5. Madre Sustituta

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-         Yo… nací en Philadelphia y me mudé aquí especialmente para estudiar esta carrera. Tengo dos hermanos pequeños y vivo en Brooklyn. Y sobre mi futuro – dudé - honestamente me conformaría con trabajar en un periódico local.

-         Realista. Me gusta – dijo animándome a cruzar la calle ahora que si podíamos hacerlo.

Cuando por fin llegamos a la pizzería, ordenamos y él sacó su laptop para empezar a buscar el artículo que íbamos a reformar, elegimos un artículo sobre política y empezamos a cambiarlo mientras comíamos. Bradley era muy bueno con las palabras, tenía una forma de editar y escribir muy parecida a la mía. Definitivamente había sido afortunada al tenerlo como compañero de equipo.

-         No puedo creer que hayas leído Cumbres Borrascosas – dije luchando conmigo misma para no abrazarlo – Nunca había conocido a un hombre que leyera novelas históricas.

-         Y yo no había conocido a una chica que se emocionara tanto con la sola mención de “novelas históricas”.

-         Odio que las personas tengan la idea de que son aburridas – empecé – Son tan… atrapantes y diferentes a los libros de hoy. Si veo otro libro de ciencia ficción para jóvenes en la librería voy a volverme loca.

-         Te entiendo, la forma en la que las personas hablaban, las costumbres – parecía tan emocionado como yo – A veces pienso que nací en la época equivocada, hubiera sido feliz viviendo en el siglo diecinueve.

-         Yo igual – respondí mirándolo maravillada.

Nos miramos fijamente por espacio de cuatro segundos, de pronto se me ocurrió mirar al reloj que estaba detrás de Bradley, vi con horror que iban a ser las nueve de la noche. Miré por la ventana y vi como ya no había rastros del sol, había perdido completamente la noción del tiempo. Saqué mi celular de la bolsa, lo había puesto en silencio desde la primera clase. Tenía treinta llamadas perdidas, aproximadamente unas quince eran de Caleb y el resto de mi madre. En ese mismo momento la pantalla indicaba que mi madre estaba llamando de nuevo.

-         Tengo que responder – dije disculpándome – Si no lo hago alguien va a llamar a la policía – dije en tono de broma a pesar de que era verdad.

-         Adelante – murmuró Bradley sin dejar de mirarme. Estaba 87% segura de que estaba muy sonrojada. Me levanté y corrí al baño para aceptar la llamada.

-         ¿Hola? – saludé.

-         ¿Jane? ¿Eres tú? – preguntó mi madre.

-         Si – contesté confundida.

-         Santo cielo ¿Estás bien? ¿En dónde estás? ¿Tienes idea de lo preocupada que estoy?

-         Estoy bien, mamá ¿Cómo sabes que no estoy en casa? – quise saber molesta, seguramente el chismoso de Caleb la había llamado.

-         Te llamé como a las seis de la tarde y como no respondías llamé a Caleb porque supuse que estarías con él, me dijo que no habías regresado a casa de la universidad – podía detectar la mezcla de desesperación y alivio en su voz – ¡Si no le vas a avisar a Caleb a dónde vas por lo menos responde tu celular! El pobre de Caleb está esperando a que lo llame para decidir si llamar o no a la policía… - y desde ahí empezó el regaño más épico de todos que titulé: “100 formas en las que Jane Brown puede ser una irresponsable inconsciente”.

En el departamento de al lado...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora