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—Entonces, ¿conocerás a tu suegro? —pregunto, Polita.

—Sí.

—¿Y no tienes miedo?. -dijo burlona.

—No mamá, claro que no, solo que... ¿Qué pasa si no le agrado?, ¿Qué tal si no quiere que vuelva a ver a Temo, y se lo lleva?, o si...

—Mi Aris, solo relájate, aun no lo conoces —sonrió.

—Sí, además, ¿que clase de padre intenta quitarle la felicidad a su propio hijo? —añadió Yolo.

—Él mío lo intento —Aristoteles, alzó los hombros.

—Ese... No es el punto.

—Van a llegar tarde si no se apresuran —dijo Polita.

—Tienes razón, bueno, adiós ma' —beso su mejilla.

—Adiós tía —se despidió.

[....]

—¿Aun te duele la cabeza? —pregunto Diego.

—Sí, pero es un dolor soportable, nada grave —sonrió.

—Tengo que ir a hacer unas cosas a la cafetería, ¿puedes quedarte aquí solo?.

—Sí, seguro Aristóteles no tarda en llegar.

—Bien, entonces te dejo —salio del salón, habían llegado más temprano de lo normal.

Temo comenzó a cabecear en su asiento, tenía sueño, no durmió cómodo, tal vez ya se había acostumbrado a tener a Aristóteles abrazándolo.

Puso sus brazos en la mesa, y recostó su cabeza en ellos, cerró los ojos un momento y cuando menos se dio cuenta, alguien susurraba su nombre y lo movía de un lado a otro.

—Temito, despierta, las clases ya casi comienzan —susurro Aristoteles, intentando despertarlo.

—¿Me quedé dormido? —pregunto tallando su ojo.

—Al parecer sí.

—Perdón, no dormí bien.

—¿la fiebre se te quito?.

—Sí, solo me quedo el dolor de cabeza.

—No debiste venir hoy, ¿qué tal si después te pones peor?

—Lo sé, pero no quería quedarme solo en casa.

La clase comenzó, Temo, intentaba prestar atención, pero simplemente no podía. Aristoteles lo noto, pero no dijo nada, solo espero a que la clase terminará.

Caminaron a la cafetería, donde ya estaban Diego y Yolo, sentados en una de las mesas.

—Hola mi shipp favorito, ¿qué le pasa a Temo?.

—Tiene dolor de cabeza —lo abrazo.

—No lo consientas demasiado, o después no dejara de hacerte berrinches —advirtió, Diego.

—Eso no es verdad —reclamo, Temo.

—Claro que si.

—No es verdad, tú solo eres un mal amigo —hizo un puchero.

—Dramático —rodó los ojos.

—Aprendí de ti.

—Bueno ya, los dos son dramáticos, ahora déjenme comer en paz —regaño, Yolo.

—No te estoy agarrando la mano, ¿o si?. -dijo Diego.

—Siguele de payaso, Ortega. -amenazó.

[....]

—¿Pss qué hora es cómo pa' que este chamaco no llegue?.

—Papancho, son las 12, seguro en unas dos horas más llega —hablo la niña.

—¿Vamos al departamento del Diegochas?.

—El también está la prepa, Papancho.

—Ah posi verdad, bueno pues no hay de otra, los esperamos aquí.

[....]

Las clases terminaron, fue un día pesado y sobre todo para, Temo, ya que su dolor de cabeza no se había quitado.

Sentía que le explotaría en cualquier momento.

— Ari, vámonos, seguro Papancho ya llego —apresuró a su novio.

—Ya voy —dijo resignado.

Caminaron rápido hasta llegar al departamento.
Temo, busco sus llaves y abrió la puerta, rápidamente dos niños pequeños lo abrazaron.

—¡Temo! —gritaron felices.

—Hola, calcamonias —dijo feliz, dando un gran abrazo a los niños.

—Papancho esta en la cocina, ven —el niño jalo su mano.

—Julio. Temo, tiene visita —la niña tomó el brazo de su hermano para evitar que lo siguiera jalando.

—Es verdad, perdón, Temo.

—No pasa nada, Julio.

—Bueno, ¿Como se llama el chico? —pregunto la niña.

Temo, tomo la mano de, Ari dándole una sonrisa.

—Calcamonias, él es, Aristoteles... Mi novio —sonrió orgulloso de decirlo. De hecho, era la primera vez que lo decía en voz alta frente a alguien.

Lupita, salto de alegría al igual que Julio.

—¿Novio?, ¿Cuando, donde y por qué?, ¿por qué yo no sabía nada? —hablo de repente uno de los hermanos mayores, Pepe— ¡PAPANCHO! —grito caminando hacia el castaño quien corrió a abrazarlo.

—Que lata pues, ¿qué traen? —pancho salió de la cocina.

—Papancho, ¿como esta eso de que, Tami, tiene novio?.

—Ay pepe, no empieces —regaño julio.

—¿Como que no empiece?, es un bebé y tiene estrictamente prohibido tener novio hasta que cumpla cuarenta —dijo abrazándolo con fuerza contra su pecho.

—Disculpa a mi muchacho, es medio protector con su hermano —Pancho se acerco a Aristoteles, extendiendo su mano en un gesto de saludo— Es un gusto, soy Pancho López.

—Un gusto, soy Aristoteles Córcega.

—Pepe, no soy un niño —se soltó del agarre de su hermano y camino hasta, Ari— Él es mi novio, Aristoteles, y espero que lo trates bien, ¿oíste? —dijo firme más sin embargo, Pepe, no contestó— ¿Oíste? —repitió.

—Sí, sí, aja —rodó los ojos cruzando sus brazos con resignación— Pero aún no está aprobado... Al menos de mi parte —camino a la cocina dando zancadas largas.

—Perdonalo... Es muy protector conmigo.

—Ya lo note.

—Bueno, la comida ya está lista, ¿quieren comer? —hablo pancho.

—Sí, Papancho hizo pizza —corrieron las calcamonias a la cocina.

—¿De verdad? —los ojitos de Temo, brillaron.

—Clarín, andeles pásense —pancho camino a la cocina con los dos chicos detrás de el.













Atte: Queen

Nerd de mi corazón [Aristemo] (Terminada) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora