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— Yolo ya encerio estoy bien. -decía Aristóteles mientras Yolo lo revisaba de las quemaduras.

Ambos fueron a las gradas de fútbol donde a veces almorzaban en lugar de ir a la cafetería.

— No te creo. -entrecerro los ojos.

— Pero si estoy bien.

— Ari, tu sabes que puedes contar conmigo para lo que sea así que dime, ¿qué tienes con Temo?

— Mira yo no tengo nada con Temo, más bien él tiene algo conmigo y por eso no le agrado.

— Él se iba a disculpar, era obvio.

— Tú lo has dicho "iba" pero no lo hizo.

— Aristóteles, ¿nunca te has puesto a pesar, que tal vez, solo tal vez... Cuauhtémoc esta enamorado de ti?.

Ari se quedo callado por un momento, ¿podría ser?. Naa, Temo es un chico popular que no se fijaría en él.

— No lo creo Yolo.

— Entonces busca otra explicación por la que te trata tan mal sin razón.

— Porque no le agrado y ya. -alzó los hombros mordiendo su sandwich.

— Yo no lo creo, pero tú eres tan terco que no me quieres creer.

Yolo se levantó bajando de las gradas.

— ¿A donde vas?. -Preguntó poniéndose de pie.

— Voy a la cafetería por algo de comer ¿vienes?.

Asintió bajando de las gradas.

Después de eso, Aristoteles si entro a las últimas dos clases pero ignorando a Temo en todo momento.

Cuauhtémoc le lanzaba papelitos para que le prestara atención, pero este simplemente lo ignoraba.

Al salir Temo pensaba desesperado si era buena idea hablar con Aristóteles.

-Sí vas a hablar con él más vale que lo hagas ya porque esta recogiendo sus cosas -hablo Diego saliendo del salón.

Cuauhtémoc se apresuró hacia donde estaba el rizado y habló.

— Espera por favor. -dijo tomando su brazo.

Ari suspiro mirando a Yolo, ella le hizo una señas para que se quedara a escuchar lo que Temo tenía que decir.

— Está bien pero que sea rápido.

— Sí, si, eso haré.

Temo cerró los ojos con fuerza y soltó todo el aire retenido en sus pulmones.

No sabía cómo hacer eso. No sabía cómo disculparse.

— Lo lamento no fue mi intención tirarte el café encima. -Dijo intentando no tartamudear al decirlo.

— Descuida esta bien. -alzo los hombros sin más.

Temo se sorprendió, ¿en serio?, ¿así de fácil lo perdona?.

— No, encerio perdón, Aristoteles.

El rizado no podía creer las palabras que salían de la boca de Temo.

Una pequeña sonrisa se formó en sus labios, pero intento disimularlo.

— No descuida, en serio te perdono.

Ambos estaban en silencio.

— Me tengo que ir, adiós Ari. -le dio una media sonrisa y salió del salón caminando rápido. Sentía su corazón latir muy rápido.

— Adiós Temo. -susurro.

Aristóteles salio de la preparatoria a pasos lentos, pensando en lo ocurrido.

Yolo lo esperaba en la salida para ir al edificio donde ambos vivían.

— Yyyyyyy que te dijo?

— Que quería pedirme perdón. Parecía extraño, tal vez... ¿Nervioso?, no lo sé.

— Jaja, ¿lo ves?, Le gustas a Cuauhtémoc. -sonrió de forma pícara dándole pequeños codazos en las costillas.

— ¿Otra vez con eso?, ¿Por qué eres tan terca?

Ari no quería creer eso pero ahora lo estaba empezando a dudar y no por Temo, si no por él.

Dudaba si a él le gustaba Temo.

— Ay, Aristoteles tan idiota, es porque también a ti te gusta Temo y no quieres aceptarlo.

— ¡¿Qué?!.

— Jaja, no te hagas pendejo si bien que sabes que es verdad.

— Y-y aunque así fuera, ¿Qué?, Yo no le gusto a él. -alzó los hombros queriendo restarle importancia.

— ¿Estas pendejo o te haces?

— Óyeme no, aun soy tu tío que no se te olvide muchachita mal criada.

Yolo rodó los ojos.

— Regresando al tema, es obvio que tu también le gustas a Cuahutemoc.

— Que no carajo!!!.

— Eso dices ahora porque no lo quieres aceptar, pero luego hasta van a estar...

Aristóteles la interrumpió.

— ¿Sabes qué?, te regresas sola al edificio.

Pidió la parada de un taxi que justo iba pasando por ahí.

— !No! ¡alto!, ¡¡¡ARISTOTELES CORCEGA TE VOY A MATAR!!!. -Grito Yolo.

[....]

— ¿O sea que le pediste perdón por lo del café?.

Hablo Diego intentando entender todo lo que le dijo Temo.

Hace aproximadamente 5 minutos Cuauhtémoc llego al departamento de Diego diciendo incoherencias.

— Si, y no sabes lo que me costo decirlo.

— Pero valió la pena ¿verdad?.

— Mucho.

Temo suspiro

— Pareces una chica loca enamorada. -dijo rodando los ojos.

— No es verdad.

— Bueno si tu lo dices.





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Atte: Queen

Nerd de mi corazón [Aristemo] (Terminada) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora