16. Te espero a ti.

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-         Fuertes declaraciones – dijo Caleb después de haber escuchado a Kelly desde el otro lado de la puerta – ¿Quién es el inculpado?

-         Bra… - empezó a decir Kelly.

-         ¿Qué haces aquí a esta hora? – pregunté a Caleb interrumpiéndola.

                                                                                       

-         Salí temprano de la universidad y decidí arreglar tu puerta ¿Lo recuerdas? Hablamos de ello esta mañana…

-         Ah sí, ya lo recuerdo.

-         El golpe en la cabeza parece haberla afectado más de lo que pensamos – bromeó Caleb mirando a Kelly con complicidad – Puedes dormir tranquila, pequeña Jane. La puerta ya se puede cerrar.

-         Gracias – levanté su caja de herramientas y se la di.

-         ¿Eso es todo? ¿No recibo nada a cambio? Acepto propinas…

-          Nos vemos luego – dije mientras lo empujaba a la salida.

-         Seguro – alcanzó a decir él antes de que cerrara la puerta.

Cuando el ambiente estuvo libre de Caleb, Kelly caminó hasta el sofá y arrojó su mochila al piso.

-         Sé que tengo novio y que no te gusta escucharme decirlo pero: Tu vecino es demasiado sexy. ¿Por qué demonios no estás sobre él en estos momentos?

-         ¡Kelly! – exclamé alterada – Eso… ¡Eso no va a suceder! Es casi mi hermano.

-         Excepto que no es tú hermano – rio.

-         Crecí con él…

-         ¿Y? ¿En qué manera es un obstáculo? – preguntó indignada - ¿Te das cuenta de cómo te cuida?

Reí.

-         Él… se siente obligado a hacerlo. Cree que es mi padre o algo por el estilo. Le encanta ser un mandón sabelotodo.

-         Solo dime algo ¿Crees que es atractivo?

Esa pregunta me hizo sentir incómoda en muchos niveles. Nunca había… pensado realmente en ello. Quiero decir, Caleb era… guapo. Era alto, sus ojos claros eran un bonus, se notaba que hacía ejercicio por todas las veces que lo había visto sin camisa y su cabello despeinado de alguna forma lo hacía lucir bien, pero… ¡Era Caleb!

-         Él es… bien parecido – dije perturbada por mi análisis de Caleb.

-         ¿Bien parecido? ¿Acaso tienes setenta años? – preguntó Kelly indignada – ¡Es guapísimo! Solo admítelo…

-         ¡No puedo hacerlo! No lo considero guapo porque crecí junto a él, lo vi en sus peores momentos, el acné en su adolescencia, su ortodoncia en la infancia…

-         Tienes que concentrarte en el presente, y en el presente Caleb podría ser un modelo de Aeropostale. ¡Serían la pareja perfecta!

-         ¿Realmente estás intentando emparejarme con alguien después de lo que pasó ayer?

-         Tienes razón, es un poco insensible de mi parte – reconoció mi amiga.

-         Además, no importa si me gusta o no – empecé - Yo jamás le gustaría a Caleb, me aborrece mucho para hacerlo, de seguro me ve como su hermanita menor y si a eso le añades que ya tiene novia… es y siempre será imposible.

-         ¡¿Tiene novia?! – preguntó como si le hubieran informado que tiene una enfermedad terminal – Maldición, eso arruina todo. ¿Ya la conoces?

-         Si, se llama Danielle. Y es… linda.

-         Demonios. Será difícil pero no imposible…

-         ¡Kelly, olvídalo! Caleb y yo nunca seremos más que amigos, deja de meter ideas locas a mi cabeza.

Kelly alzó ambas manos en señal de que se rendía. Hicimos la tarea e inconscientemente terminamos viendo la televisión el resto de la tarde. El novio de Kelly vino a recogerla por la noche, parecía ser un buen sujeto, se llamaba Tom y estudiaba arquitectura en una universidad de Manhattan, lucía algo geek, todo lo contrario a Kelly, que parecía ser la reina de la moda bohemia.

Después de conversar un rato con ambos, los acompañe bajando todos los escalones que llevaban a la salida del edificio para despedirlos. Cuando se fueron, me encontré a Danielle en el recibidor.

-         Hola – saludé sonriendo. Sentía curiosidad por conocer más de ella.

-         Hola – me regresó el saludo con menos efusividad que yo.

-         ¿Esperas a Caleb?

-         A decir verdad… te espero a ti – dijo mirándome fijamente – Tengo que hablar contigo.

En el departamento de al lado...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora