Escuchaba los vidrios romperse, escuchaba el fuego arder, escuchaba la tenue brisa y escuchaba sus latidos. Se encontraba en una horrible pesadilla, sumiso en la profundidad de la nada, perdido en lo recóndito de la penumbra. Recorriendo mundos sin descubrir, descubriendo lugares tenebrosos, visitando el inframundo disfrazado de central nuclear.
Su viaje duró apenas unos segundos, observó una luz al final del túnel oscuro, corrió con todas las energías que le restaban y finalmente la luz opacó su vista, el hombre con barba cuidada y de vellos dorados abrió los ojos mirando lo que restaba del interior del primer edificio de la central nuclear.
Sentía la radiación devorarle la piel conforme los segundos, lentamente, pasaban. La vista se le nublaba y sus pupilas se humedecían por el intenso ardor. Se levantó del suelo, aturdido y con sumo cuidado, utilizando los últimos alientos de sus fuerzas. Se llevó varios raspones en las palmas y los brazos por los escombros esparcidos en todo el piso. Lanzó un ligero jadeo. Su cuerpo temblaba por el impacto e intentó comprender la magnitud de la situación. Pronto, sintió miedo y frío.
—Johan, ¿Dónde estás? —preguntó tartamudeando al aire con los ojos entrecerrados y humedecidos. Esforzó la vista en busca de su hermano. Y pegó un grito abrupto de dolor.
Caminó hacia donde pudo mientras el fuego abrazaba con más ímpetu el interior del recinto. Estaba sofocado y acalorado. Desorientado por el golpe. De pronto, escuchó el eco de lo que fue un grito de agonía, probablemente de una mujer. Un intenso grito prolongado de dolor que se esfumó en el aire. Quería regresar y encontrar a la chica en peligro, pero bien sabía que sería un suicidio para ambos pues no andaba en buenas condiciones.
Visualizó un par de siluetas en el horizonte del extenso campo con hierbas altas, inmediatamente reconoció a Jarkov, Jenna y sus acompañantes. Intentó seguirles el rastro, pero una vez que los Jinetes ingresaron al bosque oscuro se extraviaron de la vista del hombre que ni tiempo de llamarles tuvo.
Trató de respirar de manera calmada, pero no pudo. Estaba envuelto en una capa de terror demasiado profunda, cegado por el pánico -o por la radiación-. Su pecho palpitaba y sentía que el oxígeno inhalado no le era suficiente para mantenerse con vida. Era oxigeno tóxico. Volvió a caer de rodillas mientras se llevaba las manos al cuello, hiperventilando.
Frente a él tenía una ciudad muerta, vacía, llena de mutismo y cargada de soledad. Solo quietud. Nada. Los sonidos típicos de la ciudad se habían marchado y solo quedaban las consecuencias de la radiación, algunos gruñidos y aullidos esporádicos, el viento que rugía anunciando una tormenta y el crepitar de llamas que se ahogaban dentro de la central nuclear tras la explosión.
Sentía dolor y angustia. Estaba solo en medio del bosque y sin armas. Era un blanco fácil para los mutantes. Y eso le provocó un pánico atroz. Aspiró con profundidad e inhaló un olor a pólvora nauseabundo que le generó arcadas. Los explosivos estaban en el aire.
La angustia le corroía, al punto de que el tormento crecía a cada instante, aturdiendo sus sentidos. Avanzó con la vista nublada y se apoya de un tronco delgado y alto, desgarrado por dentro. Aspira una enorme bocanada de aire y corre sin mucha precisión.
Con confusión continuó su camino a través de la penumbrosa frondosidad tras los Jinetes, observó el panorama, una oscuridad ciega y profunda le devolvió la mirada. Se estremeció. Su congoja iba en aumento y le acompañaba desde que salió de su hogar. El viento era más agitado y movía el gran follaje de aquellos árboles radioactivos que rodeaban la necrópolis de Pripyat. Una ciudad apagada con un bullicio inexistente. La fría noche acompañada de una luna llena y de un mutismo sin igual era sin duda, lo que le provocaba escalofríos y provocaba que los latidos de su corazón sean erráticos. Mítico y espeluznante a la vez.
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Radioactivos III: Radiación.
Mystery / ThrillerLa era radioactiva se extiende y los sobrevivientes deben resistir a la Pripyat postapocalíptica enfrentándose a cualquier adversidad y a los radioactivos que han ido ganando terreno, se han fortalecido y han formado un ejército con el fin de proteg...