Cuatro

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[Jimin]

Entré a la universidad de Jungkook buscándolo por todos lados, algunos chicos con los que había consultado me dijeron que estaría en la sala de prácticas del tercer piso, cuarto 3A.

-Creo que es aquí -dije al encontrarme con la placa 3A.

La puerta ya se encontraba miedo abierta así que sólo la empuje un poco, de inmediato vi a Jungkook bailando solo frente al enorme espejo de cuerpo entero que había allí. Me limite a observarlo y no pasó por desapercibido para la frustración en su mirada.

-¡Jungkook!

Corrí hacia él cuando lo vi caer al suelo.

Él apartó la mirada de su rodilla en cuanto me tuvo casi de frente. Se veía sorprendido pero más calmado que hace rato.

Me alegra darle algo de paz.

-¿Estas bien? ¿Te duele algo?

-Jiminie. -Sonrió derritiendo mi corazon-. Estoy bien, pero no puedo decir lo mismo de mi baile.

-Lo has hecho bien, Kook.

-Mis movimientos son lentos, Jimin. -Apartó su mirada-. La practique tres veces y aún me equivoco al final.

- Vamos, no podías ser tan genial en todo, ¿o sí?

Creo que había dicho lo correcto, al menos para hacerlo reír.

-¿Dudas de mí? Me dueles, Park Jimin.

- Lo que te duele es el ego. -Reí-. Vayamos a almorzar juntos, muero de hambre.

- Oh, ¿viniste hasta aquí para que comamos juntos? -Lo ayudé a ponerse de pie y en cuanto lo hizo tomó mi rostro entre sus manos y beso mis labios inesperadamente-. Qué atento, aunque yo esperaba sacarte a cenar luego del trabajo, creí que no tendrías tiempo antes.

-¡Hey!, soy hijo del Ceo, puedo llegar tarde.

A fin de cuentas había entrado a la compañía con la condición de que me dejaran dedicarme medio tiempo al baile, retomando mis clases en la academia a la que asistía en mis primeros años de secundaria. Por el momento eso bastaba.

Jungkook y yo teníamos una sólida relación en donde nos apoyamos mutuamente, yo con sus terapias y él con mi baile. Teníamos toda clase de citas y nos gustaba sorprender al otro. Continúa escriendo en su libro para que un día recordaramos esos momentos y también pegaba las fotos que tomaba con su cámara. Aprovechaba cada momento para tomarme una fotografía, decía que un día las mostraría en un museo de arte porque es donde merecían estar, yo sólo reía ante eso.

Pero... si las expuso al público.

Cada momento junto a Jungkook me hacía amarlo aún más.

-Bien, empecemos con la entrevi... disculpa,¿te conozco de algún lado?

Su apariencia formal me confundía un poco, pero creía que lo había visto en algún otro lugar. El chico sonrió y me extendió su mano.

- Lee Taemin, un gusto. Soy el chico que salvó tu trasero ese día en el bar.

Oh... vaya.

Solté una risita incomoda y lo miré a los ojos.

-Oh vamos, por favor olvida eso.

Taemin me sonrió de regreso.

-Es casi imposible olvidarme de ti.

Me quedé en silencio, casi sorprendido por sus palabras, pero inmediatamente sacudi la cabeza y reí.

-Claro, no olvidas fácilmente al chico que vomito tu abrigo. Descuida, te enviare la factura de la tintorería más tarde.

Volví a reír y le estreche la mano.

-Ese día fuiste de mucha ayuda, te daré el empleo y estamos a mano, ¿qué me dices?

-Me parece una oferta razonable que no puedo rechazar.

Asentí con la cabeza y volvimos a reír.

Cáncer Donde viven las historias. Descúbrelo ahora