Viejas amistades

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Liz

La conversación que debían haber mantenido los chicos les dejó en silencio durante tanto tiempo que volvieron el ambiente pesado y tenso, haciendo que Violet fuese callando lentamente hasta quedar en un completo y sepulcral silencio.

No sabía si tenia que decir algo o solo irme, pero el aire denso del cuarto empezaba a atascarse en mi garganta lo que me estaba haciendo recordar situaciones pasadas; los cuatro estabamos sentados en el sofá y en algunas sillas, todos estaban en sus teléfonos ignorando la tensión instalada en el salón.

Cuando creí que las venas de mi cabeza explotarían debido a la presión, Evan se incorporó y me arrastró a la cocina donde como había hecho un rato antes, cerró la puerta tras de sí. Pegó un golpe a la encimera de granito de la cocina y se giró dandome la espalda. No sabía que se suponía que tenía que hacer en esa situación, así que me limité a apoyarme en la puerta cerrada y mirar al moreno esperando a que este diese el paso y decirme que narices estaba pasando.

- Ella está absorviendole- Aun estaba de espaldas a mí- Joder, ha perdido la puta capacidad de tomar decisiones.

Vale, no había que ser Einstein para saber que estaba muy cabreado y que ella, era Violet; pero qué se suponía que tenía que hacer yo . Fui hasta él y le abracé con los brazos más rígidos de lo que yo quería, pero no sabía como iba a reaccionar ante mi contacto. Él se giró hacia mí y me abrazó con fuerza antes de volver a hablar.

- Si pudieses acercarte a la tienda de abajo a comprar tabaco te lo agradecería, realmente necesito fumar pero le di mi último cigarro a ese cabeza hueca. -Asentí rapidamente y peiné mi coleta con los dedos antes de correr escaleras abajo

Al llegar abajo busqué con la mirada la tienda de la que habló Evan, pero no fui capaz de verla por lo que comencé a andar atenta a cualquier cartel cartel que pudiese marcar la exitencia de una tienda.

- ¡Liz!- Oí mi nombre y me giré en busca de la persona que me llamaba- ¡Estoy aquí!- Ahí estaba Greg, un chico con el que trabajé durante aquellos oscuros años- Hacía mucho que no te veía, ni yo ni nadie, estabas desaparecida.

- Sí, bueno, dado a que me echaron de la industria, por mi bien decidí alejarme de todo y todos- Él sabía tan bien como yo que era un mundo peligroso.

- Pero nunca se dejó de hablar de ti, el jefe sigue buscando a quien pueda sustituirte- Su voz sonaba completamente honesta- Ójala hubieses escuchado los consejos que todos te dimos.

Aquel comentario me removió y despertó una parte agresiva en mí, pero acallé la idea de gritarle y me limité a seguir la conversación de manera sosegada. Le conté que había sido de mí y él me contó en que mundos estaba metido ahora.

- Pues el jefe quiere abrir un bar, si pudieses encontrar a otra persona más, quizás accediese a contratarte como camarera- Iba a denegar su propuesta pero continuó hablando. - Sabes que paga bien y solo tendrías que servir las copas, nada de contrabando, ni sexo con clientes. Tan solo piensatelo y ya me dirás. - Buscó en sus bolsillos y me tendió una tarjeta con un número de teléfono apuntado.

No me dio tiempo de despedirme de él, pues su teléfono sonó y salió corriendo sin decirme nada más. 

Estaba completamente desorientada, no sabía como procesar la nueva información, y mucho menos aun cómo actuar frente a ella. Proseguí con la búsqueda de la tienda pues ya estaba tardando demasiado y Evan podía preocuparse.

Por si tu cuerpo me llamaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora