XLIII. ¿Hermanos?

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Anna Díaz miraba frívolamente a Rafael Johnson, quien se hallaba frente al montículo de tierra donde enterraron a Stefan Johnson meses atrás, bajo la brillante luz del atardecer de finales de verano. A un lado, a casi menos de cincuenta metros se hallaba bajo tierra Billy Blake. A la mujer, que estaba cerca de los cincuenta años, la tuvieron que envolver con un par de sábanas para luego meterla, o lo que cupo de ella, en una bolsa de polietileno negra. Labor que la familia Johnson hizo con sumo cuidado, respeto y nostalgia.

Rafael Johnson quedó devastado por la horrorosa muerte de su madre, no lograba asimilar la idea de que Stefan ya no se encontraba con ellos además de lo misterioso que fue su homicidio. « ¿Era verdad que alguien la mató?» Se preguntaba. « ¿Qué pudo haber hecho mi madre para recibir ese castigo?». El joven permaneció más de cuarenta minutos frente a lo que fue la tumba de su madre: un montículo de tierra ubicado cerca del muro; una cruz hecha con madera e hilos incrustada de manera diagonal entre el césped se movía por el viento.

Anna, desde el asiento de la cocina y a través de la gran ventana, observó cómo los ojos de Rafael se le anegaron. Y afligido, se puso de rodillas frente a la tumba y soltó en llanto. «No, él no pudo ser.» pensó por un momento, pero solo por un momento. «Tal vez así se ve la cara de un asesino arrepentido por lo que hizo.» pensó segundos después y apretó los dientes.

Dejó escapar un bufido para dirigirse entonces a su habitación cuando se cruzó con Charles en el sillón del vestíbulo, contemplando la chimenea de forma inexpresiva y acariciando su regazo con el dedo índice. Estaba más calmado que su hermano y Anna se percató entonces de que el chico no había llorado para nada la sorpresiva muerte de su madre, ni siquiera en el momento del entierro. «Quizá fue el asesino, pero parece más sorprendido que triste, posiblemente sólo fue una orden que acató de alguien.»

Desde un poco antes del mediodía, no había visto a Thomas Johnson. Se había escabullido a su habitación o al pueblo de nuevo. Allie Parker también se habría resguardado en su cuarto. Para ser franca, Anna sabía que Allie se sentía un poco rechazada por los habitantes del club, sin embargo, para ella era mejor pues después del asesinato de Stefan no deseaba convivir con Aimee ni con los Johnson. Razón por la cual decidió encerrarse en su cuarto.

La noche se mantuvo con calma. Todos se encerraron en sus habitaciones para descansar. Al amanecer, de nuevo Anna se escabulló en la habitación de su amiga para simplemente tener compañía y también para obtener información. O intentarlo.

— ¿Por qué crees que yo pude haber matado a la señora Johnson? —Replicó Tommison con desdén después de que Anna le hubo preguntado si ella fue la autora de la muerte de Stefan por quinta vez en la semana—, debo confesar que me alegra un poco, aunque no soy merecedora de ese crédito.

—Tú eres la principal sospechosa —respondió Anna tomando asiento—, sólo quiero que esto acabe.

—Bien pudo haber sido cualquiera —dijo tras levantarse de la cama con lentitud por la barriga hinchada y caminar hacia la puerta—, te pido que te vayas. Cada vez me decepcionas más y no quiero que regreses, no quiero que me vuelvas a dirigir la palabra ni siquiera intercambiar miradas y, sobre todo, tampoco quiero volver a saber de ti.

Esta vez Aimee conservó la calma, sin gritos ni reproches y en todo momento mantuvo un semblante serio, frío y algo a la vez hostil. Anna en cambio contuvo el llanto y fue cuando supo que su amiga hablaba en serio, no quería verla más. Y eso le causaba una gran aflicción. Cabizbaja se dispuso a salir de la habitación mirando a su amiga dándole tiempo para que se arrepintiera, pero era inútil, Aimee estaba decidida a no volver a hablarle. ¿Así acabarían tantos años de amistad? ¿Por una venganza? ¿Aimee estaba siendo egoísta o a ella le faltaba empatía? Como sea, ya era demasiado tarde, su amistad estaba rota desde hace mucho. Aimee mantenía una mirada despectiva de indiferencia, aguardando a que su compañera saliera.

Radioactivos III: Radiación.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora