XLVI. Central Nuclear

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Un extenso campo con pequeños arbustos era la sede del encuentro entre el equipo Agentes Radioactivos, conformado por los Jinetes, los Tarrets y los Pound, y el comité directivo del gobierno. El ardiente sol estaba ocultándose entre las cúspides de los pinos dando paso a la fría brisa de la noche.

Desde el oriente llegaban los Pound, a la cabeza iba Ezra con un arma en mano, acompañada de Ladislao, Estanislao, Louis y Marlon. Había dejado a cargo de la arboleda a Iván, su hombre de confianza. Pero la incertidumbre de que Dmytro pudiera arruinar sus planes le estaba atormentando por dentro, sin embargo, intentaba mostrarse rígida ante todos pues necesitaba mantener su imagen de mujer ruda para que sea respetada.

Por el noroeste salían de entre los altos abetos los Tarrets, guiados por sus líderes: los hermanos Johan y Jozafat James. Iban acompañados de ocho hombres y una mujer, Saleisha. De igual manera, ellos se encontraban en un refugio cerca de los límites de la nación, el cual estaba en manos de unos gemelos mientras ellos estaban ausentes.

Por el poniente los Jinetes hacían su aparición, únicamente iban Jarkov, Jenna y Nicholas, acompañados de Irina y tres hombres más: Rodrigo, Gregory y Axel. Su refugio quedó a cargo de Demyan y, un tanto de Taras. Gray estaba preocupado por las personas que protegía, pero más de una, además estaba nervioso por la reunión ya que suponía que era algo sumamente grave.

Desde el sur llegaban cinco autos militares con ocho cabos en cada uno, y por último llegó una camioneta negra con cristales blindados y polarizados, del cual bajaron tres hombres que todos conocían a la perfección. Cubiertos por cinco soldados los embajadores del comité caminaron muy serenamente hacia el centro de la pradera.

Jozafat, Johan, Ezra y Jarkov buscaban con la mirada a Mendelevio, pero el general no llegó al encuentro.

—Esto es una trampa, no encuentro a Mendelevio —argumentó Ezra para sus compañeros. La tensión iba en aumento.

—Tranquila, sabemos cómo defendernos —aclaró Estanislao seriamente con la mirada fija y dura hacia los recién llegados.

—Supongo que tienen muchas dudas —dijo uno de los embajadores—, así que seremos directos. Hoy la misión cambiará, los necesitamos para un asunto muy importante. Como han visto, los mutantes han evolucionado y ya se les considera como una nueva especie, por eso mismo, queremos acabar con ellos —sentenció.

—También nos hemos percatado que están avanzando, están migrando hacia nuevos rumbos y pronto llegaran a Kiev, Minsk, Varsovia, Chisinau o a Moscú —agregó otro embajador—, si no acabamos con ellos la nación estaría en peligro. Necesitamos exterminarlos desde la raíz.

—Por eso hoy su misión será —habló el tercer embajador—: encontrar al "Primero". Es un radioactivo demasiado vigoroso y audaz, se cree fue el primero en mutar. Lo han visto sólo una vez merodeando los alcantarillados de la siniestra Pripyat y se especula que su hogar es el núcleo de la central nuclear, el recinto más radioactivo del mundo. Su trabajo será hallar su cueva, colocar esta bomba a contrarreloj para hacer explotar toda la central nuclear de una vez por todas.

Jarkov tragó saliva, Jenna arrugó la frente, Ezra, extrañada, intentaba procesar la información y los hermanos James intercambiaron una mirada trémula.

—No aceptaremos esa misión —sostuvo Jarkov tragando un sorbo más de saliva, con voz fuerte y decidida—, es muy peligroso.

—Sabemos el riesgo que implica por eso mismo les hemos traído la sustancia RO.

— ¿Para qué la queremos? —interrogó Johan con nerviosismo.

—Ustedes saben que es el verdadero escudo contra la radiación. La única salvación.

Radioactivos III: Radiación.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora