Enredo en las sábanas

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Le sonreí a Evan y le di la dirección del hotel más aceptable que había encontrado con la recepción abierta a esas horas, y montamos en el coche.

Cuando paramos en la calle paralela, antes de bajar del coche le di su dinero y el de Chris, no quería perderlo. Evan bajó cuando yo también bajé, y ante mi mirada extrañada rio.

- Aunque me encantaría estar bajando porque me has invitado a subir a tu piso, solo lo hago para segurarme que no te pasa nada.

Caminamos en silencio hasta el hotel, iluminado por grandes luces, que lo asemejaban más a un motel. Me giré hacia Evan para agradecerle y pude ver en su cara la confusión.

- ¿Vives aqui?- En sus pobladas cejas estaban escritas las dudas.

Le expliqué brevemente la situación e intenté despedirme antes de que procesase la información, pero su mano agarró mi brazo, mientras en su cara seria podía ver como seguía analizando lo que le acababa de decir. De un momento a otro soltó mi brazo y dijo:

- Vente a mi piso, aunque sea por esta noche- Intente negarme pero habló de nuevo - Solo van a ser unas horas, y prometo no intentar nada- Lo serio que se mostraba en ese momento me inquietó- A no ser que tu quieras

Ahí estaba el Evan al que estaba acostumbrada. No vi nada malo en aceptar su invitación y así poder ahorrar el dinero, por lo que asentí con la cabeza y le seguí hasta el coche.

El silencio del camino solo se vio interrumpido por el sonido del teléfono de Evan que ignoró por completo mientras resoplaba.

 Cuando llegamos de nuevo a su piso, abrió la puerta con pasmosa lentitud, alargando el momento, algo que no entendía. En el interior todo parecía ordenado y solo llamo mi atención, el cuerpo de Chris echado sobre el sofá que reinaba en el aparente salón. Detrás de mi pude oir la puerta y sentí un escalofrio al sentir la mano de Evan en mi cintura empujandome levemente hacia algún lugar.

Me dejó apoyada en la pared mientras abría la puerta de una habitación y entraba indicandome que pasara. La minimalista habitación me dio la bienvenida con una brisa con olor a ropa limpia a lo que sonreí sorprendida, pues nunca había entrado una habitacion de un chico tan limpia, aunque de una chica tampoco.

-Siento decirte que tenemos que dormir juntos, me sabría mal llevarte al sofá cama que utilizo para las visitas femeninas

- Siempre puedes dormir tú allí- Lo dije en tono de broma pero me sentí nerviosa al imaginarme durmiendo junto a Evan

Se acercó a mi y rió a mis espaldas.

- ¿Te incomodo, preciosa?

Me giré y le empujé despacio, me acerqué a la ventana y vi la solitaria calle que estaba bajo nosotros. Note algo blandito impactar contra mi espalda y torne mi cabeza para ver que era un pijama que ahora yacía en el suelo.

-Para que puedas dormir agusto, el baño es la puerta de enfrente, en el cajón hay cepillos de dientes nuevos y creo que no me olvido de decirte nada más

Se tumbó en la cama mientras se quitaba la ropa y se colocaba un pantalon del pijama a cuadros. Salí de la habitación incomoda ante la semidesnudez de Evan al imaginarmelo durmiendo junto a mí y mis manos se volvieron sudorosas. Hacia mucho tiempo que no dormía con un hombre, con nadie más desde ... No quise seguir pensandolo, me asee en el baño como pude y volví a la habitación y suspiré al ver a Evan apoyado en el cabecero de su cama mirando su móvil, y un escalofrío me recorrió al verle sonreir

Por si tu cuerpo me llamaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora