Dos disparos abruptos y efímeros sobresaltaron a Roberth Black y Dmytro Mendelevio, en tan solo segundos bajaron en grandes zancadas preocupados por lo que sucedía. El pequeño Castel se dirigió a su habitación y se resguardó ahí mismo.
— ¡Estamos siendo atacados! —Anunció Winnie a los hombres que venían bajando las escaleras, se aferró en un abrazo a la pequeña Cameron, quien había caído en llanto—. ¿Dónde está Castel?
—Arriba, en su habitación —informó Black.
—Llévala, yo ayudaré a los chicos —ordenó Dmytro.
Inmediatamente el joven tomó de la mano a Winnie para encaminarla a la habitación de arriba. Entonces Dmytro salió de la casa visualizando que Iván fue el autor de aquellos disparos, los cuerpos de dos inmensos animales yacían en el perímetro de la casa. Con respiraciones entrecortadas lanzaban sus últimos gruñidos de agonía cuando Iván les arrojó gasolina y con una cerilla les prendió fuego para acabarlos.
—Creo que olfatearon la comida —comentó recargando su arma. Dmytro solo observaba lo sucedido—. Debemos estar alerta, por si aparecen más —dijo limpiándose el sudor de su rostro—. Puede que el sonido los atraiga. Y el humo.
— ¿Son perros? —preguntó Dmytro tras desconocer aquellos mutantes. Mirándolos a detalle. Anchos músculos en el lomo. Alargados hocicos invadidos por miles de dientes. Garras afiladas y patas vigorosas.
—No sabría decirte —respondió Iván—, llamémosles «caninos radioactivos».
De pronto, de entre los arbustos que funcionaban como cerca, salieron los Pound. Estanislao ayudaba a Louis a caminar mientras que Ezra y Ladislao venían con algunas llagas, pero no eran heridas severas como la de Louis, quien tenía la pierna destrozada casi en su totalidad.
— ¡¿QUÉ DIABLOS?! —clamó Dmytro desconcertado.
Iván salió corriendo a socorrer a sus compañeros. Louis lanzaba quejidos de dolor y el resto estaba agotado del cansancio.
— ¿Qué les pasó? —cuestionó Dmytro sumamente sorprendido.
Súbitamente un estruendo sonido retumbó entre kilómetros de frondosidad provocando que las pocas aves residentes del bosque se alzaran en vuelo mediante grandes parvadas. Lanzaron una granada a la casa, pero eso no era todo, aquella explosión tuvo esa magnitud debido a que explotó el tanque con gas propano de la cocina. Sin embargo, únicamente la cocina y dos habitaciones sobre ella resultaron afectadas y destruidas.
— ¡CASTEL! ¡CAMERON! —vociferó Ezra ingresando a la casa con rapidez.
Entonces cinco hombres salieron de entre los arbustos, hombres con máscaras anti-radiación y armas que lanzaban pequeñas bombas.
— ¡Diablos! —refunfuñó Ladislao y en una fracción de segundo como cualquier desquiciado comenzó a disparar a los hombres, quienes murieron inmediatamente.
Después de un minuto aproximadamente de disparos, el resto de sus compañeros se descubrió la cabeza mirando a los cinco invasores en el suelo abatidos y sin vida. Pero, unos fuertes aullidos y bramidos estallaron entre la profundidad del bosque dejando a todos cundidos en el pánico.
— ¡Son demasiados! —anunció Ladislao mientras observaba a una manada de lobos radioactivos de alrededor treinta integrantes sin contar aquellos que saltaban en la cumbre de los altos pinos.
— ¡¡¡RETIRADA!!! —ordenó Ezra saliendo disparada de la casa tomada de la mano de Winnie y los pequeños.
— ¡Ahí viene una horda! —divisó Ladislao el horizonte.
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Radioactivos III: Radiación.
Misterio / SuspensoLa era radioactiva se extiende y los sobrevivientes deben resistir a la Pripyat postapocalíptica enfrentándose a cualquier adversidad y a los radioactivos que han ido ganando terreno, se han fortalecido y han formado un ejército con el fin de proteg...