Capítulo 26

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Capítulo 26.

Han pasado seis días desde que el padre de _____ me disparó. Seis días desde que no he visto a ____.

Entre ella y yo... pues... ya no hay nada. Ni siquiera una amistad, eso creo. Ya ni siquiera ha venido a visitarme, o ni siquiera me ha mandado un mensaje o algún regalo. Por eso creo que ya no somos ni amigos.

Ayer vino Harry, me agradó que él viniera. Le pregunté por ___ y me dijo que ella había estado muy distante por estos días. Ni siquiera Nathan había podido hablar con ella.

Hoy es sábado, según Harry, me dice que han encargado muchas tareas en el instituto. Y que Spencer ya estaba saliendo con alguien más. Cuando me lo dijo no hubo señal de dolor. Le pregunté que cómo iba con ese problema y me dijo que estaba bien. Y le creí. Bueno, se le notaba sinceridad en su mirada. Quizás ya no la quiere. Y eso me alegra. Harry no puede estar enamorado de Spencer. Es una mala chica para cualquiera. Nathan no ha venido, pero me manda saludos.

El lunes salgo del hospital. Todo estuvo muy bien. Aunque esa bala casi me mata, los doctores supieron trabajar bien con ello. Aún me duele un poco el torso, y alguna de las costillas. Por ahí estuvo la bala. Pero creo que puedo vivir con ello.

Tampoco iré a la escuela la semana que viene. Estaré reposando en mi casa.

Por cierto, vieron al padre de ____ ayer en un bar, pero el muy idiota escapó.

El agente James Lightwood se está encargando de todo esto muy bien. He hablado con él, lo conocía, pero ahora que he hablado con él... en verdad me agrada. Es un buen hombre, sabe manejar las cosas. Me preguntó sobre lo que había pasado cuando Rick, el padre de ____ me disparó. Sólo le dije la verdad.
Me incorporé y suspiré. Diablos, quiero salir de aquí. Y además tengo hambre.

Dicen que la comida del hospital sabe asquerosa, pero no es así, por lo menos de este hospital no lo es. Y una doctora llamada Meredith es muy amable conmigo.

Y hablando de ella...

-Josh, ¡que bueno que ya estás despierto! -Me dijo Meredith abriendo las cortinas para que así, el sol pudiese fijarse.

-Sí, y tengo hambre -dije.

-Lo sé, en unos minutos traerán el desayuno.

-Gracias doctora Fell.

-Josh... si los pacientes me hacen caso, me pueden llamar Meredith, y como tú me haces caso... llámame Meredith.

-De acuerdo Meredith.

Sonrió y se retiró de mi habitación. Mi madre no está aquí, lo cual es raro, cuando despierto ella siempre estaba a mi lado, despierta. Creo que mi madre no ha dormido desde el accidente.

Encendí la televisión y vi que estaba una de las telenovelas. Reí y cambié de canal. Al noticiero. Estaba Amanda Mercy dando el clima. Al parecer iba a llover hoy. Me gusta la lluvia. Le cambié de canal y decidí dejar una película, La Bella y la Bestia.

En eso, escucho que abren la puerta. Es mi madre, que me sonríe y se sienta en el sofá que está junto a mí. Detrás de mi madre venía una enfermera, quien traía mi desayuno.

Cuando me dejó el desayuno sobre la mesa, le agradecí y la enfermera se fue.

Comencé a comer las frutas con yogurt y luego me comí una gelatina. Le ofrecí a mi mamá pero me dijo que ya había comido algo de las maquinas de afuera.

Dejé los platos a un lado y seguí viendo la película. No sé por qué no le cambié, sabía perfectamente que esa película me recordaría a ____ y no cambié de canal.

Recuerdo cuando se le había roto un diente y la habían drogado, cuando me dijo que estaba enamorada... perdón... cuando le dijo a Johnny que estaba enamorada de Josh. Y que ella era Bella, y que Josh era la Bestia.

No puedo creerlo, he vivido tanto con ella y apenas se me ocurrió decirle que la amaba. Fue el maldito orgullo. Ahora lo que nos separa no es el orgullo, sino algo peor: su padre.

Al finalizar la película mi mamá se levanta del sofá.

-Hijo, me voy a la casa, tu padre vendrá aquí, y a las cuatro es el horario de visitas.

-Lo sé, y gracias -dije. -Por cuidarme.

-Soy tu madre, ¿qué más podría hacer?

Me sonrió y me dio un beso en la frente, como solía hacerlo después de darme las buenas noches.

Al irse, suspiré y busqué otro canal en la televisión.

Ya eran las tres de la tarde, mi padre estaba aquí, habíamos platicado de fútbol, fútbol y más fútbol. No me quejo, me gusta el fútbol americano... pero me hubiera gustado hablar de otra cosa.

Escucho que tocan la puerta.

-Pase -digo.

-Soy yo -dijo Meredith y sonreí.

-Hola -dije.

-Hola, disculpe señor, vengo a darle su medicina y a inyectarlo... ¿le importa? -Preguntó Meredith amablemente a mi padre. Él negó, sonrió y salió de la habitación.

-¿Duele? -Pregunté.

-Sabes que sí -dijo ella. Bueno, ya lo sabía, me han inyectado lo mismo toda la semana, pero quería saber si ésta dolería. -Descuida, no lo haré muy fuerte, lo sabes.

Lo sé, ella hace todo muy cuidadosamente.

Me dio unas pastillas y me las tomé. Por fin tomó la jeringa y poco a poco me inyectó en el brazo. Duele, pero lo puedo aguantar. Al parecer es un medicamento muy fuerte.

