Durante los veinte minutos de viaje, Lucas solamente miraba el espejo retrovisor exterior viendo el abundante follaje peculiar rojizo del bosque. Movido por la brisa, el mar de enormes hojas de color rojizo oscuro producía el sonido de un bongo hueco que se dispersaba entre las nubes húmedas, brumosas, sobre ellos. Lucas soltó un resoplido.
—Hey chico —habló Clarck mirándolo de reojo. Tras ver que éste no respondió, colocó su mano sobre la pierna del chico dando un ligero roce—. Sé que no entenderás por qué la dejé, se te hace difícil porque eres noble —Lucas le miró con los ojos húmedos—, he aprendido que a veces debes pensar por ti mismo. No lo entenderías. Aún eres muy joven, pero no dudo —se lamió los labios—... no dudo de que tú puedas guiarnos. Tú puedes ser un gran líder. Nuestro líder.
Lucas le miró inflexible y volvió la mirada en el camino. Clarck torció el labio inferior y continuó conduciendo.
—Lucas... —le habló de nuevo—...esto no lo debe saber nadie más que tú y yo.
—¿Por qué debería guardármelo como un secreto? —repuso el chico, dejando tensos sus hombros.
—Porque no puedo perder la confianza de ninguno, mucho menos de Brad.
—¿Qué tiene de especial la confianza de Brad? ¿Acaso es muy importante para ti? Porque para mí lo es.
—Mira —suspiró antes de confesar—, Lucas, tal vez no lo sepas, pero todo lo que sucedió en Pripyat ha sido planeado durante años, tal vez décadas —Lucas frunció el ceño desconcertado—. Yo trabajé con el padre de Brad...
—Eso ya lo sé —interrumpió. El hombre guardó silencio por unos segundos.
—Conocí a los radioactivos mucho antes de que Pripyat renaciera de entre los escombros. Y déjame decirte algo —clavó su vista en los ojos del chico, quien ya andaba embelesado y un poco nervioso—: ellos no son los villanos.
—¿Y quiénes son?
—Ese es el objetivo que debemos averiguar.
Lucas calló por un momento. Dubitativo. Pensando.
—¿Es Brad Davis, el padre de Brad?
—Eso creía yo —aseguró—, pero ahora sé que Brad Davis y su proteína solo fueron una pieza más del rompecabezas que estaban armando para destruir este sitio.
—¿Estás culpando al Gobierno? —McGregor arrugó la frente.
—Sí —dijo Clarck sin trastabillar—, pero no solo uno estuvo involucrado. Y probablemente no solo los gobiernos estuvieron involucrados, también diversas organizaciones.
—Pero eso son solo sospechas, ¿no?
—Conjeturas mías que la doctora Cartman y George reforzaron —observó el panorama—. Esa mujer vale mucho, chico. Tú no lo sabes, pero ahora mismo hay un grupo de personas dentro de la zona de alienación arriesgando sus vidas por hallar a esa mujer.
Lucas respiró profundo. Era demasiada información que estaba recibiendo. Información que le ponía los pelos de punta y que deseaba no saber.
—Y todo esto, ¿Qué relación tiene con Brad y contigo?
—Conmigo nada. Hasta ahora he sabido obtener información sigilosamente, sin que nadie logre saber de mí y que ando investigado —anunció misteriosamente—. Con Brad puede que todo. O puede que nada. Todavía no lo sé.
—¿Y por qué necesitas que Brad confíe en ti?
—Porque solo yo sé que Brad lleva en la sangre la verdadera proteína contra la radiación, esa que su padre juró descubrir —Lucas se rebulló en su asiento. Bajó la ventanilla para coger algo de aire y reincorporarse—. George sabía, pero ahora está muerto. Y temo porque la doctora Cartman lo haya descubierto. Esa mujer pasó mucho tiempo con la madre de Brad, no sé qué tanto le pudo contar. Y si ella sabe, Drasten Mendelevio sabe. Y los gobernantes y líderes saben.
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Radioactivos III: Radiación.
Mystery / ThrillerLa era radioactiva se extiende y los sobrevivientes deben resistir a la Pripyat postapocalíptica enfrentándose a cualquier adversidad y a los radioactivos que han ido ganando terreno, se han fortalecido y han formado un ejército con el fin de proteg...