17. Tatuaje

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Darren

Se han ido todos.

Bueno, casi todos.

—Tierra llamando a Emmet —Le doy dos golpecitos en la cabeza mientras me siento a su lado en mi forma de chica —¿Los vampiros se emborrachan? —le pregunto a Seyn que está parado en frente de la mesa.

—No lo sé, por lo que dijo una vez, no les gusta nuestra comida, así que ni idea cómo tomó esa bebida

—¡Ace estaba ebrio pero no se me desmayó! —grito señalando a mi guardaespaldas —¡Y se supone que Emmet es el fuerte!

—¿Por qué el adivino está acostumbrado a la bebida? —formula su teoría poniendo una mano en su barbilla.

—Que inteligente —Sonrío —por eso eres mi novio.

El rubio apoya una mano en la mesa y se acerca a mi rostro.

—También por otras cosas —dice de manera pícara.

—Ah, ¿me las muestras? —Revoloteo mis pestañas.

Nuestras bocas están a centímetros, a punto de besarse, pero el celular suena y me corta el momento, así que lo agarro.

—¿En serio vas a atender? —se queja Seyn.

—Sh, cállate —contesto —¿Hola?

—Hola, Darren.

No reconozco la voz así que frunzo el ceño.

—¿Quién es?

—Soy yo, tu madre.

Me quedo tildado un momento.

—¿Qué? —Reacciono después, entonces mi gesto de sorpresa, cambia a uno de enfado —Yo no tengo madre, mi madre está muerta.

—Quiero decirte algo.

—No, muérase usted también —digo con odio y le corto.

Una punzada llega a mi cabeza por ir en contra de mi naturaleza y Seyn se preocupa.

—Darren —mi pareja toca mi hombro —¿Estás bien?

—Me dolió —Bufo y apoyo mi mano en la zona afectada.

—¿En serio era tu madre biológica? —expresa sorprendido —¿Cómo obtuvo tu número?

—No sé, no me importa —Suspiro —lo que me molesta es cómo reaccioné.

—Pero es normal que respondieras eso, estás en tu derecho, te trato como mierda en el pasado, ¿y ahora viene a llamar? —expresa indignado.

—Soy un restaurador, no le deseo la muerte a nadie, no está en mi naturaleza —aclaro lo que le dije por el teléfono.

—No le veo sentido —opina.

—Yo sí ¿Cómo te explico? —Me lo pienso detenidamente —No le deseo el mal a nadie porque eso es... —Hago una pausa entendiendo —energía negativa —Me levanto de la silla y me pongo de espaldas hacia él —¿Me bajas el cierre?

—Aunque me encanta que te me insinúes, Mariposa, estamos hablando de algo serio.

—¡Bájame el maldito cierre y dime qué ves! —le grito enfadado.

—Bueno, bichita mandona —Bufa y entonces lo desciende —. Mariposa...

—¿Qué? ¿Qué ves? —insisto ansioso.

—Está borroso tu tatuaje ¿Eso es normal? —pregunta curioso.

—¿Borroso? —Me lo pienso —¿Crees que las voces...

—¿Están vivas? —Termina la pregunta y me doy vuelta a mirarlo, así que repite su pregunta —¿Es normal que el tatuaje se vea así?

—Solo si dejé entrar energía negativa a mi cuerpo, aunque no creo que mi madre con tan solo una llamada pueda generarme eso.

—¿Y va a quedarse así? —refiriéndose al tatuaje.

—No, es sólo una señal de que estoy débil, cuando recupere la energía perdida regresará a su forma normal.

—O sea que no estás por enfermarte, es energía negativa, ¿pero de qué? —Se lo piensa mejor —¿o de quién?

—No creo que las voces, si controlan a alguien, puedan sacarme energía, o sea ya se la están quitando a esa otra persona —aclaro.

—¿Entonces? —Alza una ceja.

—No lo sé, pero hay que averiguar para sacarnos las dudas, hay que ir a donde las vimos por última vez.

Ellas están aquí #7Donde viven las historias. Descúbrelo ahora