-Listo, terminé, no fue tan doloroso, ¿cierto? -Me sonrió.

-No mucho -dije y le sonreí de vuelta.

-Ya faltan diez minutos para las cuatro -dijo Meredith. -Le diré a alguna de las enfermeras que se fijen si hay algún visitante tuyo, para dejarlo pasar.

-¿Pero no es muy temprano? -Pregunté.

-Sí, pero eres mi paciente preferido y dejaré pasar a tus visitantes.

-Vaya, gracias Meredith -dije sonriendo. Me guiñó el ojo y se levantó.

Salió de la habitación y luego de unos cinco minutos, entró.

-Ya le dije a una enfermera -dijo ella y se sentó junto a mí, en la cama.

-Gra...cias... -dije nervioso. -Gracias Meredith, por esto... eres una gran doctora.

-¿Sólo una gran doctora? -Me preguntó alzando una ceja. Esto... esto se está poniendo raro. No es normal que un doctor coquetee con un paciente, ¿verdad? Esperen... ¿coqueteando? ¿La doctora me está coqueteando?

Diablos...

-¿Y... y mi padre? -Pregunté nervioso, tratando de alejarme de ella.

-Él está ocupado, afuera -me dijo sonriendo.

Por Dios, ella es mayor que yo, ¿por qué le intereso?

Acercó su mano a mi pierna y comenzó a acariciarme. Le quité la mano, perplejo. Se quitó su saco de doctora y tan sólo quedó en jeans y en un suéter rosa.

Ella rió y empezó a acariciarme el cabello.

-Doctora... ¿está... estás bien Meredith?

-Mejor que bien -empieza a acariciar mi mejilla y en eso escucho la puerta.

Miro hacia ella y lo que veo es... mejor dicho, miro quién es. Dios, ¿habrá un día bueno para mí algún día?

-¡_____! -Grito y empujo a Meredith. Ella ríe y se levanta de la cama.

_____ no se mueve, sólo está mirándonos, fijamente.

-Bueno -se rió Meredith. -Adiós.

Se fue de la habitación y ____ sólo se hizo un lado para dejarle pasar. Meredith ni siquiera recogió su saco del suelo.

-____, hola -digo.

-Hola -me dice y veo su mano. Trae un peluche. Se acerca al sofá y se sienta. -Vine a verte porque Harry me dijo que estabas muy bien. Y sí, ya te veo mejor. Te traje esto.

Me entregó el peluche y leí que el estómago del peluche decía "Recupérate pronto". Sonreí.

-Gracias.

-De nada -dijo ella. Se paso unos cabellos por detrás de la oreja y suspiró. -¿Y cómo te sientes?

-Muy bien, las medicinas me están yendo bien -asintió. -Saldré el lunes de aquí, de este infierno -reí.

-¿Realmente es un infierno? -Me preguntó. Y sabía perfectamente lo que quería decir. Era sobre Meredith.

-Sí, es un infierno.

-Bueno, ¿cómo se llama tu doctor?

-Es doctora, se llama Meredith.

-Ah, genial. ¿Es agradable?

-Es... la que acaba de salir de aquí.
-¿Qué? ¿Ella es tu doctora? -Me pregunta y asiento. -Pero no traía ni siquiera su uniforme. Pensé que... era amiga tuya.

-No, ahí está su saco -apunté al suelo y ella lo miró. Asintió. Oh, vaya, soy un idiota... ¿por qué le dije que ahí estaba el saco? Seguro ahora pensara que estuvimos aquí en mi cama besándonos y que yo le quité el saco.

-Oh, cierto, ya la conocí, pero traía cubrebocas y me resultó difícil reconocerla -dijo y asentí. -Ah, Spencer ya tiene novio nuevo -dijo ____.

-Lo sé, Harry me dijo.

-Ah.

Silencio incómodo...

-Oye... ____, lo que viste hace rato... lo de Meredith... no es lo que crees.

-¿Qué cosa? ¿Que se estuvieron besando? No importa, en serio -dijo ella sonriendo. -Tú y yo ya no somos nada, no tengo derecho a comentar.

-____, no nos estuvimos besando -dije. -Es sólo mi doctora, además, es más grande.

-¿Eso qué? -Rió. -Ahora está de moda acostarse con las mujeres mayores. Y no está tan grande, se ve joven.

Sabía que esas palabras le dolían, tanto como a mí. 

Sabía que aunque se mostrara indiferente, no podría dejar de sentir lo que siente.

-_____, ella no me interesa.

-¿Por qué? No es fea.

No, no lo es, pero... ése no es el caso.

-Tú tampoco lo eres -le dije. Ella no dijo nada. Sólo vi que sus mejillas tornaron un color rojizo.

-Parece que Harry ya no quiere a Spencer, lo cual es genial -dijo sonriendo. -Y con Nathan todo va bien. Los recreos son muy divertidos.

-____, no me interesan por el momento ni Harry ni Nathan. Me interesas tú.

-Josh, ya... no volveré contigo. No seremos novios. Mi padre nos está vigilando. Y es mejor que yo me vaya.

-____, no te vayas.

-Sí, Katherine me espera. Ah, por cierto, se casa el la próxima semana, sábado, si quieres ir, ahí estará Harry... y Nathan -sonreí.

-¿Seremos amigos? ¿Tú y yo?

-Claro -me sonrió y tomó su bolso. -Nos vemos.

-Te amo -murmuré. Pero ella ya no había escuchado porque ya se había ido.


Ellos no saben de nosotros. -(Cancelada) Josh Hutcherson & __________ -DaanyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora