Importante decision

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¿Como coño conocía Evan a mi ex? Pero aun más importante, cómo podia ese puto cabrón haber hablado de mí, no podemos decir nada de lo que ocurre allí, y tampoco hablar de nadie. Nunca supe que le hice y porque me guardaba tanto odio, el que se había comportado como un capullo era él.

Quise gritar y llorar, pero me limité a quedarme estática a los pies de la cama que acababamos de hacer. Quería hacer una vida nueva alejada de todo ese mundo, pero parece que me perseguía.

Evan me miraba serio, analizando mi semblante; yo era incapa de hacer o decir nada, solo podía mirar la pared de su habitación. Sentía mi cuerpo pesado y el aire que entraba por la ventana, cortante; pude dirigir mi mirada hacia el paquete de tabaco q yacía sobre la mesa y conseguí desplazas mi cuerpo hasta él; encendí el cigarrillo y pude notar como parte del peso de mis hombros salía junto con el humo de la primera calada. Evan se acercó a mi y sonriendo me quitó el paquete de tabaco de las manos, imitó el proceso que yo había hecho antes y hasta que nuestros cigarros se consumieron permanecimos de pie, el uno frente al otro en completo silencio, sin decir nada, sin mirarnos, solo compartiendo aire.

- Puedes estar tranquila, sabes de sobra que no voy a decir nada- Le miré intentando no mostrar lo molesta que estaba- No es para tanto, aqui todos nos conocemos.

- No entiendes nada- Mi voz era completamente neutral- Ese mundo no es un juego, no puede ir hablando de mí a la ligera- La rabia seguia llenando mi cuerpo- Creo que se olvidó de quien soy.

De pronto recuperé toda la movilidad, cogí otro cigarro y mientras me lo fumaba fui hasta el teléfono y marqué el teléfono que Greg me dio. Sonaron un par de tonos antes de que alguien contestase.

- Greg, soy Liz, ¿Cuando podemos vernos? - En mi voz podía notar un tono que hacía tiempo que no escuchaba.
- No necesitaste pensar demasiado, eso me alegra- Realmente lo decía en serio

Quedamos en vernos al rato, y le dije que Evan vendría y colgué. No tenía ganas de hablar con él; Evan estaba sentado en la cama observando cada movimiento que hacía, y no dijo nada hasta que una ligera sonrisa se le asomó.

- Preciosa, te noto tensa- Se colocó detrás de mí y me agarró los hombros masajeandolos suavemente- Si es por lo de antes, no te agobies, ya te dije que no le voy a contar quien eres a nadie.

-Evan, esto es mucho más complejo que contarle a alguien o no a que me dedicaba- Me giré para mirarle- Este mundo es el peor que he podido conocer nunca, un 98% de la gente que se mueve por ahí posee un arma y peor aun, un 100% sabe utilizar alguna.

- ¿Quién te ha dicho que yo no se?- Sabía que solo intentaba hacerse el interesante así que me levanté y fui a la cocina a por un vaso de agua para mi deshidratada garganta.

El piso estaba en un completo silencio, la luz del sol se colaba por la persiana a medio bajar de la ventana situada junto a la vitrocerámica; la cocina olía a especias y el fregadero aun tenía una taza de café junto a su cucharilla.

-Deberíamos empezar a vestirnos si queremos llegar a tiempo.- Evan estaba apoyado en la puerta.

- Llevame por mis cosas, no podemos ir así.

Por si tu cuerpo me llamaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora