Veintiséis

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Era el segundo día que Namjoon se la pasaba detrás del vidrio, esperando a que Yunho abriera sus ojos. El doctor Yeosang lo único que podía decirle era que no perdiera la fe y, que de una u otra forma, debía mirar hacía delante y cumplir con lo prometido. Vio sus ropas blancas pertenecientes al hospital, lo habían internado luego de su caída y los estudios habían acabado; estaban listos para operar a Namjoon.

-Si cumplo mi promesa ¿cumpliras ma tuya, Yunho? ¿Puedes asegurarme que estarás aquí cuando despierte?

Nada, ni un solo movimiento.

-Es hora, Namjoon. -El doctor Yeosang dejó caer su mano en el hombro de Nam.

-Estoy listo. Yunho, pronto volveré, esperame aquí ¿sí? Te amo.

Minutos después se encontraba en una camilla, una luz golpeaba sus ojos y el doctor Yeosang se preparaba junto a otro neurocirujano. Cerró sus ojos cuando el efecto de la anestesia llego a su sistema y todo se volvió oscuro.

Despertó en un sueño, un campo verde y un cielo azul, se puso de pie y miro todo a su alrededor, podía distinguir fácilmente un mar interminable a metros de él. Caminó en esa dirección y el pastizal que llegaba a sus tobillos fue reemplazado por arena.

-¿Yunho?

Frente a él vio el cuerpo del peliazul, estaba remojando sus pies en el agua y al oír su nombre giró a verlo. Sonrió tanto como pudo y corrió a sus brazos, la brisa del mar los golpeó cuando ya estaban en la arena abrazandose y riendo.

-No puedo creer que estés aquí -susurro Nam, aferrandose a él.

- Te hice una promesa. -Tomó sus mejillas y susurro-: Es nuestra isla.

Tras decirlo la sonrisa de Nam se apagó, Yunho retrocedió dejándolo libre para que pudieran sentarse frente al otro.

-Pero es un sueño, Yunho, no debía ser así.

- ¿Quién dice que es sueño? -Sonrió.

-Lo es, yo estoy en la sala de operaciones ahora.

-Y que tal si eso es un sueño y esta la realidad ¿no lo has pensando?

- Te quiero conmigo.

- Estoy contigo, Nam.

Namjoon negó con la cabeza y tomó la mano de Yunho.

-No puedo sentir realmente tu tacto -dijo mirando sus manos entrelazadas-. Aunque me gustara esto no es real.

- Puede serlo si quisiéramos, sólo debes quedarte conmigo.

- Amaría hacerlo. -Sonrieron-. Pero también hice una promesa de que sería fuerte y aprendería a vivir sin ti. Debo cumplir esa promesa ahora Yunho.

- Namjoon, un día estaremos juntos aquí, en nuestra propia isla.

Una rara sensación le recorrió el cuerpo, como una fuente eléctrica que le provocaba Yunho. Además, pudo sentir arrepentimiento.

¿Qué tal si él tenía razón? ¿Y si finalmente la cirugía fracasó y estaba muerto, alucinando?

- Por favor, no me dejes. -Namjoon lo apretó más a él.

Tenía miedo, demaciado miedo. No quería abrir los ojos, estaba tan aterrado por lo real que comenzó a sentirse todo de repente.

-Despierta. -Le susurro él.

-Aún no, quiero estar un rato más contigo.

-Recuerda tu promesa.

Estaba seguro, algo malo había pasado.

-Sólo un poco más.

-Namjoon, tienes que ser fuerte.

Namjoon se apartó y fue besado por Yunho.

- Ahora cierra tus ojos, cuenta hasta cinco y vuelve a abrirlos ¿sí? -Namjoon asintio muy lento.

- Uno. -Cerro los ojos-. Dos... tres... cuatro...

Cinco.

Entonces fue hora de abrirlos, una brisa suave golpeo su rostro con delicadeza, la luz natural del sol se sentía sobre su piel y era reconfortante, se sentía cansado y ligero al mismo tiempo, había un tintineo en su cabeza y el tacto de una mano sujetando la suya. Observó esa palida mano y muy lento fue viendo más hasta dar con el dueño.

Yunho dormía placidamente sobre su brazo a un costado de la cama, las lágrimas de los ojos de Namjoon desvordaron y fue un sollozo suyo que despertó a Yunho.

- ¿Namjoon? -Éste abrió los ojos deprisa y al ver a su novio despierto de aferró a su cuello sollozando junto a él-. Lo lograste, Nam, estas aquí.

¿Realmente... era cierto?

-Estamos juntos.

Estaban juntos.

Ellos habían ganado.


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