08

728 94 45
                                    

Era el cuarto día que iba a cuidar a Jonah y déjenme decirles que él era muy similar a una ruleta.

¿Saben por qué?

Porque un día intentaba entablar conversación, otro día era muy frio y otro ni hablaba...tal y como dijo su madre, el silencio dominaba con él.

Y por lo visto en la ruleta de Jonah hoy tocó respuestas frías...Sí, de esas que te congelaban al instante y te hacían perder la paciencia.

Hoy hice lo mismo que siempre. preparé el desayuno, subí con Sawyer,  él lo dejó pasar, dejé el desayuno como de costumbre en su mesa, salí de su habitación y cerró la puerta.

Nada más.

Otra vez me sentía una buena para nada en la casa y el silencio reinaba más que nunca.

Subí las escaleras, me senté junto a la puerta en el suelo y decidí hablarle;

—¡Hola soy yo!
—saludé como estúpida.

Un silencio en toda la casa, lo único que alcancé a escuchar fue como Sawyer se rascaba dentro de su habitación.

—¿No vas a decir nada?
—pregunté apoyando mi boca por la puerta.

Nada.

Entonces se me ocurrió algo, basandome a lo que dijo su mamá,  sobre que le gustaba la música,  cantar y decidí agarrar mi teléfono y buscar mi música favorita.

No se imaginan lo que hice ¿verdad?

En youtube busqué mi música favorita y comencé un karaoke  solo para molestarlo con mi voz.

—No thank you" is what I should've said, I should be in bed
But temptations of trouble on my tongue, troubles yet to come
One sip, bad for me
One hit, bad for me
One kiss, bad for me
But I give in so easily
And no thank you is how it should've gone
I should stay strong
But I'm weak, and what's wrong with that?

Comencé a cantar con mucha emoción y entusiasmo, admito que usé mi teléfono como micrófono.

—OOH I EEE I EEE I

Seguí la canción como loca.

Escuché un ruido del otro lado de la puerta, ruido que hizo que dejara de cantar y me apoyara por la puerta.

Él también había hecho lo mismo que yo, estaba sentado junto a la puerta, porque sentí su peso en ella.

—¿Dejarás de cantar si te hablo?
—preguntó con una voz ronca.

Reí ante su pregunta y no dude en decirle que "Sí"

—¿Está bien si te hago preguntas?
—pregunté como  una niña moviendo mis pies en el suelo.

—Depende...
—respondió riendo.

Me alegré al instante al oír su risa.

Eso significaba que debía aprovechar la oportunidad, porque quién sabe mañana si decide hablarme de nuevo.

—¿Tienes amigos?

Me atreví a preguntar.

Un breve silencio se hizo, creí que lo había cagado de nuevo y que ya no volvería a hablar, pero sorprendentemente me respondió.

—Mmmm...Solía tener, sí.
—admitió inseguro.

—¿Qué pasó con ellos?
—pregunté directamente.

—Yo...¿podemos pasar a otra pregunta?—murmuró angustiado.

—Claro...¿Te gusta el pan?

—¿Qué?
—preguntó confundido.

In The Dark (Jonah Marais)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora