21. ¿Tienes frío?

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Había planeado pasar la navidad sola en mi departamento por voluntad propia. Pero el hecho de verme obligada a estar en mi departamento por una tormenta de nieve hacia que toda la situación fuera frustrante y un poco claustrofóbica.

Mi madre llamaba constantemente para asegurarse de que estaba bien, incluso mi hermano menor estaba preocupado por mí. Le tranquilizo saber que había comprado comida suficiente para sobrevivir por tres días, y en caso de que se terminara, siempre podía robarle algo a Caleb.

Pasé horas viendo películas navideñas y comiendo galletas. Probablemente era la navidad más triste y solitaria de mi vida. Estaba a punto de  llamar a Kelly cuando escuché que alguien tocaba mi puerta. Sabía que era Caleb.

-          ¿Qué? – pregunté cuando lo vi. Odiaba cuando usaba esa playera azul marino, lo hacía lucir más guapo.

-          ¿Qué haces? – dijo a modo de saludo entrando a mi departamento sin esperar a que lo invitara. Típico.

-          Teniendo una feliz navidad ¿No es obvio? – dije señalando la televisión y la comida chatarra.

-          Eso es triste – respondió riendo un poco.

-          ¿Acaso hueles a pavo? – pregunte acercándome a él y oliendo su ropa. Definitivamente olía a pavo.

-          Wow, mírate, siendo la envidia de cualquier Golden retriever. Es bueno saber que tu falta de inteligencia sea recompensado con un buen sentido del olfato – me dio un par de palmadas en el hombro.

-          ¿De verdad? ¿Vas a pelear en navidad? – le pregunté sin siquiera ofenderme por su comentario – No puedo creer que sepas cocinar pavo.

-          ¿Y por qué no? – sonrió – Mamá me mando la receta en un correo electrónico.

-          ¿A qué viniste?

-          Estaba aburrido. Y me pareció un poco cruel comer pavo yo solo mientras tú estabas aquí al lado intoxicándote con galletas y películas ridículas.

-          ¿Y qué sugieres? ¿Comer pavo y ver Animal Planet?

-          No suena mal.

En menos de tres minutos ya estaba en el departamento de Caleb ayudándole a poner la mesa. No había sido una mala idea, prefería estar con Caleb y sus comentarios sarcásticos que continuar siendo miserable en mi soledad.

-          ¿Estás seguro de que esto es comestible? – pregunté viendo el pavo. Lo hice solo para molestarlo, olía realmente bien y lucía bien – Pruébalo tu primero para asegurarme de que no está envenenado.

Me hizo una mueca y probó la comida primero.

-          ¿Tus padres han llamado? – me preguntó.

-          Prácticamente cada hora. ¿Tu madre también?

En el departamento de al lado...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora