Capítulo 35

835 30 0
                                    

Capítulo 35.

Cuando abro los ojos, veo su hermoso rostro. Él también tiene los ojos abiertos. Le sonrío y él me acaricia la mejilla.

-Te ves horrible por las mañanas-dice. Finjo enojo pero luego río.

-¿Gracias? Supongo -digo.

-De nada -sonríe. 

-Eres un gran novio -dije con sarcasmo. Él y yo siempre bromeamos, sé que no lo dice en serio, y sé que aunque nos digamos cosas terribles, nos queremos. -Tobias, ya deja de ser tan romántico, -sigo con el sarcasmo -, porque tenemos que alistarnos para irnos al aeropuerto. 

Él ríe y asiente. Se levanta de la cama y suspiro, nunca había dormido con junto a él... y cuando hablo de dormir, es de dormir. 

Cuando terminamos de alistarnos guardamos todo en las maletas. Guardé unos recuerdos para Ian y Katherine que compré. Guardé algo de ropa que había comprado para Derek y que Tobias había comprado para su mamá.

Un taxi nos llevó al aeropuerto. Cuando llegamos, nos sentamos en unas sillas mientras esperábamos el avión.

-____, has estado muy callada. 

-¿Eh? -Le pregunté desorientada.

-Sí, ¿algo pasa? 

-No... no, na... nada -dije balbuceando. ¿Por qué balbuceo? ¿No pasa nada, cierto?

-¿Y por qué balbuceas?

-Por nada -digo.

-¿Fue porque te dije que te veías horrible esta mañana? ____, bromeaba... tú no te veías horrible.

Negué.

-No, no es nada de eso.

Suspira.

-____, no quiero sonar como un novio celoso, pero desde que hablaste con Josh... estás extraña... no... no quiero que... ustedes dos... 

-¿Salgamos de nuevo?

-¿Qué? No iba a decir eso... si tú quieres salir de nuevo con él, lo respetaré...

-Tobias, no vamos a salir -dije. Él suspiró. -Sólo que fue una charla muy incómoda. Y muy... triste, no sé, lo que sea.

-____, si tú todavía lo quieres...

-Tobias -lo callé. -Te quiero a ti. Quiero que lo nuestro en serio funcione. No quiero que te sientas inseguro.

-____... es que, siento que tú sólo querrás a Josh.

-Tobias, quiero que lo nuestro funcione. No digas tonterías, ¿sí? 

Él baja la cabeza. Apenado. Una lágrima cae sobre su mejilla. ¿Por qué llora? Dios, nunca había visto a Tobias llorando, ni siquiera en el funeral de James. Verlo así... me parte en dos. 

-Tobias... Tobias -murmuro y lo abrazo. Empiezo a llorar, no sé por qué lo hago, supongo que no me gusta verlo llorar. -No llores.

Lo miro y el solloza. Sus ojos están cristalizados.

-Tobias, por favor... yo te quiero -digo. Veo sus labios y los beso. Le limpio las lágrimas y limpio las mías. -No quiero que sufras, odio verte sufrir. Tobias, sí te quiero.

Él no dice nada. Pero aun así siento como si me estuviera diciendo que estoy mintiendo.

-¿Desde cuándo eres tan inseguro? Siempre fuiste extrovertido e indiferente, y ahora... Tobias, no digo que no tengas sentimientos, porque sí los tienes, pero no quiero que empieces a llorar por... mí. 

Lloré, me sentía pésimo. Él no merecía sentirse así. ¿Acaso sí siente algo por mí? Creí que era algo normal, de novios que se gustan, que bromean, no que se aman. No como Josh y yo lo fuimos.

-Tobias, soy una egoísta, nunca pensé en nosotros seriamente, pero algo que sí está claro es que pensé en ti, en nosotros, en que me gusta nuestra relación, en que me gusta besarte... me gusta abrazarte, en que me gustas, y que me gusta que yo te guste. Tobias, va a empezar una nueva etapa en mi vida, iré a la universidad, y contigo. Quiero que estemos juntos. ¿Tú no quieres eso? 

No respondía, sólo miraba hacia el suelo. Pero sé que me escuchaba, sé que estaba reflexionando. 

Miré alrededor, un par de familias nos observaban. Yo sólo me sonrojé y volví a mirar a Tobias.

-Tobias, ¿no te gusta... nuestra relación? -Ahora me sentía mal. Quizás a Tobias no le gustaba nuestra relación. Pero a mí sí. No lo quiero como amigo. Lo quiero como novio. Y tal vez él no quería eso.

Asintió levemente y una emoción interna comenzó a saltar en mí. Le sonreí y lo abracé.

-¿Ves? Lo nuestro puede funcionar, y podemos lograr que funcione. Tobias... habla. 

-____, yo quiero que funcione. 

Lo besé. Él me acarició el mentón y jugó con mis cabellos. Sentía su sonrisa tímida detrás de esos besos. 

-Vuelo 365, destino Kentucky, doce treinta P.M, favor de subir al avión -escuché que decía esa voz de las bocinas. Me separé de Tobias. 

-Creo que es el nuestro -digo y asiente. 

Cuando nos levantamos, Tobias me ayudó con la maleta, y me acompañó con la aeromoza para darle los billetes del avión. 

Finalmente entramos y Tobias y yo hablamos. Hablamos de que él quería seguir la relación y que yo quería lo mismo. Supongo que ahora estaremos bien.

Cuando llegamos a Kentucky, sonreí.

-Hogar dulce hogar -murmuró Tobias.

-¿Lo es? 

-¿Mi hogar? Sí, no nací aquí, pero crecí aquí, desde los cuatro años... a los diecinueve me fui para la universidad, a Massachusetts, pasé casi un año allá, y volví por lo de mi padre a los veinte. 

-¿Cuatro años? Pero... este pueblo es muy pequeño, ¿cómo es que no te conocía?

-Bueno, cuando tenía cuatro, tú tenías uno -sonrió. 

-Pero... me refiero a... ¿nunca estudiamos en la misma escuela? 

-Sí, por lo menos en la misma primaria... yo estaba en quinto y tú en segundo... siempre ibas acompañada de ese niñito de pelo castaño, bajo, que se llamaba Joshua. Y siempre traías dos coletas. 

-¿Cómo...? 

-¿Cómo lo sé? Pues, observaba mucho a la gente... de hecho, una vez topé contigo y te tiré tu
sandwich, desde ahí, te empecé a observar, y a todos. No es que me gustaras... yo era casi un adolescente y tú una pequeña de segundo grado, pero me llamabas la atención, eras... misteriosa.

Río. 

-Tobias, es justamente lo que yo pienso de ti, eres misterioso. Y no me acuerdo de ti. Lo siento.

-No lo sientas -dijo. -Pero a lo mejor... "Cuervito" te venga a la memoria.

-¿Cuervito? ¿Cuerv...? ¡Cuervito! ¡Claro! -Reí. -¡No puede ser! ¿Tú eras Cuervito? -asintió y lancé una fuerte carcajada. -Te decían así, ¿por qué?

-Porque mi cabello era tan negro, que tornaba un color azul, como el de los cuervos, y además mi nariz era muy puntiaguda, como el pico de los cuervos.

-¡Cierto! -Exclamé mientras esperábamos a que nos entregaran el equipaje. -Es que, no lo puedo creer. Ahora... eres muy diferente, tu nariz es normal y tu pelo es castaño, no negro. 

-Sí, por eso ya casi nadie me reconoce. 

-Vaya, y ¿después de eso a dónde te cambiaste de escuela? 

-Pues, iba una tutora a mi casa, así fue por dos años, luego terminé mi último año de secundaria y la preparatoria la estudié en la misma que la tuya. 

-Vaya -dije y eché un silbido de sorpresa. -¿Y cuando me viste por primera vez, supiste de inmediato quién era?

-No, lo supe, unos meses después de que nos hiciéramos amigos. 

-¿Y por qué nunca me lo dijiste?

-Porque nunca me lo preguntaste.

Suspiré.

-Por cierto, ¿dónde naciste?

-En Minnesota.

-Genial, he visto fotos de Minnesota, y... es muy bonito.

-Sí, viví ahí cuatro años, no recuerdo casi nada, pero lo que recuerdo es muy bello. 

-Mira, ésas son nuestras maletas. 

Cuando pasaban por ahí, tomé la mía y Tobias tomó la suya. 

-La mía pesa más que la tuya -digo.

-Porque eres mujer, y las mujeres deben de tener ropa a su alrededor.

-¿Después de ser amigos tanto tiempo, sigues insinuando que soy una de esas típicas mujeres que aman la ropa?

-Sólo bromeo -ríe y se acerca a mí. Me va a besar, cuando estoy apunto de cerrar los ojos veo esa larga melena que conozco desde hace tiempo. Me separo de Tobias.

-¡Mira, es Katherine! 

Lo miro y sonríe, como si estuviera ofendido.

-Te iba a besar... y te separaste.

-Habrá más besos, no te preocupes mi amor. -Hice voz de niña pequeña y le apachurré la mejilla, como si fuera mi hijo. 

Corrí hasta Katherine y la abracé, a los segundos, Tobias estaba a mi lado. Él saludó a Katherine con un beso en la mejilla y le sonrió. 

-¡Katherine! Te extrañé muchísimo. 

-Yo igual a ti, ____ -me sonrió cálidamente. -Y tienes suerte de que Ian no haya venido por ti, si los hubiera visto en su intento de beso, se hubiera enfadado mucho. 

Tobias rió y yo me sonrojé. 

-Sí, lo sé. Y sobre eso... ¿cómo está él?

Caminábamos hacia el estacionamiento, Tobias ayudándome con el equipaje. 

-Bien, está cuidando a Derek. -Se acerca a mí y susurra: -Ya lo arreglamos todo, gracias.

Me alegraba eso, ya no se pelean más por quién cuidaba al niño y Katherine se ve más alegre y ya no está pálida como cuando me fui.

Entramos en la camioneta de Katherine (Ian le compró una camioneta nueva) y subimos el equipaje. 

En el camino hablamos de nuestras tonterías en Massachusetts y hablé de cómo era la universidad, hablamos de todo. 

Hubo un silencio, en el cual Katherine suspiró fuertemente. ¿Algo no está bien? 

Como si me leyera la mente, dijo:

-____, hay algo que debo decirte. 

No dije nada, pero ella prosiguió.

-____... tu casa, la anterior, ya fue comprada.

-¿Comprada? 

-Sí.

-¿Quién la compró?

Ellos no saben de nosotros. -(Cancelada) Josh Hutcherson & __________ -DaanyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora