El disparo le causó un efecto de ralentización del tiempo. Notó cómo el cuerpo del radioactivo perdía fuerza y caía lentamente al suelo, como si le hubiese arrancado el alma. Nelly sabía que era momento de correr, pero sus piernas no respondían, le resultaba imposible; Andrea corrió hacia ella con agallas mientras le visualizaba los labios en movimiento sabiendo que estaba hablando, pero no lograba escucharla, los estruendos disparos la ensordecieron y aunque Cartman estaba frente a ella, para Nelly parecía que el médico estaba hablándole del más allá.
Fue entonces cuando una tormenta de humo invadió aquella calle, opacando la vista a cualquiera mientras Nelly simplemente se sumergió en la penumbra. Finalmente, la nube de humo oscureció la calle. Y el efecto del tiempo volvió a la normalidad.
—¡¡SÁLVATE!! —fue lo último que logró escuchar del más allá. No supo de dónde ni de quién provino. Observaba su alrededor aturdida y con la vista nublada hasta que se desmayó.
*****
Abrió los ojos visualizando la cubierta de un auto, de igual manera sintió la posición incómoda en la que se encontraba aunado a los asientos incómodos y pequeños. Sintió el sudor mojándole la espalda y percibió el auto moverse a una gran velocidad. Despegó su rostro del asiento para sentir el sudor en su mejilla derecha y algunos mechones mojados. Suspiró con alivio y torpeza.
Exploró su alrededor y tuvo la sensación de que una mirada reposaba en ella. Se puso cómoda y pronto descubrió a un hombre con un perfil sin imperfecciones, con piel lisa y caucásica, labios pequeños, cabello corto, pestañas largas y dobladas, con vellos finos y brillantes que apenas se notaban en su mentón y unos brazos formados y musculosos, que conducía el vehículo concentrado en la carretera.
— ¡Hola! —saludó con una melodiosa voz al mirarla por el espejo retrovisor.
— ¿Quién eres? —Preguntó la chica en tartamudos e intentando parecer indiferente—. ¿Dónde están mis amigas? ¿A dónde vamos? —interrogó con nerviosismo.
— ¡Calma! —Pidió el hombre esbozando media sonrisa y formándosele un hoyuelo, o al menos la chica visualizó uno desde el ángulo en que se encontraba—, una pregunta a la vez.
— ¡Responde!
—Mi nombre es Demyan —presentó mirándola con aquellos ojos color miel—. Esperemos que tus amigas se encuentren bien.
— ¿Esperemos? ¡¿Qué les sucedió?! —preguntó exaltada la chica, estaba entrando en desesperación al no obtener respuestas concretas y le temblaba todo el cuerpo por los nervios. El hombre, que no pasaba los treinta, pisó el acelerador.
—Tranquila —masculló Demyan sin despegar su vista del camino evitando parecer encrespado—, he dicho una pregunta a la vez —recalcó de nuevo justo cuando el viento sopló y sus rubios cabellos se movieron por la brisa—. Tus amigas están bien, nada de qué preocuparse y, vamos al refugio —terminó.
— ¿Dónde están ellas? ¿Cuánto tiempo falta para llegar? —preguntó precipitadamente ya desesperada.
—Tranquila estamos por llegar —dijo sereno—, ¿Cuál es tu nombre?
—Nelly —respondió, luego pensó y soltó un suspiro—. Nelly Davis.
— ¡Bienvenida al refugio Nelly! —Expresó Demyan—. Éste será tu hogar.
La chica observó fuera: el crepúsculo comenzaba a convertirse en una noche cerrada y el cielo mudaba su color de un gris pálido a un añil profundo. En la distancia, entre unas colinas, emergiendo sobre un grupo de árboles y sobre el horizonte se extendía una gran hectárea de sembradíos y tras éste se divisaban las siluetas de dos altos edificios, separados por una distancia de tal vez cien o doscientos metros, de fachadas idénticas, quizá de tres o cuatro metros de altura. El lugar parecía solitario y se alzaba sobre la cima de una extensa colina a unos cuantos kilómetros de la autopista.
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Radioactivos III: Radiación.
Mystery / ThrillerLa era radioactiva se extiende y los sobrevivientes deben resistir a la Pripyat postapocalíptica enfrentándose a cualquier adversidad y a los radioactivos que han ido ganando terreno, se han fortalecido y han formado un ejército con el fin de proteg...