In The Dark (Jonah Marais)

30

Me puse los auriculares y me dirigí a la biblioteca de la UNI, cuando llegué, saludé a algunos de mis compañeros de la universidad con una sonrisa y por último coloqué el libro que había prestado hace dos semanas en su estante.

Llegué hasta la bibliotecaria y le di el papel que utilizamos los alumnos para prestar libros.

Estaba muy contenta , ya que leí un libro sin mediocridad y es que realmente ese libro me atrapó,era la primera vez que me gustaba un libro que recomendaba el profesor.

Me senté junto a mis amigos en silencio y los volví a sonreír.

Jackson, mi amigo se acercó a mi y juntó sus puños con los míos, creando un pequeño saludo.

—¿Cómo vas con los últimos exámenes?—preguntó este.

—No me va tan mal, el último examen que tengo es el análisis de libro y es super fácil.—contesté sacando un lado de mi auricular.

El sonrío y asintió con la cabeza. Realmente estaba muy orgullosa de mi, ya que pude lograr mis metas, finalmente terminaba este mes y tendría unas merecidas vacaciones después de tanto trabajo.

Sentí una vibración en mi pantalón e inmediatamente, saqué mi teléfono.

Era mi hermano pidiéndome pañal para la bendición.

Me apresuré en salir de la biblioteca, despidiéndome de mis amigos, corrí hasta mi coche que estaba aparcado en otro extremo del campus.

Mierda, casi me caigo.

Llegué lo más pronto que pude y subí a mi auto. Si se preguntan, mi auto no es uno de lujo, es más bien, uno que compré usado gracias a un dinerillo que tenía guardado por ahí haciendo de niñera.

Marqué el número de mi hermano mientras me ponía el cinturón y corroboraba que los espejos estén bien.

A la tercera, mi hermano cogió el teléfono.

—¿Qué?
—Contesta desde el otro lado.

Hice un gesto de indignación a pesar de que el baboso no me pueda ver.

—¿Me pides un favor y así saludas?
—Dije mientras encendía el auto.

—Me orinó en la cara mientras le desvestía para bañarlo..¿un niño de un año puede orinar tanto?
—Comentó entre risas.

No pude evitar reír también.

no puedo creer que este sea su segundo hijo y todavía no aprenda.

—No te rías eh, solo yo puedo.—bromeó desde el otro lado.

—Ajá.

—¡Ya dime qué quieres mujer que luego me toca bañar al otro mocoso!—dijo entre risas y a lo lejos pude oír las risas de mi cuñada.

—¡Ya! ¿Qué tamaño quieres el pañal estúpido?—respondí saliendo finalmente de la universidad.

—Ah...las medianas ¿verdad?—preguntó esto último para su esposa.

Me pegué la frente mentalmente y reí, no puedo creer que no sepa el tamaño del pañal de su hijo.

Escuché un "si" por parte de la esposa e inmediatamente corté la llamada.

Me dirigí hasta el supermercado, llegué y bajé del auto.

Recorrí los pasillos lentamente haciendo girar con mis dedos las llaves de mi auto, habían casi muchas personas dentro, así que fue toda una maniobra llegar hasta el pasillo de pañales.