Eso no se pregunta —digo hasta que casi babeo y bajo de la cama para acercarme allí, me siento en el suelo, al costado de la pequeña mesa —. Aquí hay frutillas, tortas, postres, galletitas, cereales ¡Me muero! —grito emocionado, agarrándome de los cachetes —¿Dónde consiguen esto? —Muerdo una magdalena y me deleito con el sabor —Mm que rico.

El chico camina hasta mí, se sienta a mi lado, agarra una barra de dulce y la muerde.

—No entendemos que le ves a esto, pero si te hace feliz, cómetelo todo —Deja la golosina a un costado de la mesa y luego me contestan —. Las creamos, un ser normal moriría si las mastica, pero nosotros, o sea nosotras y tú, estamos calificadas para comerlas.

—¡Wow! ¿Qué más pueden hacer?

Sonríen con malicia.

—Muchas cosas —Se levanta del suelo —pero ahora debemos irnos.

—¿Por qué? —digo disconforme.

—Volveremos en la noche, no te preocupes, estamos preparando algo muy especial para el futuro.

Frunzo el ceño.

—¿Por qué no me incluyen?

—Oh querido Rein, todos están incluidos.

Ellas están aquí #7Donde viven las historias. Descúbrelo ahora