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Observé a Jonah cuando lo hice sentar para que se calmara, le di un vaso de agua, pero se negó a tomarlo. Ya no habían lágrimas en sus ojos, pero quedaron unos rastros en sus mejillas.

Miré por la ventana, debía preguntarlo.

—¿Por qué saliste?
—Pregunté tomando sus manos.

Se quedó callado, absorto en sus pensamientos. Sus labios temblaron cuando intentó responder.

—Me sentía solo, no sé qué me pasa.
—Soltó mis manos y evitó hacer algún tipo de contacto conmigo.

Di una gran bocanada de aire.

—No lo entiendo, todos los días te quedas solo por las tardes. ¿Por qué te sentirías solo?

Suspiró y apoyó una mano por su cara.

—Haces muchas preguntas. ¿Me ayudas a volver a mi habitación?
—respondió y comenzó a levantase.

Me quedé con la boca abierta.

¿Soy yo o Jonah acaba de cambiar su actitud?

Realmente me sentí decepcionada, porque realmente quería saber qué pasó. Me refiero a que ¿que pasaría si Jonah jamás volvía?

Muchas cosas se cruzan en mi cabeza en ese momento.

—Quiero saber qué pasó Jonah.—dije tratando de no quebrarme.

¿Por qué tenía ganas de llorar?

Dio un gran suspiro y se volvió a sentar, tal vez, arrepentido de esconderme algo.

Lo noté en su rostro.

—Escucha...ya te dije que es muy difícil de explicar. No quiero que te enfades conmigo.—respondió sorbiendo su nariz.

Mi curiosidad aumentó.

—¿enfades?—pregunté abriendo mis ojos más de lo normal.—Dilo sin rodeos por favor.

Se lamió los labios y decidió confesar.

—No pretendía salir...ya sabes, todo este tema desde que soy ciego no salgo de la casa ni mucho menos salía de la habitación. Pero debes saber que desde el momento en el que llegaste, las cosas se pusieron muy raras para mí.

—¿raras?¿A qué te refieres?
—pregunté frunciendo el ceño.

—Sí, raras. Eres tan...no sé cómo explicártelo, pero digamos que haces que yo haga cosas que nunca hice en todo este tiempo ¿lo pillas?
—Explicó nervioso y con la voz temblorosa.

—Realmente no lo pillo todavía, entender esto me marea.—contesté sincera.

Jonah llevó una mano en la frente y se frotó suavemente, algo así como para no perder la paciencia.

—Rose, es difícil contigo—expresó entre suspiros.—, seré claro de nuevo y solo te lo diré una vez más, si no pillas lo que digo, será tu problema.

Asenti de estúpida, pero él no me veía,  así dije "sí" nerviosa.

—Rose, ni siquiera sé tu apellido, pero siento que tenemos una conexión. No te conozco bien, durante un mes estuve confundido sobre ti, como dije anteriormente hiciste que haga cosas que jamás hice desde que quedé ciego—Explicó moviendo sus pies por los nervios.—,hiciste que saliera de mi habitación y ahora hiciste que salga hasta de la casa.

Volví a fruncir el ceño.

—¿De la casa?¿Y eso por qué?—pregunté a punto de explotar.

Un gruñido fue lo que me regaló por respuesta.

¿PERO CÓMO SUPONE QUE ENTIENDA TODO DE UNA SI NO ES LO SUFICIENTE CLARO CONMIGO?

—Te extrañe y no pude contener la ganas de buscarte. ¿Ahora lo entiendes?—Expresó lamiendo sus labios.

Jonah casi me reprochaba por hacerle decir lo que sentía por mi.

Aunque siendo sincera lo entendí ¿Saben? Solo que aveces debemos obtener toda la información, antes de llegar a conclusiones que no tienen nada que ver, ya saben, para no confundir lo hechos.

Él  carraspeó incómodo para saber si seguía viva o no.

Entonces, como toda una niña maldita pregunté;

—¿Estás diciéndome que sientes algo por mi?

A Jonah se le escapó una risa pequeña  y asintió con la cabeza.

—Si sigues teniendo esa manía de no entender rápido lo que te dicen, entonces creo que voy dejar de sentir algo por ti.—bromeó.

Sonreí sintiendo el inevitable rubor en las mejillas y las orejas.

—¿Desde cuándo?—pregunté curiosa.

—Ohh...desde que decidiste volver a cruzar por esa puerta y no rendirte tan rápido como los demás.—comentó con una sonrisa y volvió a tocarme las manos.

Observé su hermosa sonrisa y sentí tranquilidad al saber que él también sentía algo por mi. Acaricie sus manos con suavidad y luego sentí las inmensas ganas de besarlo.

Estábamos en un silencio, pero debo admitir que no era ese silencio incómodo, sino que eran de esos que no hay necesidad de decir nada.

Se levantó lentamente y se acercó hasta mi lugar invitándome a levantarme, cuando lo hice Jonah decidió romper el silencio con una pregunta que hizo que mi pequeño corazón se acelerara.

—¿Rose puedo besarte?















In The Dark (Jonah Marais)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora