8. Bailes provocadores...

10.7K 730 39
                                    

Bradley pidió un taxi y conversamos durante todo el camino, cosa que ya no pudimos hacer cuando llegamos a la fiesta por el ensordecedor sonido de la música. Estaba intentando no volverme loca de emoción, Bradley había tomado mi mano desde que salimos del taxi. Si le sumaba el hecho de que me había llevado flores… eso nos hacía prácticamente una pareja. Todos nuestros compañeros de clase nos verían tomados de la mano y asumirían que éramos novios. Vaya, estaba encajando más rápido de lo que había esperado.

El apartamento de Sadie era grande y lujoso, apenas podía apreciar los detalles, el lugar estaba repleto, apenas podíamos caminar.

-         ¡Hola, chicos! – saludo Sadie con más alegría de la normal gracias al vodka que traía en la mano - ¡Gracias por venir! – nos abrazó a los dos torpemente – Las bebidas están por allá y la terraza por allá – gritó señalando ambos lugares.

Le lancé una mirada a Bradley indicándole que quería ir a la terraza, moría por respirar aire fresco y dejar de sentir los cuerpos de las personas bailando y los chicos ebrios. ¿Quién diría que Sadie era tan popular? Parecía tan callada en el salón de clases. Aparentemente la sola mención de la palabra “fiesta” te convertía en una sensación social.

La supuesta “terraza” en realidad era el techo del edificio, había gente pero no estaba tan caótico como el apartamento. También había personas bailando pero no estaban tan apretujados, ver el gris cielo de Nueva York me tranquilizo.

-         ¿Quieres algo de beber? – me preguntó Bradley al oído.

-         Si – contesté gritando.

-         Vuelvo enseguida – dijo solo moviendo los labios. Las bocinas lanzando música de Jay-Z no dejaban escuchar nada.

Me quedé sola mirando alrededor, era increíble ver como las personas se liberaban después de unas cuantas copas, estaba analizando la forma de bailar de las personas cuando alguien tocó mi hombro. Me giré y vi a Kelly, una compañera de clases con la que solía platicar además de Bradley cuando el maestro llegaba tarde o entre clases.

-         ¡Hola! – grité con exceso de emoción. Estar sola en una fiesta no era tan agradable.

-         ¿Viniste con Bradley? – preguntó con voz muy alta.

Asentí con la cabeza y sonreí.

-         ¿Ustedes son… novios? – volvió a preguntar.

-         ¡No! – contesté riéndome.

-         ¡Ahí viene! – dijo alejándose de mi - ¡Ten cuidado! – exclamó antes de darse la vuelta y mezclarse entre los bailarines.

¿Cuidado de quién? ¿De Bradley? Eso fue extraño. Me pregunté si Kelly también habría bebido de más.

-         Siento la tardanza – se disculpó Bradley ofreciéndome una cerveza – El área de bebidas es muy solicitada…

No tenía un gusto particular por las bebidas alcohólicas, simplemente las toleraba y duraba horas tomándome una o dos cervezas. Sin embargo, esta vez estaba sedienta y me tome casi la mitad en un solo sorbo.

-         ¿Quieres bailar? – me preguntó Bradley entusiasmado.

-         Seguro – acepté tomando su mano.

Hacía mucho tiempo que no iba a una fiesta de verdad, no me gustaba contar mi fiesta de graduación como fiesta, la elección de música siempre era aburrida y no había alcohol. Esta era mi primera fiesta universitaria y no me estaba decepcionando.

Bradley me atrajo hacia su cuerpo mientras bailábamos, definitivamente sabía bailar, no me costó mucho seguirle el ritmo, no me gustaba presumir pero yo misma era una excelente bailarina. Un pequeño escalofrío me recorrió la espalda cuando sentí sus manos en la cintura, apoyé mis manos en sus hombros y los bailes provocadores comenzaron.

La fiesta era un conjunto de música, alcohol, baile y sudor. Estaba batiendo mi propio record de tomar cerveza, me había terminado el segundo vaso en menos de dos horas, me sentía más alegre de lo normal, cada fibra de mi cuerpo quería sentirse más cerca de Bradley, lo miré a los ojos y el deseo que había en ellos me tomó desprevenida.

De pronto ya no estábamos bailando, simplemente estábamos parados en medio de la pista de baile mirándonos el uno al otro. Bradley no dejaba de mirar mis labios, fue entonces cuando mi atención se dirigió a los suyos, quería besarlo…

Y por la forma en que Bradley me miraba sabía que él también a mí. Quizá fue el exceso de cerveza, la música o mi deseo descontrolado, pero cuando sus labios por fin se decidieron a tocar los míos, respondí a su toque con ansias.

En el departamento de al lado...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora