16

728 98 22
                                        

—¡¿por qué no me dijiste nada?!
—reclame cuando me abrió la puerta de su casa.

Y lo peor de todo es que me molestó su patética reacción de; okey...esta pendeja ya se enteró de todo.

Así que por la tanto ella no tenía ninguna reacción específica, me obligó para que me calmara y me  llevó hasta su habitación.

—Hola Rose.
—saludó omitiendo mi berrinche.

Su tranquilidad me mataba la paciencia, pero quería oír su propia versión de la historia. Eso es lo que se hace ¿no?

Al darse cuenta que no dije nada, me sonrió rápidamente y me invitó a sentarme junto a ella en la cama.

Me negué.

—¿Quieres algún refresco?
—preguntó claramente evitándome.

—Lo único que quiero es que me cuentes exactamente por qué haces esto. No tengo todo el día, te recuerdo que tengo...trabajo que hacer.—respondí esto último en susurro ya que era demasiado estúpido decir eso porque ella misma fue la que me recomendó el trabajo. Que ironía.

—hmmmm. al parecer si te lo contó, creí que no lo haría.—comentó rascándose la mejilla.

Suspiré pesadamente para demostrarle que estaba a punto de tirarle mi zapato si no hablaba de una vez.

—¿Quieres calmarte?
—Me preguntó con una voz fría.

Tragué saliva y rodé los ojos hasta el infinito y más allá.

Okey...puede que yo este exagerando un poquito esta vez, pero obviamente tampoco iba a estar de lo más calmada por vivir en sus mentiras.

Me senté en su cama, pero tomé cierta distancia y evite mirarla directamente a los ojos. Sus brazos descansaban en su regazo y tenía los puños cerrados.

Ojalá esos puños no terminen en mi hermosa cara...

—¿Qué quieres saber?
—preguntó nerviosa.

Esta vez sí dirigí mi mirada hasta la suya y sin rodeos dije;

—Quiero saber por qué lo abandonaste en un momento tan difícil.—solté con frialdad.

Su rostro palidecio al oírme pronunciar esas palabras, por lo visto no esperaba ese tipo de preguntas tan rápido.

Pero ¡Hola!, como que soy Rose y suelto todo lo que pienso  honnie.

—Yo...hmmm..nosotros
—tibuteo moviendo sus rodillas con nerviosismo.

Le di en el ancla señores.

—¿Tú?¿ustedes?¿Qué?
—interrogue con una ceja arriba.

—Yo no quería verlo sufrir Rose, me dolía verlo así.—murmuró Silvana moviendo con rapidez sus pies.

—¿Te dolía verlo así?—pregunté abriendo los ojos como un búho durante la noche.—¿Pero qué demonios dices Silvana?

Bajó la mirada y ni ella creyó lo que dijo.

—Tú lo dejaste solo, te recuerdo que tú completaste el mayor daño para que fuera así. ¡y ni siquiera te das cuenta!—seguí al notar su terrible silencio.

—Rose...

—¿cómo puedes abandonar a alguien tan dulce y hermoso?—pregunté ignorando sus excusas.

—Rose...tienes que parar.

—¿Parar yo?—pregunté levantándome de la cama.—Cuéntame de una vez la verdad, porque ya no te creo ni pitos.

Tragó saliva con dificultad, lo noté perfectamente.

—Estaba enamorada de alguien más y  aprovechando las circunstancias de que él estaba quedando ciego, lo abandoné, era la mejor excusa en ese momento.—Soltó rápidamente.

Casi me atragante con mi propia saliva cuando asimile sus palabras y la observé buscando alguna mentira.

Pero al parecer no lo había.

—¿Pero desde cuándo?...él me dijo que todo iba correcto..y..

—Él creyó que todo iba correcto.—interrumpió Silvana corrigiendo mis palabras.

—¿y entonces por qué seguías con él? ¡él te amaba!—pregunté sorprendida.

—¡Lo sé Rose!—reaccionó ella parándose por fin.—Nunca soporte que Jonah viajara todo el tiempo por el tema de "ser famoso" y me dejara sola. Eso me cansó con el tiempo y comencé a conocer a otros chicos.

Qué mier..

—¿te estás escuchando?—farfulle nerviosa.—se supone que era tu novio y tenias que apoyarlo con sus sueños cumplidos, pero en vez de eso no lo apoyaste "por que según tú  te dejaba sola y no te gustaba eso"

—¿Crees que no lo sé?—se acercó hasta mi con rabia y por un momento creí que me iba a lanzar una bofetada.—Es por eso que estoy tan arrepentida y quiero arreglar las cosas con él, es por eso también que te utilicé para llegar de nuevo hasta él.

Auch, eso dolió.

—No quiero volver a verte nunca.—mencioné abriendo la puerta para irme, pero Silvana me cogió del brazo y me pidió que no me fuera.

—No puedo perderte a ti también—dijo entre lágrimas.

—Debiste haber pensado eso antes de mentirme y utilizarme.—dije abriendo la puerta principal.

La miré por última vez y caminé para salir de una buena vez de ahí, pero su pregunta me detuvo.

—¿Estás enamorada de él?

Una sonrisa apareció en mis labios y me detuve para contestar.

—Eso no te incumbe, pero supongo que debo agradecerte por haberme recomendado el trabajo y hacer que conociera a una increíble persona.—mencioné y retomé mi camino de nuevo.

Tomé un bus y llegué de nuevo hasta la casa.

Corrí hasta la habitación de Jonah y le di un abrazo cuando lo encontré tirado en su cama con la mirada pérdida.

No puedo creer que estoy llorando.

Y no puedo creer que estoy aceptando que me gusta un chico.

—¿Me perdí de algo?—preguntó confundido devolviendo el abrazo.

Sonreí.

—Realmente de nada, simplemente quería hacerlo.—dije riendo en su pecho.

—Bueno...No sé qué pasó pero quiero creer que me vas a dar más abrazos ¿verdad?—murmuró con la voz tierna.

—Puede ser...

Lo miré con detenimiento y me pregunté si él también sentía lo mismo que yo o si tenía intenciones de volver a estar con alguien.

Y si fuese así, yo quería ser esa persona que estuviera con él.

—¿Rose?—llamó cuando se dio cuenta que estaba muy callada.

—¿Hmmm?—fue lo único que logré emitir.

—quiero saber más sobre ti...



In The Dark (Jonah Marais)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora