Ellas están aquí #7

46. Final parte 1

Rein

Es muy gracioso, ahora Emmet está enamorado de las voces y no de mí.

Frunzo el ceño.

—Muy gracioso —Le pego un puñetazo lleno de electricidad y él sale disparado hacia atrás, así que sonrío —. Y nadie me secuestra —Camino meneando las caderas de chica hacia la salida —, ya van a ver cuando las encuentre, pero antes debo ir a ver a Maik.

Tengo que saber si está bien.

Corro fuera de la mansión de las voces y voy por el sendero que está todo deteriorado. O sea la única casa que se ve bien, es la de ellas, todo lo demás es pura destrucción y martirio. Parece ser que no tiene fin, ¿hasta dónde llegará toda esa energía negativa? Espero que no a la de mi casa. Esto más que ciudad parece bosque, plantas negras rodean las viviendas y hay oscuridad por todas partes. Solo se puede ver tristeza, me divertiría si no fuera que estoy preocupado por mi hermano.

Detengo mi camino entre muchos árboles, ya no hay gente, solo veo vegetación toda negra ¿Me perdí? No puede ser, la mala suerte no me puede afectar a mí también, ¿o sí? Bueno, no sé controlarla, no es mía y estoy peleado con las voces, quizás sí estoy en un problema.

Me sobresalto al ver un portal en el camino. Es extraño, tira rayos blancos, es muy diferente a los míos. Me sorprendo cuando un reloj enorme se dibuja alrededor de este y de repente un chico sale disparado de allí, termina rodando en el suelo golpeándose, así que me río.

—Que bobo —opino.

El portal no se cierra, sale otro hombre más de allí, aunque este no es castaño y aterriza con estilo. El morocho salta, entonces el reloj desaparece. Me cruzo con la mirada de este último, uno de sus ojos no tiene pupila, es blanco, del mismo color tiene dos rayas pintadas en su cabello y a la vez, dos cicatrices verticales debajo de aquel ojo blanco. 

—¡Borja, estamos aquí! —grita el castaño que estaba en el suelo pero que se levantó de un salto, así que el nombrado deja de mirarme —¿Te sientes bien?

El de las cicatrices se ve agotado, se agarra del cuello, sintiéndose mal, pero le contesta.

—Lennard, aún no me acostumbro a mi nuevo estado de híbrido.

Presto mejor atención, viendo su forma de vestir y sus uñas, me doy cuenta que son hombres lobo ¿Tendré suerte? Necesito de algún olfato para poder salir de aquí.

—Siento interrumpir su conversación —Me les acerco y revoloteo mis pestañas —podrían ayudarme, me perdí.

El chico castaño, el que es alegre me responde.

—Nosotros también estamos perdidos ¿Qué época es esta? —pregunta animado —Esto se ve muy lúgubre para ser el futuro —Mira el lugar y luego a su amigo —¿No te habrás esquivado? —Hace puchero.

—Imposible —le responde fríamente el otro —seguimos la esencia de Ra, como me dijiste.

—¡Pero Ra no viaja en el tiempo, está muerta! —grita indignado.

—Dejen de hablar de sus problemas —me quejo —solo necesito que olfateen dónde hay más gente.

—No olfateo personas cerca —me contesta el amigable, ya que el moreno de alguna manera me mira con odio y no sé por qué —. Lo que sí huelo es sangre —Señala un camino —por allá, quizás te sirva.

—Mm vale —Me voy corriendo sin agradecer y dejándolos que se pierdan en la mala suerte de este bosque.

Culpa de mi naturaleza.

Llego a una especie de santuario, que jamás había visto y entro a pesar de que no veo a nadie. Hay una sala enorme con cadenas, mucha energía negativa y algunos frascos con sangre, especias y posiciones que no sé qué contienen. Presiento que las voces han estado aquí y preparado todo esto. Levanto un libro que hay sobre una mesa y le saco el polvo.

Leo en vos alta.

—"Hechizo de resurrección".

Me planteo todo lo que acaba de ocurrir, esos hombres lobo con sus poderes de viaje en el tiempo, el nombre "Ra" y que son demasiadas coincidencias en un solo día, entonces me sorprendo, cayéndose el libro al suelo.

—Quieren revivir a Ragnak.

¿Por qué? ¿No es suficiente combatir con un restaurador y quieren enfrentarse a dos? Las voces se han vuelto locas o algo realmente espantoso ocultan.