23. Ese monstruo

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Daba pasos hacia atrás conforme Caleb se acercaba a mí mirándome fijamente. De pronto me sentí como si yo fuera caperucita roja y él el lobo feroz. La pared me impidió seguir dando pasos hacia adelante.

- ¿Qué haces? - pregunté cuando no pude retroceder más. Su cercanía hacia que me sintiera agobiada, apoyo los brazos en la pared encarcelándome dentro de ellos.

- ¿Realmente te incomoda tanto? Hemos dormido juntos y no parecías incómoda entonces.

- Eso es diferente, Caleb - tenía su cara tan cerca que no pude evitar observarlo.

- ¿Por qué es diferente, Jane?

- Porque... cuando dormimos me acerco a ti inconscientemente.

- Solo cuando tienes frío - sonrió amargamente mientras tocaba mi cabello con sus dedos - O para golpearme.

Cualquier respuesta o pensamiento cuerdo se fue al infierno cuando miré sus labios, la sonrisa de Caleb se borró cuando se dio cuenta de ello. Bajó la mirada hacia los míos y vi un deseo en su mirada que nunca antes había visto. Mi respiración se volvió más rápida solo con imaginar cómo sería besarlo... 

¿Estaría Caleb pensando lo mismo? A juzgar por la forma en la que me miraba, apostaría a que sí... 

Las luces se encendieron y el sonido del refrigerador volviendo a la vida llenó el ambiente. ¡La electricidad había regresado! Eso me sacó del estado de ensimismamiento en el que Caleb y yo estábamos. Lo empujé sin pensarlo. ¿Acaso la falta de electricidad había afectado nuestros cerebros de alguna forma? 

- Por lo que veo tienes problemas con respetar el espacio vital de las personas - dije alejándome de él, maravillada de ver como todo el departamento volvía a la vida.

- Y tú tienes una obsesión por observar mis labios - murmuró con seriedad. Lucía tan desconcertado.

- Eso quisieras - crucé los brazos - Caleb, no sé qué demonios acaba de suceder aquí, pero creo que ambos estaremos de acuerdo en que han sido un par de días muy difíciles, quizá el estar tanto tiempo encerrados empieza a afectarnos.

- Probablemente si - contestó fríamente.

Espere a que dijera algo más pero ninguna palabra volvió a salir de sus labios. ¿Caleb sin nada que decir y dándome la razón? Creí que no presenciaría ese momento nunca. 

Salí de su departamento sin más. Me di cuenta de que mis piernas temblaban un poco así que cuando entre a mi departamento me tumbé en el sofá. 

También había sido mi culpa. No debí haber permitido que Caleb se acercara tanto a mí ¿En que estaba pensando? Caleb tenía novia, yo misma los había visto besándose. ¿Acaso eso no era suficiente para calmar mi extraño deseo por él? Porque eso era lo que era: simple y superficial deseo. No había manera de que estuviera enamorada de él. Era solo que últimamente habíamos pasado mucho tiempo juntos y había descubierto que era un poco atractivo. De acuerdo, muy atractivo. 

Entre más lo pensaba, la culpa se repartía más. Caleb había sido el que se había acercado a mí de esa forma, sus palabras sugerían cierto coqueteo, siempre andaba sin camiseta, a decir verdad eso siempre había sido un problema que tenía con Caleb, desde siempre ha amado andar por ahi sin camiseta, teníamos decenas de fotos juntos de cuando éramos niños e incluso en ese entonces solo usaba pantalones. El punto es que hasta ahora empezaba a tener un efecto en mí.  

Tenía que sacarlo de mi cabeza. No podía seguir pensando en Caleb.

*** 

Paso una semana sin noticias de Caleb. Lo cual era muy raro ya que éramos vecinos. Ni siquiera nos habíamos topado en el pasillo ni se había atrevido a tocar mi puerta. Debía sentirse más culpable que yo, había estado a punto de engañar a su novia ¿Cierto? ¿Realmente había intentado besarme o solo era otro de sus juegos? ¿Qué habría pasado si la electricidad no hubiera regresado? 

No podía concentrarme en la universidad, por primera vez no estaba poniendo atención en las clases y Kelly (claro) se dio cuenta de ello. 

- ¿Qué sucede? ¿Te preocupa algo? - me preguntó cuando una de las clases terminó y el profesor ya había salido.

- No, nada. Estoy bien - sonreí falsamente.

- Te doy cinco segundos para que me digas la verdad - dijo autoritariamente - Cinco...

- No sé de qué hablas.

- Cuatro...

- Te dije la verdad, no tengo nada.

- Tres... - me miró fijamente.

- Kelly...

- Dos...

- Es Caleb - cedí. No podia retenerlo más.

- ¿Qué hay de él? ¿Por fin cumpliste mi sueño y ya son pareja?

- ¡Claro que no!

- ¿Entonces?

- El... no lo sé... creo que me golpeé la cabeza y no puedo dejar de pensar en él.

- ¿Románticamente? - me preguntó con la mirada llena de esperanza.

- No. Solo... he tenido ganas de besarlo. Me imagino como sería constantemente.

Kelly chilló y aplaudió enérgicamente. Algunos compañeros voltearon a vernos por unos instantes. 

- Sabía que te gustaba, lo sabía - susurró emocionada.

- No me gusta - contesté apretándole la muñeca para que estuviera quieta - Solo... no sé qué pasa conmigo, quizá he visto demasiadas películas, creo que necesito a alguien con quien descargar la tensión.

- ¿Quieres decir la tensión sexual que hay entre tú y Caleb?

- ¿Podemos dejarlo en tensión? Añadir la palabra "sexual" hace que me sienta aún más culpable.

- ¿Culpable? Maldición, no recordaba a su novia.

- ¿Me estoy volviendo loca? Quiero decir, es Caleb de quien estamos hablando. No puedo simplemente sentir deseos de besarlo. Crecí con ese sujeto, podría ser mi hermano.

- Aquí vamos de nuevo - ella entornó los ojos - El hecho de que hayas crecido con la versión 2.0 de Ryan Gosling no quiere decir que no tengas derecho a enamorarte de él. Ambos se preocupan por el otro, puede surgir otro tipo de sentimientos entre ustedes.

- En primer lugar, realmente no sé de donde sacaste el parecido con Ryan Gosling y en segundo, no quiero pensar en que existe la posibilidad de que "surjan otros sentimientos", no puedo. Quiero sacarlo de mi cabeza.

- Entonces... ¿No quieres nada romántico con Caleb ni con nadie cierto?

- Cierto.

- Solo quieres... ¿Descargar tu tensión con alguien? ¿Besar a alguien para ver si eso congela la imagen de Caleb?

Asentí con la cabeza avergonzada. 

- Eso es arriesgado Jane - dijo pensativa - Tienes que encontrar a alguien dispuesto a hacer eso sin que haya consecuencias, ya sabes, enamorarse, citas, corazones rotos y todo eso.

- ¿No es esa la parte más fácil? ¿Cuántos chicos de ese tipo encuentras en una fiesta?

- Buen punto, quizá 6 de cada 10 hombres universitarios buscan revolcarse con alguien en una fiesta. Debes estar de verdad desesperada para estar dispuesta a besarte con alguien que no conoces.

- Créeme, lo estoy. Es por eso que debemos ir a una fiesta en la que no conozcamos a nadie.

- ¿Debemos? - preguntó sorprendida - Oh, cielos. ¿Tú invitándome a una fiesta? No me lo perderé por nada, cuenta conmigo, prometo no dejar que tomes ni una sola gota de alcohol - me guiñó el ojo.

- Bien, está decidido. Ahora solo debemos encontrar la fiesta indicada.

- La fiesta indicada para que des rienda suelta a toda la tensión sexual que Caleb ha provocado. Ese monstruo - rio.

- ¿Qué te dije acerca de la palabra "sexual"? - la empujé un poco, aunque en el fondo sabía que estaba usando el término correcto. Maldito, Caleb.

Y así fue como comenzó la nada difícil tarea de encontrar una fiesta de universitarios este fin de semana. Solo era cuestión de escuchar los cuchicheos y susurros en los pasillos de la escuela. Siempre había fiestas, solo debíamos elegir una a la cual colarnos.

En el departamento de al lado...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora