12. ¿Yo?

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Me senté en mi lugar, faltaban cinco minutos para que la clase iniciara. Miré a Bradley de reojo y por más que intentaba descifrar una razón válida para su enojo, no la encontraba. ¿De verdad seguía molesto porque no quise tener relaciones con él?

Estaba tan concentrada en mis pensamientos que no me di cuenta cuando Kelly se sentó en el lugar de Bradley a mi lado, hasta que me habló.

-         ¿Está todo bien? – me preguntó mirándome con preocupación.

-         No estoy segura.

-         Ustedes… ¿Tuvieron una discusión? – volvió a preguntar en un susurro.

Solo pude asentir con la cabeza. El profesor entró y fue directo al grano con la historia de los medios de comunicación.

Bradley no se acercó a mí durante todo el día, podía sentir sus miradas de reojo pero nunca hizo un intento por hablar conmigo. ¿Era yo la que tenía que ceder y hablar con él? ¿Era yo la que estaba mal por no querer acostarme con él?

-         ¡Jane! ¿Estás siquiera escuchándome? – preguntó Kelly moviendo una mano frente a mi cara - ¡Tierra llamando a Jane!

Íbamos camino a una cafetería que no quedaba muy lejos de la Universidad. Kelly pensó que necesitaba una distracción de este tipo después de pasar todo un día sin dirigirle la palabra a Bradley.

-         Lo siento – sonreí – No puedo dejar de pensar en Bradley.

-         ¿Estás segura de que solo fue una simple discusión? – quiso saber.

Le había mentido a  Kelly y le dije que Bradley y yo habíamos tenido un pequeño malentendido sobre celos, pero lo cierto es que no sabía por cuánto tiempo más podría guardarme la verdad.

Entramos a la acogedora cafetería, nos sentamos en una pequeña mesita junto a la ventana y ordenamos capuchinos calientes. Después de varios minutos de evadir el tema de Bradley y después de que nuestros cafés llegaran Kelly finalmente se cansó.

-         Escucha Jane - empezó Kelly – Sé que no tenemos mucho tiempo de ser amigas pero… me preocupo por ti. ¿Realmente está todo bien con Bradley?

-         No estoy segura – contesté – últimamente él…

De pronto una chica de cabello corto y café se acercó a nuestra mesa luciendo desesperada y ¿Enojada?

-         ¿Quién de ustedes es Jane Brown? – preguntó la chica con la respiración agitada. Algunas de las personas que estaban en el café voltearon a verla.

-         ¿Yo? – contesté confundida. Mala decisión.

Si antes teníamos la atención de solo un par de personas, todo el lugar giró hacia nosotras cuando la chica se lanzó sobre mí y provocó que mi silla se cayera hacia atrás. Mi cabeza impactó contra el suelo, hubiera reaccionado pero seguía paralizada por la impresión ¿Por qué demonios está chica estaba golpeándome con todas sus fuerzas? Cuando vi que sus manos se dirigían a mi cara de nuevo, logré jalarle el cabello. No sería su saco de boxeo.

Todo se volvió caos en la pequeña cafetería, Kelly y un par de empleados intentaban alejar a la chica desquiciada de mí.

-         ¡¿Cuál es tu problema?! – le gritó Kelly a la chica cuando por fin nos separaron.

-         ¡¿Mi problema?! ¡Mi problema es que esta idiota cree que puede quitarme a mi novio! – exclamó señalándome - ¡Estás loca si crees que Bradley siente algo por ti!

Sentí como si me hubieran arrojado una cubeta de agua helada.

-         ¡¿Tu novio?! – realmente no era del tipo de persona que gritaba pero esta ocasión lo ameritaba - ¡Bradley ha sido mi novio por casi dos meses! – hice énfasis en la palabra “mi”.

La chica loca y golpeadora se rio.

-         ¡Bradley y yo hemos estado saliendo desde la preparatoria! Y si sabes lo que te conviene te alejaras de él ¡¿Entiendes?!

Eso hizo que me quedara en silencio. La chica no podía estar mintiendo, realmente estaba defendiendo su relación con Bradley a golpes. El muy idiota había estado engañándome. ¡A ambas! Entonces recordé a Sam… él también me había engañado con otra chica. ¿Cuáles eran las probabilidades de que una persona fuera engañada dos veces por dos chicos diferentes? Tal vez de verdad había algo mal conmigo, tal vez esa sería la historia de mi vida. Una asquerosa lágrima se deslizó por mi mejilla… el encantador Bradley era solo una fachada, un engaño.

Por razones obvias, los empleados nos pidieron que nos retiráramos del lugar después de sacar a la otra novia de Bradley por la fuerza. Mis labios sabían a sangre y el rostro me ardía. Sabía que me había arañado y probablemente roto el labio.

-         ¿Qué clase de salvaje hace algo como esto? – exclamó Kelly indignada mientras limpiaba la sangre de mis labios con una servilleta - ¿Debería llamar a la policía? – me preguntó mientras veíamos como la chica que me había golpeado se subía a un taxi.

-         No, claro que no – respondí aguantando las lágrimas – Solo quiero irme a casa.

Kelly era rápida. Solo le tomó dos silbidos detener un taxi y en menos de treinta minutos estábamos afuera de mi edificio. Agradecí infinitamente que no me hiciera preguntas en todo el camino, parecía determinada a que yo no me quedara dormida, lo cual era algo bueno. Se suponía que las personas no debían dormirse después de recibir una paliza. Ella pagó el taxi antes de que yo pudiera siquiera sacar mi bolso. El taxista notó que iba sangrando pero decidió no preguntar, seguramente había visto cosas más extrañas. Estábamos hablando de Nueva York.

Nos encaminamos a los escalones de la entrada, Kelly sostenía mi brazo. Mi cabeza empezaba a retumbar por el golpe de la caída, no quería averiguar si también tenía sangre detrás de la cabeza. Pensé en los ocho pisos que tenía subir para subir a mi departamento y me mareé un poco. Era en momentos como estos que odiaba que el ascensor no funcionara.

-         Kelly, realmente no tienes por qué seguir acompañándome, ya has hecho suficiente por mi hoy.

-         ¿Estás bromeando? No voy a dejarte sola, tenemos que conseguir un kit de primeros auxilios y limpiarte. Te ves pálida y a punto de desmayarte.

No respondí a su argumento porque no tuve la energía para hacerlo. Kelly preguntó a la portera en el recibidor si tenía un kit de primeros auxilios y gracias al cielo así fue. En mi departamento solo había algodón para remover maquillaje.

Respiré profundo y empecé a subir las escaleras repitiendo “Tú puedes hacerlo, Jane, un simple golpe en la cabeza no te impedirá caminar, Bradley y su novia loca no te derrumbaran”.

Íbamos por el tercer piso cuando tuve que apoyarme contra la pared, mis piernas se sentían débiles y mi visión se empezó a nublar. Solo quería dormir. Y en medio de aquella visión borrosa, apareció Caleb bajando las escaleras. 

En el departamento de al lado...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora