Al día siguiente en la universidad me aseguré de llegar temprano, no porque me moría de ganas de ver a Bradley, sino porque no quería que todos volvieran a atacarme con sus miradas al llegar tarde.
Cuando Bradley llego, no se sentó en el mismo lugar que el día anterior, me sonrió y se sentó en el banco que estaba a mi lado. Algo se removió en mi interior, me costó mucho trabajo no sonreír como una tonta.
***
Días más tarde, después de hacer la tarea, me acomodé en el sofá con un enorme plato de palomitas para ver el último episodio de la quinta temporada de The Vampire Diaries. El episodio empezaba en pocos minutos, así que me organicé con tiempo para alcanzar a verlo.
Cuando encendí el televisor, sucedió lo inimaginable, no podía verse ningún canal. Todo lo que aparecía en la pantalla era oscuridad. En medio del pánico, golpeé la televisión un poco, la desconecté, reinicié el sistema de cable y nada. No tenía tiempo para esto…
Desesperada, salí de mi departamento y corrí hacia el de Caleb. Nunca le pedía favores, pero estaba dispuesta a enfrentarme a él con tal de ver el destino de Damon y Elena. Toqué su puerta insistentemente hasta que abrió, solo estaba usando pantalones, nunca entendería su aversión hacia las camisetas, no era que me molestara verlo de esa manera, solo me desconcentraba.
- ¿Podrías por favor dejarme usar tu televisión por cuarenta minutos? – rogué sosteniendo el plato de palomitas, sabía que eso y mi rostro de cachorro abandonado no le dejarían decirme que no.
- ¿Y si te digo que la estoy viendo?
- ¡Caleb, por favor! Repiten tus aburridos documentales cada día en Discovery Channel, algo anda mal con mi televisión y no puedo perderme el final de temporada…
- ¡Está bien, está bien! – dijo interrumpiéndome – Solo… deja de hablar – abrió la puerta lo suficiente como para que yo pasara.
Chillé de la emoción y entré corriendo por debajo de su brazo. Fue en ese momento cuando me di cuenta que nunca había entrado a su departamento, vi con horror que estaba mucho más ordenado y limpio que el mío. Típico de Caleb. ¿Por qué no podía ser un universitario normal que tuviera su casa en desorden total?
Entré a su habitación sin esperar a que el me lo indicara, él también tenía el televisor frente a su cama. Encendí el aparato, me senté en su cama y rápidamente encontré el canal, llegué justo a tiempo para los créditos iniciales, me había perdido los primeros tres minutos del episodio. Estaba tan concentrada que ni siquiera me fije en que Caleb se sentó a mi lado hasta que empezó a comerse las palomitas de mi plato.
Para mi sorpresa estuvo callado la mayor parte del tiempo. Escuchaba como se reía en momentos que yo consideraba muy dramáticos, escondí mi cabeza en las rodillas cuando al final del episodio dos de los personajes principales morían. Las cosas no pintaban nada bien para Damon y Elena, así que no pude evitar que un par de lágrimas se deslizaran por mis mejillas. Odiaba que mis parejas favoritas tuvieran tantos obstáculos en el camino para estar juntos, no me importaba si eran ficticios o no.
- No puedo creer que estés llorando por eso – dijo Caleb durante los créditos del final mientras se terminaba las palomitas.
- Les tomo cuatro temporadas estar juntos y ahora… los separan de esa forma – contesté luchando contra un sollozo - ¡No es justo!
- ¿Quieres decir que hay cinco temporadas de esta atrocidad? – parecía realmente impactado.
- Si, Caleb. He pasado cinco años de mi vida siguiendo esta serie así que disculpa si me pongo algo sentimental cuando mi segunda pareja ficticia favorita no puede ser feliz.
- ¿Quién es tu primera pareja ficticia favorita?
- Adivina, los has visto.
- Oh no, ¿Es el sujeto que se viste raro y…? ¿Espera, son los protagonistas de la película que pusieron en el avión? ¿El Sr Anticuado y la Sra. Prejuiciosa?
- ¡Orgullo y Prejuicio, Caleb! Y por favor no te refieras al Sr. Darcy como Sr. Anticuado.
- ¿A quién le importa? Para mí es el sujeto anticuado que usa mallines y siempre está molesto sin razón.
Le hice una mueca y me acosté en el respaldo de su cama.
- Debo admitirlo, me sorprende que adivinaras eso…
- ¿Y cómo no iba a hacerlo? – preguntó tomando el control remoto – Mareaste a todos con el argumento del libro por un mes entero después de que lo leyeras en la preparatoria.
Probablemente tenía razón, no iba a discutir sobre eso.
- ¿Sabes cuál es mi documental favorito? – quiso saber cambiando el canal a Discovery Channel.
- ¿Es uno sobre… hospitales? – pregunté adivinando al azar. Me sentí un poco culpable por no saberlo. Caleb rio.
- Buen intento, pero nunca te he dicho cuál es mi documental favorito – dijo entre risas.
- Sé que el espagueti es tu comida favorita y que The National es tu banda favorita ¿Eso cuenta, no?
- Supongo – dijo con indiferencia, toda su atención estaba en el programa sobre cirugías que estaban pasando en la televisión.
Intenté poner la misma atención que él ponía al programa, me costaba trabajo aceptar que había personas que dedicaban sus vidas a ver los órganos de otras personas sin desmayarse.
Caleb empezó a comentar la operación que estaban llevando a cabo en el programa, estaban removiendo un apéndice, vi con horror todo el proceso, no entendía nada de lo que Caleb decía, parecía realmente emocionado narrándome todo lo que sucedía y el nivel de dificultad. El sujeto que estaba a mi lado había querido ser doctor desde la secundaria, era un sabelotodo sobre medicina general, iba a la universidad solo para hacerlo oficial.
Los incomprensibles y aburridos términos médicos solo lograron arrullarme. Seguro que a Caleb no le molestaría si me tomaba una siesta de dos o tres minutos, ni siquiera se daría cuenta. Sentía que estaba sobre una nube, sin duda su cama era más cómoda que la mía. Escuche la voz de Caleb hasta que me quede dormida…
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En el departamento de al lado...
RomanceJane Brown estaba cumpliendo su mayor sueño: Estudiar periodismo en Nueva York. Había dejado todo atrás, su casa, su familia, sus libros, sus amigos... todo excepto a Caleb, su "amigo" de la infancia que también se mudaba con ella a la gran manzana...